Señor don Cárlos Martinez:
Siendo tan rico abogado,
Le aconsejo en mis cantares
Que se salga del Senado.
No apoye usted, caballero,
A los hijos de Loyola,
Porque ya no dan en bola
Ni con su mucho dinero.
Mas bien es que deje al clero,
Que va a tener malos fines,
Olvide usted a esos Caines,
No pongas su vida en riejos;
Llévese de mis consejo
Señor don Cárlos Martinez.
No quería usted aprobar
Por nada los presupuestos,
Porque ellos le hacian jestos
Diariamente del altar.
Diga cuál fué su pensar
I qué tenia intentado,
Que de mi está perdonado,
Aunque los cuervos porfían;
Siento que de usted se rían
Siendo tan rico abogado.
Sanfuentes i Balmaceda
Lo atacaron tenazmente
Para acostumbrarlo a jente
I a que entrara en vereda.
Si la lengua se le enreda
Serán dobles sus pesares;
Sus ojos serán dos mares
I su complexion raquítica;
Déjese de la política
Le aconsejo en mis cantares.
Un hombre como es uste,
Tan sabio i tan buen poeta,
Que a tales cosas se meta
Eso es ya negar la fe.
No lo dejo asentar pié
Si se me pone porflado,
Pues yo sin ser historiado,
Cantándole aquí prosigo,
I por lástima le digo
Que se salga del Senado.
Al fin, si siguen joendo
No haremos mas que dejarlos.
¿No es verdad, señor don Cárlos,
Lo que aquí le estoi diciendo?
Me voi a salir muriendo
Sin ver feliz al obrero;
Cúmpleme lo que yo quiero
Como ciudadano bueno,
Pueblo liberal chileno,
No te le rindas al clero.
