En Huirquilemo un bandido
Asesinó a un jugador:
Le dió tajos el hechor
Como a un desconocido.
Hoi él ruje enfurecido
En su oscuro calabozo:
Peor que tigre rabioso
Está con unas cadenas;
Entre congojas i penas,
Encuéntrase el pobre mozo
Estos iban a jugar
Todos los dias de fiestas,
Con sus barajas compuestas
Diariamente a aquel lugar.
Por si pudieran ganar
Ejercitaban sus manos;
Los domingos mui tempranos,
A a todos dando ventajas,
Llegaban con sus barajas
Haciéndose los marranos.
Victor Alcaíno fué
El que a Hernandez le dió muerte,
I hoi reniega de su suerte
El victimario, se ve.
Yo los detalles daré
De lo que se publicó:
La jente se horrorizó
En esos momentos fieros;
Despues que eran compañeros
Pelearon i uno murió.
Del tajo que le pegó
Lo hizo caer de rodilla;
Las tripas en la cuchilla
Enredadas la sacó.
El pobrecito cayó
Al suelo i dió su agonía;
Por tan gran alevosía
Tendrá un castigo mayor,
I en la cárcel el hechor
Pagará su picardía.
Al fin, el dueño de casa
Tomó preso al delincuente,
I presenció mucha jente
La desgracia que ahí pasa.
El infeliz no hizo basa
Porque cayó prisionero;
Desde aquel momento fiero
Fué mui bien asegurado,
I se halla incomunicado
Como un lobo carnicero.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A
