Se dice de que triunfó
El señor don Federico:
Yo como poeta le canto
Las glorias al hombre rico.
Con el tono levantado
El Diario ha seguido hablado;
La Nueva y La Lei callando
Van, según ya me he fijado.
Hoi se espera del Senado
El fallo, bien lo sé yo,
I el que me diga que nó
Le critico sus errores.
Por cuatro votos, señores,
Se dice de que triunfó.
Don Vicente ha renunciado
Porque ve el pleito perdido;
Le pesa haberse metido
Donde no había pensado.
Está tan acalorado
De rabia el hombre, lo indico,
I yo con un abanico
Lo refresco á cada instante,
Aunque ha sido el causante
El señor don Federico.
Son ciento cuarenta i tres
De uno, sin que se pruebe,
I son ciento treinta i nueve
Del otro por esta vez.
Aquí sin ni un interes
La cuenta doi sin quebranto,
Ni nunca formo ataranto
Diciendo siempre verdad.
I al hijo de su papá
Yo como poeta le canto.
A La Lei bien le parece
Ganar, i con ménos suma
Me le oferto con mi pluma
Por si algo se le ofrece:
Puedo atacar a los trece
Aunque no gane ni chico.
Francamente le publico
De lujo i de fantasía
En mi bella poesía
Las glorias al hombre rico.
Al fin, soi errazurista,
Yo no soi conservador;
No esté creyendo el lector
De que aborrezco al reyista;
A los dos en esta lista
Los coloco con esmero.
Digo con tono severo,
Velozmente i de sorpresa,
El uno ama la pobreza,
El otro adora al dinero.
Imprenta, Moneda, 25
