Agua Jesús, le pidió
En Samaria, a una mujer.
Ella le dió que beber
Hasta que la sed quitó
A los treinta años cabales,
Nuestro amante redentor
Enseñó con esplendor
Las verdades escenciales
En los pueblos orientales,
A los hombres humilló.
Despues que los convertió
Con su doctrina cristiana.
A una samaritana
Agua Jesus le pidió.
Con humildad i clemencia
Predicó la lei divina,
En Judea i palestina,
El Sumo Dios de la ciencia,
Con su santa providencia
Revestido del poder,
Sus faltas les hizo ver
Según aquí interpreto.
Le adivinó su secreto
En Samaria a una mujer.
De un gran jentio rodeado,
Por cumplir la profecía,
En aquel solemne dia
Recorria el despoblado,
De todos era aclamado
Por su bello proceder.
La historia nos da a entender
En un escrito en verdad,
Que con tanta voluntad
Ella le dió que beber.
Desafiaba sin recelo
Los tormentos i pesares,
En esos santos lugares
Dando la paz i el consuelo,
Lleno del mas grato anhelo
Su fé viva predicó
Cuando donde ella llegó
Con gran dulzura i contento
Bebió el claro elemento
Hasta que la sed quitó
Al fin corrió presurosa
Sara porque era preciso,
De dar al pueblo el aviso
De la nueva venturosa,
Ella con voz primorosa
Porque pudiesen creer,
Les dijo vengan a ver
Al Mesías Verdadero.
Dió el anuncio primero
Aquella humilde mujer.
