Versos de literatura

  Blanca aurora del oriente,
Trono de la luz divina,
Ya cuando el sol declina
Tú te apagas de repente.

  Nada el arte i la natura
Negaron a su talento,
I con perfeccionamiento
A iluminar se apresura.
Gallardía en su figura
Tiene i despejada frente,
Cuando asoma de repente
Hai que rendirle obediencia;
I alumbra mi oscura ciencia,
Blanca aurora del oriente.

  De luz su pupila llena
Al corazon como bella,
Se asoma en lo alto una estrella
En noche clara i serena;
Disipa la angustia i pena
Con la hermosa verspertina,
Enriquece a la colina
Al salir de su aposento,
I eres tú de nacimiento
Trono de luz divina.

  Es de la mente un tesoro
Porque Dios la diviniza;
Se estiende i se desliza
Consolando el triste lloro;
En su voz, raudal sonoro
Se nota cual peregrina,
I la humilde golondrina
Encumbra el vuelo lijero;
I vuelve a su habitadero
Ya cuando el sol declina.

  El cielo nublado estaba
I la tierra húmeda i fria,
Así entre mí discurria,
Helado el viento soplaba;
Con su brillo engalanaba
Al pajarillo inocente.
Aunque eres tan reluciente
Hermosísima deidad,
Al venir la oscuridad
Tú te apagas de repente.

  Al fin, en lo terrenal
Para obtener la victoria,
Nace en busca de la gloria
De donde el jenio inmortal;
Ella es la esencia cabal
Cuando rompe el denso velo;
Su jérmen no está en el suelo,
Rayo de luna que baja,
De lo alto las nubes raja
Con un tan rápido vuelo.

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