Verso del hijo pródigo
A LO ADIVINO

  Estaba el padre mirando
En el balcon con su anteojo:
Las lágrimas de los ojos
Se le estaban derramando.

  Aquella hermosa mañana,
O mas bien dicho aquel dia,
Parece que él lo veía
De adentro por la ventana.
Con ansia i con mucha gana
En su hijo estaba pensando:
«Bien sabe Dios para cuándo!
Llegará el que anda perdido!»
I sin echarlo en olvido
Estaba el padre mirando.

  Le dió consuelo i placer,
Sintió dicha i alegría,
Cuando lo vió que venia;
No lo pudo conocer.
«Parece mi hijo, a mi ver;
Pero es tanto su despojo!
A mi lado lo recojo
I lo cubro de honradez»
Miraba su desnudez
En el balcon con su anteojo.

  «Padre de mi corazon,
Vengo mui enternecido,
I a su planta estoi rendido,
Concédame mi perdon!
Echeme su bendicion
I olvide usted sus enojos;
Como pisando entre abrojos
He caminado hasta aquí;
Hacerle correr por mí
Las lágrimas de los ojos»

  El padre abrazó a su hijo
Desde aquel mismo instante,
Lo vistió mui elegante
Con un amor tan prolijo;
Nuevamente lo bendijo
I lo siguió festejando.
El pródigo sollozando
En el lujoso oposento,
Las lágrimas de contento
Se le estaban derramando

  Al fin, el pródigo hambriento
Donde su anciano llegó,
De rodillas se postró
Implorando el alimento;
Se lo dió con gran contento
El padre alegremente.
Le digo a todo viviente
Como persona entendida,
Lo que sufre en esta vida
Un hijo desobediente.

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