Horrible crímen en España
EL ANARQUISTA QUE LE DIÓ MUERTE
AL SEÑOR CÁNOVAS DEL CASTILLO

  Triste se encuentra la España
Por la muerte del grande hombre,
Que era de fama i de nombre
Hasta en la humilde cabaña.
Daré, si no se me engaña,
La vida del gran caudillo:
En este verso sencillo
Les digo como humorista,
Le dió muerte un anarquista
A Cánovas del Castillo.

  Dicen de que era mui bueno,
Piadoso i caritativo,
Pero cuando estuvo vivo
Fué del cubano el veneno.
I aquí con sentido pleno
Le dedico este regalo;
Lo he escrito con un palo,
El verso lójicamente,
Para decirle a la jente:
No hai muerto que sea malo.

  Castillo estaba en el baño
Con su mui querida espo
Cuando la mano alevosa
Se presentó a hacerle daño
El no sintió ruido estraño
En aquellos ciertos casos,
Ni le apercibió los pasos
Al asesino imprudente
El cual de un de repente
Le pegó los dos balazos

  Cayó al suelo desplomado
Con dos heridas mortales;
La sangre corrió a raudales
Del pecho del majistrado.
Al poco tiempo finado
Fué el hombre mas eminente;
Toda la España lo siente
I llora su mala suerte,
Ver que le dieron la muerte
Tan vil i traidoramente.

  Al fin, en nuestros terrenos,
Sin motivos i sin causas,
Nos están matando a pausas
Los anarquistas chilenos.
¿Por qué no nos ponen frenos
Si no quieren que hablemos?
Ya creo que no tendremos
Platá i vamos al abismo;
Si cunde el anarquismo,
¡Oh qué infelices seremos!

Nota: Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 8 de febrero de 1828 – Mondragón, Guipúzcoa, 8 de agosto de 1897) fue un político e historiador español, figura capital de la política española de la segunda mitad del siglo xix. Fue asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo.

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