Versos
DE LA LAMPARA MARAVILLOSA:
EL MAGO I ALADINO

  Lámpara maravillasa
De aquel palacio encantado,
Por el dón que Dios le ha dado
Eres del arte la diosa.

  Cuando el Mago africano
Donde Aladino llegó,
Le dijo, lo que lo vió:
Yo soi de tu padre hermano.
Le habló él con pecho ufano,
Con una voz imperiosa;
Sin pensar ninguna cosa
La suerte i dicha buscaba,
Que por nombre la llamaba
Lámpara maravillosa.

  Le contestó Aladino
Al perverso embaucador:
¿Cómo puede, ser señor,
Que yo sea su sobrino?
Pero bien pronto el indino,
Con su instinto malvado,
Ya lo que lo vió engañado,
Por la mañana temprano
Lo condució al suterrano
Del aquel palacio encantado.

  A una hermosa sastrería
Se llevó al sobrino el Mago,
I lo vistió con halago
De lujo i de fantasía;
También ese mismo dia
Dejó el asunto arreglado:
I a la esposa del finado
El le dijo sin demora:
Consuélate, pues, señora,
por el dón que Dios te ha dado.

  Al otro dia el perverso,
Para completar sus fines,
Le fué formando jardines
Hasta la hora de almuerzo.
El muchacho con esfuerzo
Dijo con voz temblorosa:
¡Qué marcha tan fatigosa
Decia, i cansado voi!
I por el jénio Lufoi
Eres del arte la diosa.

  Al fin, con gran prontitud,
Cuando a la puerta llegó,
Le entregó la que lo abrió
El anillo de virtud;
Lo recibió con quietud
I descendió con afan.
Abran la historia i verán
Con prodijio i con agrado,
Porque en ella está grabado
El dueño del talisman.

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