Carta del reo en capilla
ISMAEL VERGARA
A SU DESGRACIADA MADRE

Madre de mi alma querida,
Hoi dia voi a morir.
Que soi un gran criminal
I no merezco vivir.

  Cuando ésta que yo os dirijo
Madre, llegue a vuestras manos,
Ya entre vivientes humanos
No conteis a vuestro hijo;
Porque ya está el dia fijo
Del término de mi vida.
El banco del homicida
Ya empiezan a prepararme
I en él luego iré a sentarme
Madre de mi alma, querida.

  Llegando el funesto dia
En el banquillo afrentoso
Pagaré el crimen odioso
Que cometí, madre mia;
Con mi padre que tenia
Bienes bien para vivir.
Lo hice mártir sucumbir
Ante mi instinto feroz,
I por hecho tan atroz
Hoi dia voi a morir.

  Veintiseis años no enteros
Tenia yo, cuando el hecho
Cometí porque en mi pecho
Ya almacenaba los fieros
Instintos i los groseros
Signos de un mal natural.
Que en el camino del mal
Me han hecho ganar la palma
Ya veis, pues, madre de mi alma
Que soi un gran criminal.

  Pero aquí pregunto yo
De este mi fin, madre amada,
No será culpada en nada
De lo que a mí me pasó.
Usted bien me reprendió
I me supo correjir,
Por el bien, i a que seguir
Recordando lo pasado,
I sé que soi un malvado
I no merezco vivir.

  Al fin, en mi corazon,
Yo siento un golpe mortal,
Miéntras que el trance fatal
Llega de mi ejecucion.
Imploro vuestro perdon
I me despido de vos
Que hoi cesen entre los dos
Nuestros afectos humanos
Adios, nobles ciudadanos.
Adios, madre mia, adios.

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