Crímen horrendo
EN LA CALLE DE MARURI.—EL
MARIDO QUE LE PEGÓ DIEZ PU-
ÑALADAS A LA MUJER, POR
CELOS.

  El marido a la mujer,
Como cualquier criminal,
Diez puñaladas le dió
Con un cortante puñal.

  Vivia tranquilamente
Ella con su fiel esposo,
I disfrutaba del gozo
Sin dar que hablar a la jente.
Quiso el diablo de repente
Tentarla, según mi ver,
Lo principió a aborrecer.
I un gran odio le tomó;
Por eso es que le zurró
El marido a la mujer.

  La victima es Fidelisa
I el victimario es Hilario,
Hombre infame, temerario,
Que andaba hasta sin camisa;
Yo al leer solté la risa
I despues quedé formal;
Pensando en el hecho tal
La mente se me turbó,
I digo que él se portó
Como cualquier criminal.

  La causa es una vecina,
Vieja infame i mui coqueta;
Que no hai donde no se meta
Siempre, formando bolina;
Ella le buscó la ruina
A la Iglesias, bien se yo,
A mas que la aconsejó
Le hizo olvidar sus anhelos;
I él, noblemente por celos,
Diez puñaladas le dió.

  La tal persona aludida
Con entrañas de demonio,
Descompuso al matrimonio,
Porque es una corrompida;
Con cuentos pasa su vida
Aquel satan infernal;
I el viejo como animal
Para salir del empacho,
Tajadas le dió borracho,
Con un cortante puñal.

  Al fin, el pobre viejito
Ya estará en la policía,
Pagando su picardía
O mas bien dicho delito;
La herida, digo i repito,
A todos en jeneral:
Se encuentra en el hospital
En la sala de Dolores,
Echando al aire clamores
Con ayes mas natural.

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