Habian cuatro jigantes
En el reino de Turquía,
Eran por su valentia
Vasallos del almirante.
Cárlo Magno, el soberano,
Propuso un dia en sí mismo,
Llevar el santo bantisno
A aquel imperio pagano;
Partió con gozo el anciano
En los solemnes instantes,
i en todas partes triunfantes
Salieron con gran decoro,
I en el Ejército moro
Habian cuatro jigantes.
Fiando en la Providencia
Los caballeros marcharon,
I a Aguas Muertas llegaron
Sin encontrar resistencia;
La Divina Omnipotencia
Los protejió en aquel dia;
Sin Dios ni Santa María
La cruel morisca peleaba,
I la ignorancia reinaba
En el reino de Turquía.
De todas armas se armaron
I partieron de su tierra;
Con sus máquinas de guerra
Muchos pueblos conquistaron;
La puente a sangre pasaron
I ni uno cara volvia;
Quedó la carnicería
De dos jigantes formales;
Del reino los principales
Eran por su valentía.
Despues de que se tomaron
La Villa, según creer,
Llegó una horrible mujer
Que ha hondazos la ultimaron;
El triunfo allí coronaron
I pasaron adelante,
Los moros con mucho aguante
Combatian por sus leyes,
I fueron, pues, los virreyes
Vasallos del almirante.
Al fin, Galafre i Anfion
Murieron heroicamente,
Defendiendo a la puente
Mas feroces que un leon;
La historia nos da razon
Del modo que se portaron,
Los triunfantes caminaron,
Como en este verso advierto;
Atravesando el desierto
Hasta la torre llegaron.
ROSA ARANEDA