El reo puesto en el banco

  Ya está sentado en el banco
Para ser, pues, fusilado;
El indulto de su pena
Negó el Consejo de Estado.

  El reo Nuñez Manuel
En el cadalso afrentoso,
¡Dios eterno i poderoso
Compadécete de él!
Llega al suplicio cruel
Con acompasado tranco
Para allí servir de blanco;
Digo, escribiendo abatida,
Dispuesto a rendir su vida
Ya está sertado en el banoc

  Se encomendó el pobre reo
Al Poderoso infinito
Que le borre su delito,
Con un justo devaneo.
Yo tengo el mismo deseo
Al ver al ajusticiado;
Penoso i atribulado,
Con trémula mano atienta
El banquillo, i se sienta
Para ser, pues, fusilado.

  Pensó en la Soberana
Al entrar a la capilla;
Con tristeza se arrodilla
Para orar con tanta gana;
Desde esa hora temprana
Se arrepintió en su condena
Cual si fuera Magdalena,
Es un becho al contemplar,
Pues no se le quiso dar
El indulto de su pena.

  La Corte con el Fiscal,
Dió la primera sentencia
Al reo, que sin clemencia,
Por el codigo penal
A la pena capital
Por la lei fué condenado.
Habiéndose ya probado,
Según pública opinion,
La gracia de su perdon
Negó el Consejo de Estado.

  Al fin, cuando llegó el dia,
Despues de que comulgó,
El rco se encomendó
A Jesucristo i María.
De ver su cruel agonía
Se me turbó la memoria;
Pero lo apunté en mi historia
Como justo i perdonado
Dios le dé un lugar sagrado
Allá en la santa gloria.

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