En la noche, un policial,
el domingo ha encontrado
con heridas de puñal
a un hombre asesinado.
En una acequia, encontrado
fue un hombre desconocido,
i que con puñal ha sido,
todo el cuerpo mutilado,
de este infeliz desgraciado
que tuvo muerte fatal;
i que alguien, mui mal
intencionado lo hirió,
al pobre hombre que encontró
en la noche, un policial.
Fué en el barrio de Yungai
i en la calle Torreblanca;
herido con arma blanca;
i así como a un guirigai
lo dejaron, i ni ¡ai!…
ha dicho al ser derribado,
i ni siquiera han pillado
a ese infame criminal
del muerto, que el policial
el domingo ha encontrado.
I ese pobre presentaba
como unas diez puñaladas
i que tan bien asestadas
la atrocidad demostraba
Porque aun sangre manaba,
i al furibundo chacal
que merece de animal
ser tratado, por que el bajo
dió al hombre que a destajo
dió heridas de puñal.
La policia no dá
aun con el asesino
por que vivo i mui ladino
arrancando de ella vá,
i siempre alerta él está
i no duerme sosegado,
que teme ser fusilado
i por eso ha de correr
bastante, despues de haber
a un hombre asesinado.
La señora policia
que siempre se vé que duerme
aun permanece inerme
no busca con gallardía
ni de noche ni de dia
al que hoi criminal ha sido,
i que la culpa ha tenido
por su poca vijilaucia
i no busca con constancia
al que hirió al desconocido.
Calisto Mena