La llegada de monseñor Macchi,
delegado apostólico

    A devolver la visita
Que le brindó don Mariano,
Vino este santo Decano
A esta tierra bendita;
Tambien a hacer su carguita
Viene cual otro Delfratte;
Que no dejó escaparate
Que no vació y alcancia;
Tomando por regalia
En la cama el chocolate.

    Cuando Macchi aquí arribó
Lo recibió el Intendente,
Don Ramon Jara y su jente
Que este señor invitó.
Don Anjel se le postró
Todo lleno de sonrojo,
Convalesciente del ojo
Que de un aire fué atacado
El santísimo prelado
Por hábil de puro antojo.

    En la velada y banquete
Han gastado ya sus miles
Beatos y beatas serviles
Por servir al Gran Bonete;
Por ser de Leon el paquete
Que a Chile envia ofreciendo,,
Miéntras este se está muriendo
De hambre, Macchi hace su carga,
De pesos; luego se larga
A Roma el buen Reverendo.

    Si la Santa Rellijion
Del Cristo Macchi profesa
Reuse con entereza
El regalo en su mision;
Dele vuelta a su bolson
Al hospital y al mendigo,
Y se llevará consigo
De aquí un mar de bendiciones,
En vez de las maldiciones
Cual a Delfratte, su amigo.

    Mas, si sigue recojendo
Chauchas, banquetes, veladas;
Son las mismas embajadas
Que del Papa estamos viendo,
Las que deja pereciendo
Por medio del fanatismo;
De ignorante pauperismo
Del beato y beata ignorante,
Que [ ]en patria amante
Si no en Roma el patriotismo.

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