El terrible romance

El hijo que mató al padre,
    se casó con la madre, fué
    hermano de los hijos i pa-
    dre de los hermanos.

    Lector te relataré
lo que habla un historiador
que nos detalla el suceso
que viene a continuación
que os llenará, de seguro,
de dolor i compasión!
Es el caso como sigue,
escúchalo bien, lector:
Habia en cierto pais
un rei de mucho valor
con una corte suntuosa
de brillante ostentacion
i era de bienes inmensos
jeneroso poseedor.
I como a pesar de todo
no tenia sucesion
adoptó por hijo propio
un pequeñito varon
que en el cerro, abandonado
encontrara un cazador;
ppero este niño era hijo
de otro gran Emperador
de otro pais mui lejano,
yaliente batallador,
que como un brujo le había
predicho como un malon
que su hijo fatal, seria
su terrible matador
i de su madre el marido,
de sus hermanos, el tutor,
eu cuanto nacio, asustado
le encomendó a un leñador
que le quitase la vida
con uua crueldad atroz
i que por seña precisa
le llevara el corazón.
Tomólo el hombre en sus
                                    [brazos
i a su hogar se encaminó
resuelto a hacer lo mandado
con humilde sumision
y i a su mujer cuenta entonces
la órden de su señor;
mas esta buena señora
movida de compasion
le dijo, toda llorosa
tú no harás tan negra accion;
pero el otro le replica:
aftijo mi situación
pues él me puede aplicar
un castigo abrumador
ya lo ves tengo que ser
obediente servidor
Hai un medio que subsana
tu aflijida condición
le dice su pobre esposa;
escucha pues mi lección:
como tú debes llevarle
por poderosa razón
el corazón de ese niño,
que acuse su destrucción,
le sacarás esa entraña
a nuestro hijo que murió
i llevarás este chico
a que lo devore un leon
a la montaña mas alta
que se encuentre al rededor;
así tú habrás conseguido
dar fiel interpretación
al mandato de tu amo
i a las órdenes de Dios
i el marido satisfecho
asi llenó su misión.
El rei quedó mui tranquilo
pero el niño no murió,
porque las fieras del monte
le tuvieron compasion!
Hasta que un dia temprano
lo recojió el cazador,
pasando a una réjia cuna,
creciendo en el esplendor.
Asi llegara a mancebo,
orgulloso i fanfarron
gustando mucho, al magnate
inflijirle humillacion,
hasta que un dia uno de ellos
de paciencia lo sacó
i la humildad de su cuna
con crueldad le reveló.
El mozo guardó silencio
i la verdad indagó
i una vez que ya la supo
del palacio se marchó
sin comunicar a nadie
tan brusca resolucion.
Caminando así al capricho
sin tino ni direccion
se metió por un camino
donde un carruaje encontró
donde venia montado
un orgulloso patron
que al eucontrarlo, la huasca
por la cára le cruzó;
volvióse entonces el mancebo
i con furia lo atacó
i arrojándolo por tierra
la vida le arrebató,
Los campesinos huyeron
i él su camino siguió
i logró llegar a un pueblo
qué habia a la inmediación
bien lejos de sospechar
que aquel a quien él mató
fuera de aquella comarca
su poderoso señor.
Luego llegò la noticla
de ese hecho desgarrador
mas se dijo que su muerte
fué debida a un tropezon
que dió, votando a su dueño,
aquel réjio faeton.
El pueblo lloro su muerte
con justicia la lloró.
Pero pasado algún tiempo
aquello ya se olvidó,
¡que todo dura en la tierra
apenas lo que una flor!
Habia en esa comarca
un «Ogro» atroz i gloton
que se llamaba el Esfinje,
de aspecto horrorizador.
La reina, viuda ya entonces,
le estipuló por ración
una virjen cada año
del mas ilustre blason
salvando así de su furia
la aflijida poblaciou;
i ante tanta desventura,
esa reina prometió,
con aquel hombre casarse
de cualesquier condición
que llegue a quitar la vida
al mónstruo devorador
que el alma le tiene llena
de penas i el corazón
Mas, para lograr tal cosa
no se encontraba otra opcion
que a un problema que ponia
encontrarle solución
a aquel que se equivocaba
se daba muerte feroz
i aquel que le adivinara
seria su matador
Muchos antes lo intentaron
i hallaron su perdición!
El jóven bien decidido
tomó su resolución,
encaminóse a una peña
del jigante, habitacion,
buscando gran recompensa
o dura condenación.
Este salióle al encuentro
i le dijo: dí, simplón,
quién al principio anda en
                                    [cuatro
i poco despues en dos,
para continuar en tres?
El jóven le contestó
el hombre, que anda gateando
en cuanto recien nació
jóven anda con sus piernas
i viejo con un baston!
El «Esfinje» al oir esto
de la peña se arrojó.
El pueblo llamó a este jóven
su grande libertador
i la reina agradecida
su promesa le cumplió,
pasando a ser por lo tanto
de ese pueblo emperador,
a quien trató como a un hijo
con paternal atencion
Pero vinieron mil guerras
plagas i desolación
i el rei afrontarlas supo
i compartir su dolor
con aquel pueblo tan grato
que lo adora como a Dios.
La reina le habia dado
dos niñas, ningún varon.
“Tiresias”, ahi tenia
de la adivinauza, el don;
i quiso el rei consultarle
de tal ruina, la razón.
En vano “Tiresias” mismo
le decia de que no,
le convenia a su dicha
conocer su esplicacion;
pero aquel rei jeneroso
en su tarea insistió
i buscando el bien del pueblo
un castigo señaló
para aquel que fuera causa
de tan terrible afiiccion
i al fin obligó a “Tiresias”
hacer su revelación.
Tú lo mandas, le dijo éste
¡i en sollozos prorrumpió;
sabe Dios cuánto yo sufro
con mi adivina misión:
quisiera no tener lengua
o bien no ser el que soi
que ser de un rei tan grandioso
su severo acusador!
El rei aquellas palabras
ni la reina comprendió
i “Tiresias” conmovido
con lagrimas, esclamó:
“de esta terrible desgracia
solo el causante sois vos,
a vuestro padre matastes
que viajaba en faeton,
marido de vuestra madre,
de tus hermanas tutor
padre tambiende estas mismas
de tus hijos hermano sois!
Aquel que debió matarte
a tu padre traicionó
i con salvarte la vida
su horóscopo se cumplié
por eso el Dios irritado
a este pueblo abandonó
dejándolos umerjido
en dolorosa aflixion!”
La reina al escuchar esto
al instante se mató
con un puñal mui agudo
que en su vientre sepultó;
el rei, por desgracia tanta
ámbos ojos se saco
i por bienestar del pueblo
ese trono abandonó.

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