Fusilamiento
en Santiago de los reos José María Nuñez y
Juan José Oteiza.

De los que a muerte son sentenciados
La hora fatal va a llegar;
Se encaminaron al banco los reos
Con un valor sin igual.

Después que los dos supieron
Los tormentos mas mortales
Fisicos e intelectuales
De que se les anunció
Su muerte, en fin, hoi murieron,
De balas acribillados,
Estos seres desgraciados
Que han pasado tantos dias
Sufriendo las agonias
Del que a muerte es sentenciado

En los dias que han sufrido
De capilla lós infelices
No han mostrado ni un desliz
De no estar arrepentidos
Por varios padres han sido
Ausiliados sin cesar.
Y esta mañana al rayar
El sol un padre les dijo:
“Prepárense a morir:
La hora fatal va a llegar.”

Al poco rato despues
Escucharon sin emosion
La órden de ejecucion
Que el secretario del juez
Les leyó; y con sencillez
Nuñez dijo: las horas no veo
De morir… y ahora creo
Que va a llegar el momento.”
Y en seguida, a paso lento
Fueron al banco los reos.

En todos los circunstantes
Que han ido a ver tal escena:
La angustia, el dolor, la pena
Se dibuja en sus semblantes;
Todos miran anhelantes
Marchar a los criminales
Que llegan ante el fatal
Patíbulo aterrador
Y en él se sientan los dos
Con un valor sin igual.

Ya en el cadalso sentados,
Con mui sencible emosion
A todos piden perdon…
Los padres se hacen un lado
Y al punto el piquete armado
Sus fusiles apuntó…
Una descarga tiraron,
Cuyas balas van de fijo
A dar muerte a los bandidos
Que al señor Hilte mataron.

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