La fiera malvada

RELACION del horroroso caso que sucedió en el pais de Jerusalen, de los estragos que hizo una fiera llamada ANIMAL SILVESTRE cuya forma era como la presente lámina, por la cual toda la jente estaba atemorizada al ver que se perdian muchas personas i toda clase de animales, i por último se descubrió, como verá el curioso lector.

    Préstenme su bendición
Jesús i su madre santa
Para hablar de un monstruo atroz
Llamado Fiera Malvada,
    Formado segun se ve
Su retrato en esta estampa:
Las orejas de caballo,
La boca como una vaca.
    Dos cuernos en la cabeza,
Tambien alas que volaba,
Vestida como tortuga,
I no le entraba bala.
    Piernas i patas de gallo,
Asperones como daga.
Dos alas cual las del pez
Dos palmos i medio largas.
    I los dedos de sus piés
Como ganchos de romana,
Como alfileres el pelo.
La cola como una lanza.
    Hiere con los asperones,
Con la cola, i cada arpada
Era capaz de romper
A un hombre las espaldas.
    Tenia cuando fué muerta
Mas de diez palmos de larga.
De la cola cuatro i medio.
Los cuernos como una cabra.
    Alzábase quince palmos
Al aire cuando volaba;
I parecia un demonio,
Con gritos que horrorizaban.
    Mucha jente se ha comido
En aquella Tierra Santa.
Reino de Jerusalen.
En una Tierra mui aspera.
    Se llama el Monte del Viento,
A doce horas de largada;
I por todo aquel contorno
La jente estaba espantada.
    Desaparecido habían
Personas en abundancia,
Pasajeros, i tambien
Labradores de su ca a
    Todos están aturdidos
Por tanta jente que falta:
Una vez que son perdidos.
Ni vivos ni muertos se hallan.
    Cuando Jesus fué servido
I la Virjen soberana.
Un dia la descubrieron
Dos soldados que pasaban.
    Al hallarse dentro un bosque,
Bajo una peña mui alta,
De una cueva les salió
La dicha fiera malvada.
    Con una especie de ahullidos
Que a los caballos espantan,
I pasmados los soldados
Ambos sus armas disparan.
    No le hicieron ningún daño,
Pues que aun mas indignada,
Saltando sobre un caballo.
Lo destrozó de una arpada.
    Su compañero escapó
En la bestia que montaba,
Que corria mas que el viento,
Hasta que fué a la posada.
    Llegó mui pronto el soldado
A Urben, ciudad afamada,
Donde llora amargamente
Toda la jente admirada.
    Como si estuviese muerto
I con su cara mui blanca,
Un señor le presentó
Una bebida mui guapa.
    Prontamente volvió en si,
Cobró color en la cara,
I entonces les esplicó
Aquella triste desgracia.
    Mui luego le acompañó
Un sarjento hácia la casa
Del señor Gobernador.
Que estaba cerca la plaza.
    Refirióle todo el hecho
De aquella bestia malvada,
Que mató a su compañero
En un bosque en la montaña.
    A mas tambien le esplicó
Del modo que era formada,
Que volaba i que su pelo
Como vidrio le sonaba.
    Prontamente discurrieron
Los que estaban en la casa,
Que la jente que se pierde
Esta fiera se los traga.
    El señor Gobernador
Incontinente les manda
Vayan todos los soldados
I la jente bien armada.
    Se fueron muchos paisanos.
Mas de quinientos con armas,
También jente de a caballo
I veinte carros con viandas.
    El soldado que escapó
De los demas se adelanta;
Cuando llegaron allí,
Se pusieron de parada.
    Al instante los tambores
Tocaron a jenerala.
I aquel monstruo les salió
Con gritos que horrorizaban.
    Embistió como un león;
Le dan descarga cerrada;
Pero nadie la mató
Ni la hirió ninguna bala.
    La fiera mató cincuenta
Con asperones i arpadas,
Y noventa dejó heridos
Con sus poderosas garras.
    Pronto la caballería
Puso la mano a la espada:
Pero no pudo embestir
Por ser la tierra mui áspera.
    Despues se les separó
Fuera el bosque en tierra llana;
I habia un hombre a caballo
Que llebava una gran lanza.
    Al cabo de un largo rato
Embistióla con su lanza
Metiósela por la boca,
Y hasta el vientre le pasaba.
    La boca como un dragón
Abria mientras volaba;
Hasta que murió rabiando
Aquella fiera malvada.
    El hombre que la mató,
De tan alegre que estaba,
Nada bebió ni comió
Hasta que fué a la posada.
    Los muertos los enterraron
Allí en la misma montaña,
Y a los heridos curaron
Cirujanos de gran fama.
    Los que no se hicieron daño
Tuvieron dicha sobrada.
Y contentos regresaron
A Urben, la ciudad mui guapa.
    La fiera se la llevaron
En un carro bien guardada
Custodiada por soldados,
Que nadie fuese a tocarla.
    Llegaron a la ciudad
Puesto ya el sol, i a la casa
Del señor Gobernador
Se fueron a presentarla.
    El señor Gobernador
Mandó que en medio la plaza
Le hiciesen un buen tablado
Y alli pudiesen mirarla.
    Por los pueblos i ciudades
De toda aquella comarca,
Por todo hicieron pregones;
Quien quiera verla alli vaya.
    Ocho dias la tuvieron
Sobre el tablado en la plaza,
Que todo el mundo la viese
Del modo que era formada.
    Tanta jente acudió allí,
Que nadie hallaba posada
Ni viandas para comer
Con dinero se encontraba.
    Monstruo que hiciese mas daño
No le vió persona humana
Mostrándola a todo el mundo,
Siguen a Francia y España.
    Puden perdonar, lectores;
La leyenda es acabada:
El hombre que la mató
Tiene una renta ganada.

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