Dos Escándalos
QUE
Corrompen a la juventud

  Yo, como amante de la mo-
ral y que no me gusta la sin-
vergüenzura, voi a dar cuenta,
a la autoridad de dos escánda-
los que se cometen acá en este
hermoso puerto, el uno es, en
uno de los salones que existen
en Playa Ancha, en dicho sa-
lon hai tres Evas, de estas de
la vida alegre, los nombres de
las hurí son B. E, C, las cua-
les tienen por gala todos los
Lunes vestirse de hombre y
ponerse a remoler a puerta ce-
rrada, a dicho salon cae el
arguenero y el cervecero y con
la ropa de ellos visten las mu-
chachas, una se viste de huaso
y otra de, futre y la otra de
rotito, y los tarambanas se vis-
ten con la ropa de ellas, y así
siguen la cueca, los hombres
vestidos de mujer y las niñas
vestidas de hombres, por eso
seria bueno que alguno de los
jueces mandasen algunos ajen-
tes secretos los dias Lunes a
traer a esas mujeres vestidas
de hombre y los hombres que
se visten de mujer para hacer
los pasear por las calles con
un letrero para que los conoz-
ca la jente, El otro escándalo
que voi a dar cuenta, se en-
cuentra en algunos Fonógrafos,
porque varios de ellos tienen
piezas tan asquerosas, que al
hombre mas salvaje le repug-
naria al oirlas, son tan sucias
y tan obcenas que no hai como
contar dichas piezas faltan
mucho a la moral, porque co-
rrompen a medio mundo, que
tienen la desgracia de aplicarse
los tubos a los oidos, princi-
palmente a los niños chicos, que
son tan curiosos, y toman esos
tubos por oir una cancion o
una cueca, las tales canciones
que oyen son unas barbarida-
des que no tienen parangon,
por eso encargo al señor Do-
minguez, o al señor Santa Cruz,
que manden algún ajente a oir
lo que les digo y veran si es
cierto lo que cuento en mis
versos, uno de ellos vino donde
mí a mandarme hacer un pleito
y porque no le puse herejias
no me lo compró ¿que tal los
tales fonógrafos?

DANIEL MENESES, Poeta Nacional Chileno.
QUEBRADA MARQUEZ NUM. 61

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Sigue el diálogo
ENTRE EL ROTITO DEL NORTE I EL DEL
SUR SOBRE UNA CRÍTICA QUE VAN A
HACER EN VALPARAISO.

  El del sur.—Amigo nortino, le tengo
una nuevecita que contarle: que he
conversado con el tal Daniel Meneses,
i me ha contado que le pasó en Valpa-
raiso, en casa de un señor catedrático,
que dice que es profesor de métrica i
mui entendido en asuntos de métrica i
en la versificacion.

  El del norte.—Amigo, con atencion
i cuidado voi a oirle su conversacion,
porque me creo que interesa, i qué fué
lo que le pasó con dicho señor al poeta,
que así lo llamaremos nosotros, que
sabemos apreciar los trabajos que se
hacen en Chile por hijos del pais.

  El del sur.—Aquí entro a contarle.
El tal catedrático lo hizo llamar con
uno de los vendedores de versos del tal
Meneses, diciéndole al muchacho: que
venga tu patron i me traiga una colec-
ción de todos los versos que tenga. Yo
se los compro todos. Fué el poeta, lle-
vando 140 versos distintos, cuando lle-
gó donde el catedrático, que así le dijo
que se llamaba. Principió a darle lec-
turaa los versos i a criticárselos, i el co-
chero esperando al poeta, Donde encon-
traba un verso en prosa, ¿i éstos son
suyos hechos por usted? el poeta con-
testaba: Sí, yo los hago.

  El del norte.—Es decir que dicho
señor catedrático hizo llamar al poeta
para embromarlo i hacerlo perder el
tiempo i preguntarle cosas que él no
sabia, porque despues de hora i media
de conversación, le iba a tomar siete
versos, i el poeta le cobró 20 centavos
por cada uno. El le ofreció 10 centa-
vos. Le dijo el señor catedrático que
los versos eran para otro señor que
también se negó para darle su nombre.
Lo que le dijo que eran para hacer
una critica i censurar la poesía chilena.

  El del sur.—Amigo, el futre ese
no ha de ser mui jente i caballero,
puesto que se puso a reparar o mas
bien dicho a criticar lo que él no sabe
talvez componer; es que será partidario
de algún español, porque a los españoles
les han dado por la vanidad que ellos
no mas son poetas; ellos escriben cual-
quier cosa i llaman versos, pero no son
versos los que venden, son entonacio-
nes porque no se arreglan a ninguna
medida de métrica, Por eso, si llegan
hacer la critica, van a criticar ni lo
que ellos mismos comprenden; el ser
profesor de métrica i gran catedrático
no es ser poeta i saber hacer versos,
porque los poeta no se hacen, los poe-
tas nacen con la inspiracion.
       (Continuará)

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Mas detalles
SOBRE EL TEMPORAL I LA PRO-
TECCION A LA CLASE DESVA-
LIDA

  Vuelvo aquí con el corazon
partido de dolor, a seguir la na-
rración que quedé en el otro nú-
mero, que les iba hablando sobre
los estragos que los temporales
han hecho en todo Chile, en Val-
paraiso han sido mui terribles
los estragos que han hecho las
aguas del mar, lo mas triste ha
sido ver las inundaciones de las
hermosas calles, que han quedado
llenas de lodo, intransitables, que
no se puede andar por ellas.
Otro cuadro conmovedor se vió
en el mismo Valparaiso: una casa
que se vino al suelo a causa de
tanta humedad, aplastando a
nueve infelices moradores, los
cuales murieron instantáneamen-
te; ha sido la miseria en el bajo
pueblo mui grande, causa que se
han inundado tantos almacenes,
si hubiese seguido el temporal,
varias personas habrian talvez
perecido de hambre, pero el Su-
premo Hacedor viendo tanta ca-
lamidad, ha hecho, con su infi-
nito poder, detener las inunda-
doras aguas, i mandó al astro del
dia, a ese sol brillante, que atra-
vezase los nublados i mostrase
sus brillosos i calentadores rayos
a los séres vivientes de esta pro-
gresista tierra, que se encontra-
ban entumecidos por unos hielos
que eran casi glaciales habién-
dose ya deshecho los nublados,
apareció ufano en su órbita pla-
teada, el rei de los firmamentos
secando la humedecida faz con
sus calentadores rayos.
  Lo sucedido en nuestro veci-
no puerto, ningún pintor, por
mas hábil que sea para manejar
sus pinceles, habria sido suficien-
te capaz para pintar un cuadro
con todos los sufrimientos i tor-
mentos de esos pobres moradores.
  Cuenta la prensa que casi no
ha quedado casa que no se ha
inundado i la mayor parte de
ellas han quedado desplomadas,
amenazando con darle muerte a
los transeuntes que pasan por
cerca de ellas, i de esto ¿qué dirá
la autoridad?, dirá pronto, i da-
rá órden de que todos esos edi-
ficios se principien a demoler sin
pérdida de tiempo, para evitar
nuevas víctimas que puedan ha-
ber, i así tendrán los gañanes i
artesanos trabajo en que ocupar-
se i no pasarse en las chicherías
cegados en el vicio de la borra-
chera, que es como se hace el
honrado un criminal, convirtién-
dose en asesino, que muchas ve-
ces he visto que por causa del
malvado alcoholismo, marchan
honrados obreros al patíbulo
afrentoso a pagar un crímen co-
metido por él. Por eso habiendo
trabajo i que no trabajen es un
error que cometen los hombres
que saben conocer la razón; para
mí es una lástima que se dejen
dominar por el vicio de la em-
briaguez.
  Tambien pido en este articulo
a la autoridad de Santiago, que
autorice a los dueños de edifi-
cios demolidos, que les pongan
trabajo para que nuestros pobres
tengan como ganarse el sustento
para ellos i sus familias, i así
evitarán los gastos que estan ha-
ciendo con tenerles asilos i olla
del pobre que se llama donde les
dan de comer a tantos hombres
buenos i sanos que pasan de va-
gos esperando la hora para ir a
recibir la ración que les dan.
Uno de estos menesterosos, cono-
cido mio, vino a mi casa i me
dijo que estaban cometiendo un
crímen mui grande los pobres
con los que les hacen la gracia
de darles por caridad alimento i
ropa para que abriguen sus he-
lados cuerpos, Me dijo que él
[cono]cia a varios de estos que se
estan manteniendo de la limosna,
que van última hora para que
les toque en crudo, i ya lo que la
sacan van i la venden por lo que
cae, i esta plata se la beben en
guachucho, porque estos son los
que estan mas acostumbrados a
la embriaguez que a la comida.
Estos que estan haciendo lo que
cuento aquí, si se les ofrece un
plato de comida o un vaso con
vino o aguardiente agarran el li-
cor primero, porque lo apetecen
mas que el alimento. Igual cosa
pasa con las mantas, botas i otras
ropas que se les dan, que todavía
no las reciben cuando pasan a los
despados para ser cambiadas por
el malvado alcohol, i despues
vuelven a ir a pedir mas, dicien-
do: que a ellos no les han dado
las que les dieron, estan cam-
biadas por licor.
       (Continuará)

DANIEL MENESES
Poeta Nacional Chileno.—Calle de Morandé, Núm. 955

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Completos detalles
de los estragos causados en el sur
por el temporal.

  Yo, como chileno que soi i
amante de mi patria i del bienes-
tar de mis compatriotas, aquí,
con el corazon partido de dolor i
de tristeza, voi a dar algo a sa-
ber de lo que están sufriendo
nuestros queridos hermanos en
las fronteras con los terribles
aluviones caidos en este invier-
no, donde por ser tanta el agua
que ha caido, todos los rios han
llenado sus cauces, i ya no pu-
diendo sostener los embates de
las corrientes, han salido de ma-
dre i se han estendido por los
campos, inundando i llevándose
por delante cuanto han encon-
trado a su paso. Muchos pueblos
se han perdido totalmente, pues
han quedado los terrenos tras-
formados en cascajales, como si
en ellos nunca hubiese habido
casas, Por la pérdida de tantos
pueblos, han quedado cientos de
miles de familias sin abrigo i sin
hogar, aun sin tener un pan que
llevar a la boca ni como darles
a sus hijos que lloran de ham-
bre i tiritan de frio. Ha sido
para esos infelices moradores de
las fronteras como un diluvio
universal, de esos que figuran en
las leyendas biblicas, donde se
dice que el Supremo Hacedor
quiso castigar a los perversos
mortales con un aluvion tan te-
rrible, que no quedaron partes
en la tierra que no se inundaron;
así ha sido este invierno para los
pobladores del sur, que han per-
dido los habitantes tantos cien-
tos de miles de pesos. Ahora se
me hace necesario preguntar: que
cuáles son las personas caritati-
vas de tantas que hai en Chile
de esas que se dice que son cató-
licas, apostólicas i romanas, que
en nombre del Crucificado hayan
abierto sus cajas i maletas para
sacar los dineros que le han usur-
pado al pobre pueblo ignorante,
para esparcirlos entre esos infe-
lices que han quedado a la incle-
mencia, solo esperando la protec-
ción del Gobierno, que con acuer-
do de los diputados i senadores,
les han mandado ciento cincuen-
ta mil pesos, que creo que no les
ha tocado ni de a uno.

       (Continuará).

DANIEL MENESES
Poeta Nacional Chileno.—Calle de Morandé, Núm. 955

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Gran temporal en Chile
DE VALPARAISO A LAS FRONTE
RAS.—ENORMES PERDIDAS
DEL ERARIO NACIONAL I DE
MUCHOS RICOS PARTICULARES.

  Casi con el sentido perdido,
entro a escribir estas lineas en
estos momentos tristes i conmo-
vedores que nos encontramos,
donde llegan partes telegráficos
de todas partes a la capital anun-
ciando los estragos causados por
los grandes i terribles aluviones,
lo mas triste i conmovedor es lo
que sucedió con el tren de pasa-
jeros que hace la carrera entre
Melipilla i Santiago, que segun
el anuncio de la prensa, dice que
iba el domingo con mas de cin-
cuenta pasajeros, entre primera,
segunda i tercera clase, al llegar
al puente del Mapocho que está
en la línea férrea entre Talagan-
te i San Francisco del Monte,
llegó a dicho puente marchando
tranquilamente, cuando en la os-
curidad de la noche se hunde la
locomotora con todo el convoi;
qué seria para esos infelices que
iban en los tranvías en esos crí-
ticos momentos, al verse envuel-
tos entre las aguas del caudaloso
Mapocho, sin hallar para donde
cortar los que sabian nadar, todo
fué en ese momento de confusion
un ai i un lamento i el clamoreo
de voces pidiendo socorro, mucha
jente piadosa corrió esa noche al
lugar de la catástrofe para ver si
podian salvar a los náufragos,
que batallaban con las aguas en-
tre las impetuosas corrientes,
buscando la salvacion. Cuentan
los que se encontraron esa noche
a orillas del rio, que era un cua-
dro conmovedor que hacia enter-
necer a los corazones mas empe-
dernidos, Cuántos padres de fa-
milias no han perdido a sus hi-
jos, cuántas hermanas a los her-
manos, la esposa al marido i el
marido a la esposa; este es un
dia de duelo i de luto para la na-
cion, otra hecatombe mas para
agregar a la historia para que
vean los que van a venir despues
de nosotros, Aquí, como buen
chileno que soi i creyente del in-
visible Hacedor, aquel Dios de
bondad i de misericordia, pido
en nombre de él a las personas
piadosas heredadas de la fortuna,
que es menester que hagan algo
por la clase proletaria, que es la
que sufre mas miserias i calami-
dades en estos momentos que doi
al público estos versos con la ro-
gativa a la Vírjen del Cármen.
       (Continuará).

DANIEL MENESES
Poeta Naciona Chileno.—Calle de Morandé, Núm. 955

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Sigue el diálogo
ENTRE EL ROTITO DEL SUR I EL DEL
NORTE.

El del norte.—Digame mi amigo arri-
bano, acábeme de contar todo el escán-
dalo policial, que me precisa el saber.

  El del sur.—Amigo, de lo que me
dice que le diga no tengo inconveniente
en contarle todo, el tal Money, como le
dije que habia salido en libertad bajo
de fianza, creo que ha quedado paseán-
dose por las calles, libre i dándose el
tono que se dá todo honrado, i al pro-
ceso le habrá echado tierra el juez su-
mariante; han hecho con este escándalo
lo que hacen los gatos que tapan con la
manito lo que botan por mala parte,
porque en los diarios no he visto toda-
vía la sentencia firmada ni por el juez
ni por los ministros de la Corte hasta
hoi 9 de Febrero, mas me creo que esto
va a quedar para calladito; este asunto
viene a ser lo mismo que los pleitos de
casados, que parace en lo que se
dicen fueran a quedar mal para siem-
pre, lo cual que si pelean en la mañana
en la noche quedan bien.

  El del norte.—Verdad mi amigo lo
que me dice porque el señor Avila Mo-
ney es empleado público, porque era
comisario i hombre bien acreditado i
bien relacionado con los señoritos de
la aristocracia i no es justo castigar a
un empleado de la talla del señor Mo-
ney, por eso me creo que el señor juez
del crímen que le toca sentenciar en
en este crímen se ha hecho desenten-
dido; es la opinion del pueblo talvez:
pero yo soi de parecer que no esa sí
porque el señor Mátus es un hombre
serio i recto para castigar a los delin-
cuentes que caen en sus manos; mas
cuando son ladrones i asesinos, porque
si el señor Mátus no dicta sentencia
castigando a estos criminales, es decir
que se hace amparador de los hombres
malos i eso no mandan las leyes; las
leyes deben ser parejas, porque hai
un dicho la lei pareja no es dura; en mi
opinion soi de parecer que asi como los
jueces son tan cumplidores en la leyes
para con los pobres, deben de ser igual
para con para con los ricos, así si que me gusta-
rían las autoriadades chilenas; entónces
no se verian tantos escándalos en nues-
tra clase menesterosa sino mas que por
ser pobre.

El del sur.—Paulino, espero que no
ha de ser tal como tú dices en este es-
cándalo policial; han de castigar a es-
tos malos hijos de Chile, para que los
ignorantes que roban con necesidad los
jueces son sin piedad para castigarlos,
porque si se comete un hecho criminal
toman una cáfila de rotos por sospe-
chas i los siguen martirizando i mu-
chas veces los ponen a una máquina
que llaman la prensa, mas no sé si será
cierto i serán de malas lenguas los es
cribidores de algunos diarios grandes i
en ese aparato los hacen decir la verdad a
la fuerza; muchas veces los pobres se
echan la culpa porque no pueden
aguantar los suplicios, porque con las
flajelaciones se acriminan, i se echan
la culpa, i dicen si es asesinato yo lo
ultimé, i si es robo dicen yo lo robé i si-
guen pagando las habas que se comió
el burro; yo quiero creer que existe ese
aparato, porque he visto en los diarios
algunos flajelados en las comisarias; es
donde se ve esto según la prensa seria
a la que se le puede creer.

El del norte.—Si se comete este bar-
barismo por nuestras autoridades no
es justo, porque Chile es un pueblo ci-
vilizado, poco menos que los de Europa
i Estados Unidos, i si es asi deben de
evitar este escándalo; dejo este asunto
para cuando se vea la sentencia en los
diarios; a ver qué va a salir del tal es-
cándalo policial i ahora paso a contarle
amigo de un asilo que se ha establecido
para los muchachos suplementeros, don-
de todos tienen alojamiento i cama pa-
ra que voten sus huesos que daba lás-
tima verlos en la noche amontonadi-
tos unos sobre otros, en los asientos
que hai en la Alameda i muchas veces
en las puertas de las casas particulares
con el diarito bajo del brazo, calentán-
dose unos a otros con la exhalación de
sus cuerpos; esto del asilo de la infan-
cia para los niños desvalidos es una cosa
mui buena que a todos los que conocen
a los suplementeros lo tendrán a bien;
yo digo que así como han hecho esto
debian hacerlos matricular a todos para
que se conocieran todos.

El del sur.—Pero amigazo, hai dos
clases de muchachos; acá en santiago,
unos se ocupan de vender diarios i ver-
sos, i los otros es una sociedad denomi-
nada la palomilla, por La Nueva Re-
pública; i hai otra que es la comparsa
que se deriva de la primera; estas dos
clases de niños se llevan estudiando
picardías i ajitándose las manos, i ejer-
citándose en el lo lo de robar, porque
viven en el raterismo todos estos niños
harapientos. Ya La Nueva, ha dado
cuenta de este ladronismo varias veces,
i la autoridad no ha puesto ni un re-
medio en estos hijos del mal. Los co-
misarios debian de dar órdenes a sus
guardianes, i el jefe de la pesquisa de-
bía de hacerlo lo mismo, dar órdenes a
sus ajentes que sigan recojiendo a to-
dos esos vagos i encerrarlos en alguna
casa, i así sacarán a unos buenos hom-
bres honrados i amantes del trabajo,
porque donde los encierren los han de
enseñar a trabajar, i que aprendan cada
uno unnoficio, ellos llegando a hombres
agradecerán este servicio que les hagan.

El del norte.—Compinche, es mui
justo lo que usted dice, pero debían de
hacerlo como nosotros pensamos, ma-
tricular a todos los vendedores, tanto
de diarios como de versos i que cada
uno cargue una tarjeta que así se
conozca cuáles son los vendedores, i los
que viven de la flojera trabajándole a
ño Valdes, i afilándose las uñas para
agarrar lo ajeno. Así conocerian en el
asilo a los niños trabajadores i honra-
dos, porque cada uno debe de presentar
su tarjeta a los cuidadores, porque yo
soi de parecer que si les dan entrada a
todos, alojarán ahí ladrones i honrados;
entónces la casa del Asilo para niños la
convertirán en guarida de ladrones i
rateros, con la dicha tarjeta tendrán
para acreditar su honradez i pasearse
por las calles sin temor que los tomen
presos i los hagan pasar mala noche en
la comisaria; hágalo como yo digo la
policia, i se evitará el raterismo i que
anden escandalizando con sus carnes al
público.
       (Continuará)

DANIEL MENESES—Poeta Nortino, Morandé 8-A

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UN CRIMEN
QUE DEBE DE CASTIGARSE

Al entrar a escribir estas lineas me
tiembla la pluma en la mano i hasta
se me quiere caer, i si la pluma tiem-
bla es porque el pulso está tembloroso,
pienso i digo yo mismo qué periodista
habrá que escriba en estos momentos
críticos que nos encontramos, que no
se horrorice al pensar en nuestro go-
bierno antipatriótico que tenemos, to-
do el que escriba en estos dias i que
sea chileno, nacido en esta bella patrial
tan progresista, como industrial, ten-
drá que maldecir una i mil veces a su
Excelencia el señor Errázuriz, i a dos
de sus ministros, i a los que mandó a
Buenos Aires de delegados, a defender
nuestros limites de la Puna de Ataca-
ma, terrenos que le costaron tanta san
gre a Chile para conquistarlo i ahora
que hayan venido estos tránsfugas
traidores, que han traicionado a su par-
tido, han tenido el cinismo i sinver-
güenzura de entregarlos a la Repúbli-
ca Arjentina, como que en algún tiem-
po hubiese sido de ella la Puna del
Atacama, es de Chile porque la con-
quistó por su bueno despues de haber
perdido miles de chilenos en la guerra
Perú-Boliviana, por conquistar esa par-
te que se llama la Puna, i ahora que
se la vengan a entregar a los señores
arjentinos.
  Fíjense los chilenos que son 70,000
kilómetros los que les regalan a los 
arjentinos, por un abrazo que le dió el
chico de la Moneda, al Presidente Ro-
ca, en la entrevista que tuvieron en
Punta Arenas.
  No son dos, ni tres leguas las que
perdimos, son cientos de leguas, i no
es propio que dejen nuestros pueblos
que se la lleven ellos porque es una
ofensa que se le hace a la nacion, al
ejército i a la marina. Esa parte que
perdemos recien de nuestro territorio
es una porcion de terreno valioso para
Chile.
  Si en el tratado del ochenta i uno se
le entregó la Patagonia, fué porque
nuestro Ejército volvia recien de la co-
losal guerra que habia tenido con las
dos naciones del norte, i llegaba fati-
gado i rendido por la larga jornada
que habia hecho a las costas del Perú
  Tenia que celebrar sus glorias i sus
triunfos que se habia ya ganado en
tantas batallas que habia peleado con
un ejército el doble mas que el de no-
sotros, Por eso fué que le dimos la Pa-
tagonia; no se la dimos por miedo, se
la entregamos por descansar un tiem-
po de las fatigas de las grandes mar-
chas que habiamos hecho para hacer
humillarse a nuestras plantas al ejér-
cito cholo, que estaba tan ufano en sus
posesiones, i que la contaban tan se-
gura esos maricas de vencernos; i lo
cual que con nuestros rotos se les tur-
bó. Así como les pasó a los peruanos
i bolivianos, estamos seguros que tam-
bien les puede pasar a los bullangue-
ros cuyanos, que están tanto tiempo
por pegarle a Chile i hasta el presente
que escribimos no se han animado.
  Todavia todo se les va en hablar i
meter bulla i comprar armamento de
infantería, caballería i buques de gue-
rra para que se lo traguen las aguas,
sin entrar en combate, como serán de
prácticos los marinos que tienen en su
escuadra cuando en cualquier parte
encallan o chocan contra una roca, par
ra quedar inservible.
  El noventa i uno tuvimos de Pre-
sidente a un chileno amante de la pa-
tria i no como el fantoche que tene-
mos hoi en la silla que se sentó el gran-
de hombre José Manuel Balmaceda. I
estos sarcasmos que hemos tenido de
presidentes despues del nefando triun-
fo del noventa i uno, debian haber sido
sentados en bancas de palos de sauce
de ese árbol que no da frutos ni pro-
ductos, i que solo sirve su madera al
gunas veces para echarla al fuego.
  Así han sido los dos presidentes que
hemos tenido, que no han dado ningun
producto a la nación, ni la han hecho
progresar.
  I este que tenemos ahora lo que ha
hecho, ya apesta, porque lo que quiere
es la miseria para la nación, i quiere
que seamos humillados por otros paí-
ses estranjeros.
  I qué hacen los pueblos que no des-
piertan de ese sueño en que están ale-
targados i se reunen todos en un mis-
mo dia i se pre[s]enta a la Moneda a ha-
cerle ver a su Exce encia i a sus Minis-
tros qué tienen pensado en su admis-
nistración o mas bien qué quieren ha-
cer con nuestro madre patria que la
están haciendo pedazos para entregár-
sela a los valientes arjentinos, que ufa-
nos se pavonean en el oriente diciendo
que de miedo le hemos entregado la
Puna. Mañana se les va antojar que
les demos toda la frontera hasta Con-
cepcion i se la daremos.

Daniel Meneses,
Poeta Nacional.
MORANDÉ, 8 A.
Imprenta: Moneda, 1027

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SIGUE EL DIALOGO
ENTRE EL ROTITO DEL NORTE
CON EL DEL SUR

  El del sur.—Quedamos en el otro
número, mi grande amigo que iba
a principiar contándole algo de los
delegados chilenos que fueron a
Buenos Aires.
  Le contaré pronto, pero primero
le diré que en la imprenta «Chile»
dejaron el diálogo malo, porque la
conclusión del segundo número la
pusieron al principio del primero.
No es culpa del poeta, es falta del
que compone las columnas de los
versos; pero seguiré con mi narra-
ción de los cinco caballeros chilenos
que fueron delegados á defender
nuestros terrenos.
  Se han dado varias conferencias;
pero nada se ha sacado en limpio,
porque el señor Mac-Iver se les ha
afirmado en las teorías de don Die-
go Barros Arana.
  Viendo que nada conseguian,
nuestros representantes ni los otros,
hallaron por conveniente someter
los deslindes de la Puna al arbitraje
i nombraron, como todos los chile-
nos i los arjentinos lo saben, de
juez árbitro al señor Buchanan, mi-
nistro plenipotenciario de los Esta-
dos Unidos. Yo soi de parecer que
el ministro yankee, va a dar lo mas
de la Puna a los cuyanos.
  El del norte.—Es mui verdad,
compañero, porque los norte ameri-
canos aborrecen a los chilenos, o
mas bien dicho, le tienen envidia a
Chile, porque es el pais mas indus-
trial de sud-américa, i ha progresa-
do tanto en tan pocos años.
  El enojo de los yankees es desde
el tiempo que pelearon los marinos
del Baltimore con los marinos chi-
lenos en Valparaiso i que salieron
en la refriega varios muertos i he-
ridos i que por eso quisieron decla-
rar la guerra a nuestro gobierno.
  No tenian vergüenza los señores
de la Amériea del Norte hacerle la
guerra a un pais tan chico como el
de nosotros i ellos siendo un pais
tan grande; hasta que Chile les pa-
gó las pérdidas que tuvieron, i hoi
se ha puesto nuestro litijio de la
Puna de Atacama en manos de Bu-
chanan, por eso hai parecer que el
yankee se la va a dar a los arjenti-
nos, pero si se quedan con nuestra
Puna, que le costó tanta sangre a
Chile para conquistar esa parte en
la guerra con el Perú i Bolivia, si
la entregan los delegados i no la
defienden, yo seré el primero que
daré el grito de guerra e invitaré a
mis hermanos a los cuarteles.
     (Continuará)

Daniel Meneses,
Poeta Nacional.
MORANDE 8-A

Imp. del Comercio. Moneda, 1027

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