Contestacion de la dama.

    Pajarillo, que enseñado
De otro pájaro maestro,
Vienes a implorar mi agrado:
Mira que aunque cantas diestro,
No me gusta tu trinado.

    Este papel sin cuidado
Has de llevar en el pico
Al mismo que te ha mandado;
I advierte que te suplico
No le dés disimulado.

    No le intentes consolar,
Sino con irritación
Procúralo atormentar.
Dile que mi inclinación
Se ha mudado a otro lugar.

    Que con su nueva querida
Se divierta i se consuele,
Que le cante i que le pida,
I a mi tribunal no apele,
Porque estoi mui ofendida.

    Si lo encontrares dormido,
Procura quitarle el sueño;
I dile, aunque esté rendido,
Que si él tiene ya otro dueño,
Yo tengo ya otro querido.

    Este recado le dés,
Aunque le inquietes i asustes,
Porque lo que yo quiero es
Que le ofendas i disgustes,
I no te mande otra vez.

    Si tú quieres ser mi amigo,
Nada suyo tú me abones;
I pues eres fiel testigo,
Dile todas mis razones
Conforme yo te las digo.

    Si pone triste el semblante
Cuando sepa mi rigor,
Dile que sufra i aguante,
I espere muerte mayor
Si se me pone delante,

    Dile que vivo i no muero.
I aunque más tierno me arguya,
Que ya ni mirarle espero;
I en fin, para que se escluya,
Dile que ya no le quiero.

    Dile, sin que de él te apiades,
Que el tratar a su placer
Con unas i otras deidades,
No quiera hacerme creer
De que son casualidades.

    El, con mucha libertad,
Con todas quiere ligarse,
Ofendiendo mi bondad,
I luego quiere escusarse
Con que fué casualidad

    El que con toda maldad
Ha estado entrando i saliendo
En casa de una deidad
A quien está manteniendo,
¿Es esto casualidad?

    El que enfrente de un balcon
Se está en pié más de una hora
En grata conversación
Con una cierta señora,
¿Es esto mera atencion?

    Al que sin necesidad
Todas las noches se encuentra
Como alcalde de hermandad:
Aquí sale i allí entra,
¿Es esto casualidad?

    Empuñando su baston,
Con la vecina de enfrente
Entabla conversación,
I sale con ella al puente.
¿Es esto mera atencion?

    El que con su autoridad
Remite escritos mui suaves
A la hermana de un abad,
Dime tú, que de amor sabes,
¿Es esto casualidad?

    El ir con profanidad
A comprar un buen reloj
A su dama o su deidad,
I dárselo, i no por Dios,
¿Es esto casualidad?

    El sentir la enfermedad
Que tiene su fulanita,
I el ir con facilidad
A verla estando solita,
¿Es esto casualidad?

    En fin, tener falsedad,
Gastar segunda intención
I no guardar lealtad.
¿Es esto mera atencion?
¿Es esto casualidad?

    Que no espere de mi labio
Ni aun el más leve favor,
Que con razón dijo un sabio:
«Donde se acaba el amor,
Ahi principia el agravio»

    Dile que ya para nada
Tiene que darme disculpa;
Que ya estoi desengañada,
I que yo tengo la culpa
Por haberle dado entrada.

    Que prosiga en sus manías
I en sus perversas costumbres
No quiero entrar en porfías,
Ni pasar mas pesadumbres
Ni aguantar mas picardías.

    Ya sabe que yo me fundo
En llegando a aborrecer;
Que me juzgue en lo profundó.
I como si tal mujer
No hubiese habido en el mundo.

    Dile que se cansa en vano
En pedirme i suplicarme.
Porque un hombre tan villano
No ha de volver a engañarme,
Porque ya le doi de mano.

    Dile que pues lo ha querido,
No ponga aqui más los piés,
I tenga bien entendido
Que lo que fué, desde hoi es
Como si no hubiera sido.

    Dile que estoi enterada
De lo falso de su amor,
I que no le creo nada;
En fin, dile a ese traidor
Que hasta su nombre me enfada.

    Dile que no me arrepiento
De lo que te estoi hablando,
I que con conocimiento
Confiese que está espirando
I que haga su testamento.

    Dile que cordial no espere
Más que el veneno que ve;
I puesto que así lo quiere,
Que gruña, que rabie i que
Se muera como pudiere.

    En fin, dile en conclusion,
Que se rompió la cadena,
I que no hai composición,
I que a su culpa es la pena
El no tener compasión.

Ver lira completa

Carta amorosa de un galan a su dama.

    Pajarillo que volando
Surcas el viento lijero,
Aqui te estoi aguardando,
Que has de ser el mensajero
De una alma que está penando.

    Este papel con cuidado
Has de llevar en el pico
A mi dueño idolatrado,
I advierte que te suplico
Se lo dés disimulado.

    No te has de sobresaltar,
Sino que con discreción
Trátala de suavizar;
Dila que de mi pasión
Jamas llegará a dudar.

    Si la encontrares dormida,
No la interrumpas el sueño,
Que, aunque de dolor rendida,
Es siempre el unico dueño
De mi alma i de mi vida.

    Llega rendido a sus piés,
Háblala con mucho tiento,
I con tu vista cortés.
Observa sus movimientos
Para que aviso me dés.

    Si pone alegre el semblante
Cuando le digas mi amor.
Vuelve volando al instante,
No aguardes a mas favor,
Que esto para mi es bastante.

    Si demuestra algún enfado
O la vieres desdeñosa.
Por qué he de ser yo el culpado?
Por qué ha de estar rigorosa
Con quien motivo no ha dado?

    Pero nó, no se lo digas;
Dila que su amor espero,
Dila que tengo fatigas;
En fin, dila que la quiero
I si es su gusto prosigas.

    Si muestra su indignación
Porque con otra deidad
Me encontró en conversación,
Di que fué casualidad,
I sólo mera atencion.

    Mas, si no obstante te estrecha
Aquel rostro peregrino,
Con su fundada sospecha,
No te pongas en camino
Sin dejarla satisfecha.

    Dila que suspiro i lloro,
Dila que vivo muriendo,
Dila que no me mejoro,
Dila que estoi padeciendo
Porque la quiero i la adoro.

    Si niega el conocimiento
Porque no me despedí.
Dija que mi sentimiento
Me puso fuera de mí
Con la fuerza del tormento.

    Dila que siendo tan bella,
Que me remita el perdon,
Porque se anubló mi estrella
I no tuve corazón
Para despedirme de ella.

    Si porque yo estoi ausente
Piensa que la he olvidado,
Dila que en mi amor ardiente,
Aun cuando mas retirado,
La conservo mas presente.

    Mas, si de ti se desvia,
Dila que cuando me hablaba,
Se acuerde que me decia,
Que si yo no le faltaba,
Ella no me olvidaria.

    Si dice que me olvidó
Por consejos que le daban,
¿Para qué me aseguró
Que los montes se mudaban,
Pero su firmeza nó?

    ¿Qué se ha hecho aquél citarme,
Aquel suspirar por verme,
Aquel deseo de hablarme,
Aquel mirar por quererme
I aquel sentir por gozarme?

    Si acaso ya se ha cansado
De mi amistad cariñosa,
¿Por qué he de ser yo el culpado?
¿Por qué ha de ser rigorosa
Con quien causa no le ha dado?

    Si contra mí sus enojos
Rayos quieren suspender
Para ser de ellos despojos,
Dile que no es menester
Más rayos que sus dos ojos.

    Si dice que soi tirano
Porque allá no la fuí a ver
Aquel dia más temprano,
Dile que tuve que hacer,
I que no estuvo en mi mano.

    Si me niega sus piedades
Sólo por una aprehension,
Dile que no es de deidades,
Sin pedir satisfacción,
Castigarme con crueldades.

    Dile que estoi abatido
A su hermosa bizarría;
I pues me ve dolorido,
Dile que no es valentía
Darle la muerte a un rendido.

    Dile que firme la amé;
Dile que le di la llave
De mi amor i de mi fé;
I en fin, dile que bien sabe
Lo que por ella pasé.

    Dile que me desencante
De aquesta pasión tan dura;
Dile que yo soi su amante,
I en fin, que no tenga duda
Que siempre he de ser constante.

    Si con otro idolatraba
Lo que conmigo finjia,
¿Cómo no me declaraba
De que ya no me queria
I que el verme la enfadaba?

    Dile que yo no creyera
Que se cambiara mi suerte.
¡Ojalá que asi no fuera!
La que fué vida ya es muerte,
I la que paloma, fiera.

    Dile que allá en su crisol
Ayer gocé mi fortuna,
I hoi, con un triste arrebol,
Me quedo como la luna
Nunca encontrando su sol.

    Dile que en este papel
Ya todo mi corazón,
I que quiero darle en él
Entera satisfaccion.
Para no verla crüel.

    Dile que estoi esperando
En este mal que me abrasa,
Que me vaya recetando
Algún cordial de esperanza,
Porque ya estoi espirando.

    Si en su furia tan notoria
Me niega un halago tierno,
Dile que tenga memoria
Que si ahora soi su infierno,
Algún dia fui su gloria.

    Dile que en mi sepultura
Se escribirá de esta suerte:
«Aquí yace i se asegura
Un amante a quien dió muerte
Una crüel hermosura»

    Dile… mas ¿qué has de decirle?
Que en vista de lo espresado,
Sólo quieres referirle
Que si vivo a su mandado,
Muero sólo por servirle.

    Véte, vuela i en paz llegues
Donde está la que es mi vida;
Nada que pida le niegues,
I si estuviere rendida,
Te suplico que la ruegues.

    Adios, centro de la idea:
Si consiguieres la palma,
Ven, canta, trina i gorjea,
Para que te escuche el alma
Aun antes de que te vea.

Ver lira completa

Esclavitud
DE CHILENOS.

Como saben los lectores,
veinte de nuestros soldados
en Beni están desterrados
sufriendo miles horrores

El cruel Daza les vendió
en el tiempo de la guerra,
y el comprador a su tierra
cautivos se los llevó.

Por las ardientes arenas
del desierto los llevaron
y a sus cuerpos amarraron
grillos y duras cadenas.

Por la sed y hambre acosados
iban séres tan fatales,
tratados como animales
y como bestias tratados

Cuando en el Beni estuvieron
mandados fueron del amo
y sin lugar a reclamo
a los trabajos salieron.

El calor los consumía
y el hambre los acosaba;
y de comer se les daba
solo plátanos al dia.

Los grillos i las cadenas
tanto les martirizaron,
que sus cuerpos se llagaron
para aumentar mas sus penas.

Los gusanos les roían
las heridas sin cesar;
pero nunca descansar
de sus fatigas podian.

Allí están pues entregados
a tan crueles sufrimientos,
y sus quejas i lamentos
no son de nadie escuchados.

Debe traerlos el gobierno
lo mas pronto por acá,
si no, su pena será
y su dolor mui eterno.

Tenga de ellos compasien
que se encuentran desterrados
siendo allí tan maltratados
que lastíma el corazon.

Ver lira completa

Horrible
DRAMA.

Una jóven enterrada viva:

En el país de Sicilia
hubo una escena horrorosa:
una niña fué enterrada
estando viva en la fosa.

Tenía dieziseis años,
y un letargo la atacó
causado por la influenza
y muerta se le creyó.

Pasadas veinticuatro horas
en ataud la encerraron,
y en la triste sepultura
como muerta la enterraron.

Pero cuando despertó
en la helada sepultura,
su corazón se oprimió
lleno de tanta amargura.

Le faltó ¡ai Dios! el aliento,
y sin poder respirar,
se desesperó y el pelo
fiera se empezó a arrancar

Con las ansias de la muerte,
su cara despedazó,
y entre gritos i lamentos
la pobre niña espiró.

Poco despues al sepulcro
fueron de la fallecida,
y encontraron que la tierra
estaba bien removida.

Abrieron la sepultura,
y pusieron presenciar
lo que yo, lectores mios,
os acabo de contar.

Ver lira completa

Asesinato

En el lugar de Coihueco
perteciente a Chillan,
un feroz asesinato
tuvo el dia 3 lugar,
dejando mui alarmada
a toda la vecindad.

Un caballero en estado:
por desgracia de ebriedad,
mató a un amigo querido
que lo iba a visitar,
el licor lo volvió loco

Despues de estar mui amigo
gozando de su amistad,
le acometió la locura
y sin dejarle lugar
corrió a traer un revólver
y le empezó a disparar.

Una bala le hizo al fin
una herida mui mortal,
penetrándole al estómago
en tierra lo hizo quedar
bañado en su prepia sangre
y mui próximo a espirar.

Despues que lo vió caido,
le comenzó a disparar
al caballo i prontamente
tambien lo logró matar
se encontraba enfurecido
con el licor por demás.

Al otro dia aprehendido
se halló por la autoridad
y fué llevado a la cárcel
como un feroz criminal,
y a disposición del juez
se puso de la ciudad.

Preguntado al otro dia
delante del tribunal
confesó su triste crímen
diciendo al juez la verdad
que lo habia asesinado
en un estado fatal

Arrepentido del hecho
se quiso al punto matar,
pidió un revólver i nadie
le quiso proporcionar
era amigo mui querido
y ébrio lo fué asesinar.

Ahora encalabozado
en triste cárcel está
y de esto tiene la culpa
el vicio tan infernal
de la bebida que al hombre
vuelve loco i mui tenáz.

No hai que darse a la bebida
porque es vicio mui fatal,
con él se cometen crímenes
sin poderlo remediar:
que sirva esto de ejemplo
a toda la humanidad.

Ver lira completa

Cueca

Esos dos que están bailando
Qué parecidos que son;
Si yo fuera padre cura
Les diera la bendición.

Mas guaroso que un minero
con la guapa conductora
baila el huaso i la enamora
con cariño verdadero.
De su gracioso salero
ella pruebas está dando
con soltura escubilleando
y él le retuerce el pañuelo;
casi no pisan el suelo
esos dos que están bailando.

Ella se llama Juanita
y él se llama Nicolás;
no te olvidaré jamás
le dice a la graciosita.
La gana no se me quita
sin gozar de tu pasion,
que me dés tu corazón
mi fino amor te aconseja;
los que hacen esa pareja
qué parecidos que son.

Cuandos acaben de bailar
Henos de grato contento
irám porr allí un momento
sus delicias a gozar.
El se podrá deleitar
con la preciosa hermosura
y ella su amor i ternura
le dará mui hechicera;
la bendición les pusiera
si yo fuera padre cura.

Es la cueca lo mejor
y bailar me congratulo,
porque con gran disimulo
se puede hacer el amor
la polka me causa horror
y el valse me da intencion,
y la cueca con razon
me da alegria i me afana;
a esos dos, de buena gana,
les diera la bendición

Señores: la despedida
a ustedes la voi a echar;
no hai quien no guste bailar
en esta pícara vida.
Yo mi delicia cumplida
no veo con gran dolor
cuando a mas de su candor
que tranquilidad nos quita,
no acompaña una cuequita
a prenda de nuestro amor.

Ver lira completa

SEGUNDA PARTE.

A dar pienso a mi caballo,
¡Ai de mí que soi perdido!
en una casa de campo
veinte pasos del camino.

A este punto donde estoi,
precipitado llegué;
por el amo pregunté,
quedaron todos turbados.
¿Qué se ofrece caballero?
respondió luego un anciano.
–Esta jente, qué hace aquí?
–Tres hombres que están cenando
–Aquí teneis a Portela:
dadle un pienso a mi caballo.

Uno de ellos dió un suspiro
de los tales que cenaban;
sus lágrimas derramaban,
cuando a Portela le dijo:
qué suerte tan desgraciada!
¿dónde vas desconocido?
tu padre me dió una carta;
adelante, soi tu amigo,
en las manos de Portelas;
¡ai de mí que soi perdido!

I leyendo con cuidado
estas palabras decia:
«te van a quitar la vida;
hijo mio, lo he pensado
que te marches de la España,
no cometas mas estragos,
que en Córdoba tu cabeza
ayer mismo pregonaron”
¡Oh! qué noticia recibo
en una casa de campo!

Un año justo i seguido
de ladron mas afamado;
mi vida ya he despreciado.
que para nada la estimo;
vengan pollos i gallinas,
i a cenar junto conmigo
i despues venga fandango
i buenos tragos de vino,
que este gasto yo lo pago
veinte pasos del camino.

A mí nada me acobarda,
me llaman el temerario,
facineroso en mi planta.
cuando el trabuco disparo.

Cuando llegó la mañana
le dije a mi compañero:
como amigo te la entrego;
cuando llegues a mi casa,
a mi padre, con secreto,
le entregarás esta carta
los dineros i el bolsillo,
porque a mí no me hace falta;
i vivid todos tranquilos.
que a mí nada me acobarda.

Bien montado en mi caballo
de la casa me despido;
me tiraron cinco tiros
al subir por un barranco.
Aquí te quiero, Portela,
i amparándome de un árbol,
dos heridos van por tierra
de un tremendo trabucazo:
i quedó el leon guerrero;
 me llaman el temerario 

Una partida de capa,
diez hombres mui bien armados
del gobierno son pagados
i agarrarme se adelantan;
todos somos audaces,
fanfarrones no me bastan,
i al salir por unos pinos,
me tiran una descarga,
me mataron el caballo.
facineroso en mi planta

Cuando me ví desmontado
de sentimiento lloraba;
a unas peñas retiraba
cuando todos me cercaron;
date, date, Juan Portelas!
ocho tiros me arrojaron,
los que hirieron al valiente
en la cabeza i un brazo;
de sangre bañado estaba
cuando el trabuco disparo.

Ya perdí las esperanzas,
de mis padres el honor
las fuerzas me faltan ya;
del cielo baje el pardon.

La sangre que derramaba
me cubria el corazón;
ni siento mi muerte, nó
voi a pagar mis hazañas;
me agarraron entre dos
i con cordeles me amarran;
cuando llegó el comandante
todos ocho me acompañan,
me llevan como traidor;
ya perdí mis esperanza.

Con tal anhelo i cuidado
a paso doble marchaban,
con bayoneta calada;.
ántes de ponerse el sol
les pedí un poquito de agua,
i les dije en alta voz:
por dios, quitadme la vidas
que en Córdoba, no entre yo
que está mi familia honrada
de mis padres el honor.

No te puedo remediar,
el comandante me dijo,
ya no tienes mas recurso,
es preciso caminar;
a Cordoba te llevamos,
por órden del jeneral;
padre, madre i hermanitos,
mis culpas voi a pagar,
un año que no me han visto;
llas fuerzas me faltan ya.

Multiplicó mi dolor
al entrar por la ciudad;
padres, madres i familias,
causó gran admiración
todos me vienen detras
ya cojeron al traidor;
otros lloran sin cesar;
me llevan a la prision;
me cargan de cadenas;
del cielo baje el perdon.

Quedarse todos con Di[os]
perdon le pido a la jente
que una mujEr fué la ca[usa]
de pelear contra la mue[rte]

Me toman declaracio[on]
trece muertos dos heri[dos]
de ladrón un año he si[do]
mi causa finalizó;
tiene pena de la vida;
todo el tríbunal firmó
Ya me ponen en capil[la]
con un Cristo Rede[ntor]
¡ai! mis padres i her[manos]
quedárse todos con Di[os]

Aquí se amansa el v[  ]
aquí se pierde el valor,
la honradez i pundonor
i se afrentan los pariente
aquí tengo el confesor;
ya Portela se arrepiente,
ya el patíbulo me espera, 
mañana será mi muerte;
de los males que he causad[o]
perdonen todas las jente,

Calles, ventanas i casas,
Cordoba i sus habitantes,
perdonadme en adelante,
socorred mis dos hermanas.
Abuelos, padres i niños,
las peñas i las montañas
las fuentes ¡oh mis amigos!
llorad vuestra dulce calma,
i que no olvideis confio,
que una mujer fué la causa.

Ya salgo con un piquete
i una caja destemplada;
la caridad me acompaña;
me miran todas las jentes.
Adios, adios, compañeros,
adios, adios, para siempre,
veinticinco años de mundo,
mirad todos a mi suerte,
un Santo Cristo en mis manos
le pido que no me deje.

Ya subo por la escalera.
ya el verdugo me acomete;
creo en Dios Padre i Dios Hijo,
aquí fué el dolor mas fuerte;
ya me sientan en el palo,
mirando estoi a la jente,
me retiran la cabeza,,
un torno al cuello me meten,
i al decir su único Hijo,
a pelear contra la muerte.

Ver lira completa

PRIMERA PARTE.

Escuchen, señores mios,
les diré de Juan Portela,
el ladron mas afamado
de la gran Sierra Morena.

De mis padres fuí querido,
todos los gustos me daban;
mas de verme yo perdido,
una mujer fué la causa;
escuchen, señores mios,

Nos dimos palabra cierta
para casarnos los dos:
puse mi afición en ella,
la que fué mi perdición
les diré de Juan Portela.

Fuí un labrador honrado
que en Córdoba trabajaba
a una hacienda retirado,
i por querer a una dama
fuí el ladron más afamado.

Sin tener de mi una queja
esta jóven se casó
con otro, i a mi me deja:
cuya causa me llevó
a la gran Sierra Morena.

Lloraba de noche i dia
siempre por una mujer;
mas al ver su tiranía
venganza determiné.

Con el sol de medio dia
un puñal fuí disputando;
mis amigos; qué dirian!
cuando me ví despreciado
lloraba de noche i dia

Sus quejas llegué a entender
de una pícara traidora,
que tan falsa vino a ser;
pensaba a todas las horas.
siempre por una mujer.

Pronto ya a perder mi vida
mui fiero valor mostré,
i al lograr lo que quería
una noche me marché,
solo al ver su tiranía

Con mi trabuco me entré
a la casa que habitaban,
i a su marido encontré,
que los dos cenando estaban;
venganza determiné.

Vengo a quitarte la vida,
delante de tu marido,
i pagaré con la mia
si acaso soi atrevido.

Lloraba la falsa niña
al sentir estas palabras;
detén, traidor, tu gran ira;
te daré de puñaladas
para quitarte la vida.

Su esposo quedó rendido,
me miraba con fiereza,
sin color i sin sentidos,
cuando ella cayó muerta
delante de su marido.

Aquí acabó mi alegría;
dije luego, soi perdido
sin decir Ave-María
de un tiro maté al marido:
yo pagaré con la mia

Salí con mi trabuquillo,
ví un gran grupo que decia:
alto: justicia le pido,
i ella mis pasos seguia
si acaso algún atrevido.

Jiré un poco la cabeza
con mi trabuco apuntando
que disparo a toda prisa;
cuatro muertos he dejado.

Me escapé por una puerta;
esa noche me buscaron;
en Córdoba, Juan Portela,
seis personas ha matado;
jiré un poco la cabeza.

Caminaba con cuidado,
i al romper el claro dia,
junto a la venta del Carpio
un caballero venía;
yo mi trabuco apuntando.

Dije: alto, no te muevas;
tu caballo i los dineros
y entregaras a Portela,
i si no diras el credo
que disparo a toda prisa.

Se marchó el pobre, pelado
lo mismo que una patena,
yo pirré con su caballo,
porque en las puertas de Utrea
cuatro muertos he dejado

Las partidas me persiguen,
van detras de mí que vuelan;
pero tengo yo un caballo
que metiéndole la espuela…

A mi trabuco le dije:
tu te llamas boca-negra,
que disparando a pié firme,
necesito una docena;
las partidas me persiguen

En los montes de Antequera
una mañana robé
a un coche i una galera;
seiscientos machos choré;
van detras de mí que vuelan.

He matado seis soldados,
de civiles una escuadra;
disparé seis trabucazos,
i a Portela no le agarran,
porque tengo yo un caballo…

Arriba, jaca morena,
que nos queda el comandante,
vuelve cara boca-negra
de un tiro cayó al instante;
yo metiéndole la espuela…

Ver lira completa

DICHOS DE UN AMANTE

Aquel que ama a una deidad
Como la estima i la quiere,
Cuando mas amor le tiene
O se muere o se le va.

Yo solicité una bella
de toda mi estimación,
le entreguè mi corazón
igual me confesó ella;
la miraba como estrella
i amé aquella realidad;
su franca capacidad
me hiso con frecuencia amarle;
lo mismo puede pasarle
aquel que ama a una deidad.

Con celo, amor i confianza
juraron uestros sentidos,
como lo hacen dos queridos
que distinguen la esperanza;
no ven la menor mudanza
cuando el intento prefiere
es como dardo que hiere
i si la dama es constante,
sin defecto es el amante
como la estima i la quiere

Poderoso fuè el motivo
que tuve para quererla;
procuré jamás perderla
de mi vista i mi atractivo;
que será cuando es esquivo
i oivido amargo sostiene;
el decirlo no conviene
a la bella que lo intente,
se va involuntariamente
cuando mas amor le tiene.

Con razón la quise tanto
siendo el absoluto dueño,
que no tendré ni el diseño
del modelo de mi encanto;
me deshiciera en un llanto
por saber adonde està;
porque razón no vendrà
por esperiencia he hablado,
siendo prenda de su agrado
o se muere o se le va

Al fin, dueña de mi amor
como puedo estar contento,
con la pena i sentimiento
de no verte, es mi dolor;
siendo yo el merecedor
i objeto de tal placer
privado de mi querer
ni viva ni muerta, esclamo:
yo soi la mujer que amo
al mas inclemente ser!

Nota: verso publicado por Anónimo, ver; José Arroyo, ver; Nicasio García, ver; El poeta del Sur, ver y Desiderio Parra, ver.

Ver lira completa

LA MAYOR PENA

Querer i que no lo queran
Esperar i no venir
Acostarse i no dormir
¿Cual será la mayor pena?

El que quere i no es querido
ama sin correspondencia:
eso llama la esperiencia
amor mal correspondido,
póngase en ese sentido
los que asi se consideran,
esperan i desesperan
que al mas pensador repuna;
es mengua como ninguna
querer i que ne lo queran.

El que está con la esperanza
la esperanza le mantiene,
i una bella lo entretiene
que bien a decir se abanza;
tan molestosa tardanza
que amante puede sufrir,
desearia no vivir
en tan amargo delirio,
perqre no hai mayor martirio
esperar i no venir,

El que se acuesta pensando
en una rara hermosura,
le parese una clausura
sin gosar lo que está amando,
sobre el sueño delirando
que el hombre ha de preferir
todo se le hace un sentir
que serà justa razón,
es dardo en el corazon
acostarse i no dormir.

Todo el que es apacionado
que lo sigue una pasion
se cubre de una pension
i es del todo aniquilado,
de un dolor que ha penetrado
al pecho i a toda vena;
un desden que le encadena
con el mas finjido alhago,
esos juntos i un mal pago
¿cual será la mayor pena?

Al fin dueña de mi amor
aquí te suplico tante,
te pido mi bella encanto
que mitigues mi dolor,
si me haces ese favor
mi pensar descansará
i mi vivir quedarà
ci la orden tuya presente
despresiado i vos ausente
a cual mayor pena será?

Ver lira completa