La muerte de Jesús —Sus
últimas pa[l]abras.

  Jesús, en su gran tormento,
Perdonó, amados lectores,
A sus sacrificadores,
Dice el Nuevo Testamento.

  Despues de ser enclavados,
Dicen algunas versiones,
Que, a vista de las naciones,
Los reos son levantados.
Cristo, entre aquellos malvados
Perdon pide en el momento,
Para aquel pueblo sangriento
Que le tiene moribundo,
I así se apiada del mundo,
Jesús, en su gran tormento.

  Dimas a Jesus pidió
Su proteccion ese dia;
Hoi mismo en mi compañia
Estarás, le contestó.
Esta bondad demostró
Ante los espectadores,
I aun a sus burladores,
Desde que cargó la cruz,
El bondadoso Jesus
Perdonó, amados lectores.

  A Juan tambien adoptó
Por hijo ese mismo dia
De la aflijida Maria,
Que al pié de la cruz lloró;
Pronto Jesus comprendió
Que le quedaban, señores,
A salvar mas pecadores;
Por caridad i compasion
También les dió allí el perdon
A sus sacrificadores.

  Cristo, al verse abandonado
En el tormento monstruoso,
Dios mio! dijo angustioso,
¿Por qué me has desamparado?
Todo ya está consumado,
Volvió a decir sin aliento,
Luego a su padre contento
Su alma le encomendó
I así el Salvador murió,
Dice el Nuevo Testamento.

  Por fin, cuando ya espiró,
La misma historia nos cuenta,
Que una horrorosa tormenta
Sobre aquel pueblo cayó;
El mismo Sol se cubrió
De un color trasparente.
A sustada huyó la jente
Esclamando en alta voz:
Este sin duda es un Dios
El que han muerto injustamente.

JUAN BAUTISTA PERALTA,
Galvez número 826.

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