La prosperidad del Dictador
Y LA
SALIDA DE LA MONEDA A LA QUINTA

    Señores, el presidente
Ayer se encontró en la buena:
El pueblo lloró con pena
Las lágrimas a torrente.

    Al perverso mandatario
Yo no quisiera nombrarlo
Hasta que vea llevarlo
A un banco patibulario.
Pagará allí el temerario
La muerte de tanta jente,
I por más que se lamente
 De su desgraciada suerte
Ha de pagar con la muerte,
Señores, el presidente.

    La madre de este salvaje,
Creyendo hacerlo mejor,
Le daba a este gran traidor
Cada dia más coraje.
No hai criminai que aventaje
En maldad esta hiena:
Pero al saber que ya suena
Tal vez su última hora,
Hoi desconsolado llora…
Ayer se encontró en la buena.

    De la Moneda salió
Efermo ya moribundo,
Despidiéndose del mundo.
A la Quintra se marchó.
De allí las órdenes dió
Con su voz clara i serena,
Que apretáran la cadena
A toda la Oposicion:
Por esta misma razon
El pueblo lloró con pena.

    El pensó haberse fugado
Con algun millon de duros,
Burlando los fuertes muros
De donde estaba encerrado.
Pero habiendo reclutado
Cuarenta mil combatientes
De vasallos relucientes
Al ponerlos en las filas,
Brotaron de sus pupilas
Las lágrimas a torrentes.

    Al fin, pretendió el indino
Esclavizar todo el pueblo,
Estableciendo un arreglo
Que sólo a é le convino.
Dejando por su camino
Los corazones heridos
La comparsa de bandidos
Por todas partes, de fijo
La madre llora a su hijo
Las esposas sus maridos.

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