EL ASESINATO.

En Santiago sucedió
Un hecho mui inhumano.
Al señor Pardo mató
Un tal Antolin Manzano.

En los mismos tribunales
Ha sido este asesinato.
Que ha hecho este mentecato
Nefasto en los anales
Son casos sentimientales
Que a todos los conmovió,
Por lo cual se resolvió
Se redujera a prisión
Y este hecho de sensacion
En Santiago sucedió.

Manzano cuando llegó
A la oficina del juez
Preguntó con altivez
Por él y le contestó
“El señor Hessé soi yo
Pues justicia por mi mano
Me voi hacer y el tirano
Sacando un feroz puñal,
Hizo a todos presenciar
Un hecho tan inhumano.

Herido en un brazo deja
A este pobre caballero
Y con aire plasentero
De la oficina se aleja.
Lleva fruncidas las cejas,
Cuando al bajar se encontró
Con uno que lo agarró
Mui pronto sin vasilar,
Y sin ponerse a pensar
Al señor Pardo mató.

Sigue con gran lijereza
Por la calle Compañia.
La jente que lo seguía
Ya gritando con presteza:
Tomen a esa buena pieza
Porque es un gran villano;
Ha levantado la mano
Al secretario del juez,
Y según su nombre es
Un tal Antolin Manzano.

Señores esto sucede
En Santiago mui frecuente.
Que hombres tan insolentes
Por el motivo mas leve
Si alguno hablarlos se atreve
Aunque sea con razón,
Le dan un buen bofeton,
O de nó una puñalada
Y como por bufonada
Lo matan sin compacion.

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AMOR INTENSO

Mi vidita, mi vidita,
Mi dulce amor, dulce amor,
Ven por favor, por favor
A mí, perlita, perlita.

Tiempo hace ya; ingrata mia.
Que yo te adoro constante,
Sin olvidarte un instante,
Ni de noche ni de dia;
Pero hasta hoi tu alevosia
De resistencia inaudita
A morir me precipita,
Impía, cruel, inhumana.
No seas, pues, tan tirana,
Mi vidita, mi vidita.

Si el ideal de mi ventura
I de mi gozo inefable,
De mi dicha incomparable
I de mi gloria mas pura,
Tú no mas eres, procura
calmar el fiero dolor
Que me consume al rigor
De tu indiferencia cruel:
No me castigues con él,
Mi dulce amor, dulce amor.

No me sigas ultimando
A pausa con tu inclemencia,
Cuando ya hasta la evidencia
Sabes que te estoi amando,
I sabes que voi llegando
Ya a mi suplicio mayor.
Cambia ese “Nó” matador,
Vida mia, por un “Si”
I a pronunciármelo a mí
Ven, por favor, por favor.

La desconfianza, el recelo,
No te arredren un instante,
Que soi yo el mas fino amante
Que existe bajo del cielo.
Pon término al cruel desvelo
Que a mi alma tiene marchita,
Decidete, palomita
A dar fin a mi desdicha
I háceme morir de dicha
A mí, perlita, perlita.

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CUECAS.

Ingrata, cruel me robaste
Del pecho mi corazón,
Sin dejarme en su reemplazo
El tuyo por compasión.
No te deseo el daño;
Pero algún dia
Pagarás con la misma
Tu alevosía,
Porque el que hiere
Con hierro a su adversario
A hierro muere.

La ingratitud y el amor
Siempre se baten en duelo,
Y en cada lucha al amor
La ingratitud le dá suelo.

Por eso siempre he visto
Yo a los amantes
Jurarse de primeras
Su amor constante,
Su amor constante, sí;
Pero en volviendo
Uno de ellos la cara.
¡Adiós, casero!

Las promesas de tu amor
Son como el canto del gallo;
Sonoras y repetidas;
Pero… de ahí no pasamos
Si de esas mil promesas
Que ayer me hacias
Cumplieras una sola,
Yo me moria;
Porque es bien cierto
Que no valen gran cosa
Tus juramentos.

¿Hasta cuándo, hermoso cielo
Prenda del alma adorada,
Nos estaremos amando
Solo por tiernas miradas?

Pero de tí depende
No mas, perlita.
Que desde hoi nuestra gloria
Sea efectiva,
Sea efectiva, sí;
De eternos lazos,
I para que asì sea,
¡Dame un abrazo!
¡Cierto! porque te adoro,
Negrita, lloro!

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UN BRINDIS.

Señores, con un contento
Que ya el alma me enajena,
A alzar esta copa llena
Me levanto de mi asiento;
Pues quiero, en este momento,
A impulsos del gran placer
Qué esperimento, tener
La dicha, el júbilo inmenso
De pronunciar aqui en verso
Un brindis que voi a hacer.

Con aplausos mui sinceros
Voi esta copa a brindar
Por la dicha y bienestar
De los valientes mineros.
Que son los héroes primeros
De nuestra gloria industrial.
Si ellos con pujanza tal
Arrancan en ruda guerra.
Del corazón de la tierra
La riqueza nacional.

Esos invictos campeones
De las fortunas chilenas,
Que tantas suertes ajenas
Labran con tantos millones
Que estraen de las rejiones
Ocultas de este planeta,
Que persiguen una veta
Hasta su último terreno,
Con la cuña y el barreno,
Con el combo y la barreta.

Y aunque se hallen a una hondura
De dos leguas bajo el suelo,
Jamás desmaya el anhelo,
La pujanza y la bravura
Con que a la veta mas dura
El fornido barretero
Rompe con brazo de acero
Que, a lo que es coton quitado,
Y hasta el pecho bien fagado
Le cruza parejo y fiero.

Y el apir en su apireo,
Siempre alegre, chusco y lacho,
Saca en su enorme capacho
Del mas hondo laboreo,
Lo mismo que por bureo,
Sus treinta vueltas o viajes;
Baja como los celajes
Por los piques y chiflones,
Haciendo con sus talones
Temblar los escalerajes!

Brindo pues, porque el minero
De Chile primer baluarte,
No siga ejerciendo su arte
Con la fé del carbonero.
Que él, desde hoi sea el primero
Como dueño del metal,
Quien goce del capital
Que da su brazo pujante
Para que así, en adelante,
Goce de dicha cabal.

Que los que al pirquin trabajen
O de por si –desde hoi dia
Los logreros a porfía
Ya mas no los aventajen.
Cuando sus acopios bajen,
Si el que ensaya, con simpleza
Quisiere de la remesa
Descolorizar la lei,
Con una vara de buei
Demuélanle la cabeza!

HE DICHO.

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EJECUCION DE LOS DOS
ASESINOS DE SANTIAGO.

Por fin, fueron fusilados
Los terribles asesinos
Que conmovieron Santiago
Con sus hechos tan indignos.

El juez que en la causa vió
Con el promotor fiscal
Que se habian de ultimar
Mui pronto lo resolvió.
La causa finalisó
Y pasó al gran tribunal
Donde ellos han apelado
De este caso tan fatal
Y reconociendo el mal
Por fin fueron fusilados.

En el acto que el sumario
Llegó a la Corte Suprema
Sorprendió mucho este tema
Por ser tan estraordinario,
Hombres tan estrafalarios
En el mundo no son dignos
De mostrasles buen camino
Como lo deja probado
Al ser hoi escarmentados
Los terribles asesinos.

Bermal mui arrepentido
De tan horroroso crímen
Estuvo jime que jime
Los tres dias trascurridos
Mis hijos los he sentido
Y ya no me sé lo que hago
Mas si la debo la pago
Se dijo en un intermedio
Por tan terrible adulterio
Que conmovieron Santiago.

Salas todo lo contrario
Está tranquilo y atento
Esperando el gran tormento
Por crímen tan temerario
Tiene en las manos un rosario
Implorando al Ser Divino
Le perdone el desatino
Que hizo en un ofuscamiento;
Se encuentra mui macilento
Por sus hechos tan indignos.

Estos dos fusilamientos
Señores es necesario,
Que sirvan de ejemplo a varios
Y estén mucho mas atentos
Ya ven que un atrevimiento
Con intención desmedida
Y con frases mui cumplidas
Les hago yo mui presente
Que a todo el que es insolente
Puede costararle la vida.

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Dichos de varios Pueblos

    En el Perú dicen guá
En Rolivia tatitoi.
En la Arjentina cheivida
I en Chile ande pué eñor.

    En toda la parte indiana
Hablan en su propio idioma
I los romanos en Roma
Hablan en lengua italiana
En Chile la castellana
I en la Francia la fransuá
El canaca chulamá
I el cuico vi que lisura
I así por esta natura
En el Perú dicen guá.

    En Italia han de saber
En esa grande nación
Dice el hombre belinon
Dice el inglés verigüel
El gringo mi no entender
I el chileno guapo soi
En la parte adonde voi
Oigo hablar muy cuotidiano
Que dicen los bolivianos
En Bolivia tatitoi

    Hoy dia en nuestra nación
Hai un dice entre la jente
De decir continuamente
No aguanto con polizon
El gañan dice me con
Que adoro a mi apetecida
Estos proverbios hoy dia
Se acostumbran aquí en Chile
I dicen muy varoniles
En la Arjentina cheivida.

    En los paises retoños
Hai dicen de varios modos
Lo cierto es que los godos
En España dicen coño
Los borgoñes en Borgoños
Dicen desprecio al amor
Tal proverbio es inferior
O mejor dicho al revés
Dice el guaso montañés
En Chile ande pué eñor.

    Por fin si algún poeta activo.
Tal estrofa censurara
Le diria que espresara
Cuales eran los motivos
O al ménos el atractivo
Que mi versito tuviera
Muy pronto le respondiera
Como capaz que me encuentro
Anda a criticar al centro
I del centro a la frontera.

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LA POBREZA

    La pobreza es la caracha
De la sarna la mas puerca
Don Dinero es el señor
Dueño de vidas y haciendas.

    La pobreza, es evidente
Que es la cosa mas hedionda;
Diez leguas a la redonda
S[ ]entina está patente.
S[i]n dinero el hombre siente
Que él… orgullo se le agacha;
No tira prosa, y su facha
Suyusca, y su timidez
Le van diciendo a la vez
“La pobreza es la caracha.”

    Aunque sea un Salomón
En lo sabio y un Adonis
En lo bonito, sin monis
Y chirposo, es un… hueron,
Que ni su conversacion
Quieren oirle de cerca;
Nadie la mano le acerca:
La amistad se le escabulle,
¡Y huyen de él como se huye
De la sarna la mas puerca!

    Pero tenga harto dinero
Que aunque parezca un Chucaco
De la fábula o macaco,
Será un noble caballero.
Y, si pobre, fué ratero
I, ya rico, un salteador,
Compra nobleza y honor
Con los miles que atesora,
Porqué en los tiempos de ahora
Don Dinero es el señor.

    Con puñados de billetes
Cien damas pone en su lista;
I en cada nueva conquista
Le sobran cien alcahuetes,
Son sus insultos juguetes,
I en todas las remoliendas
Sus mas groseras jodiendas
Son gracias, chistes, agudezas…
¡Claro! las dice Su Alteza,
Dueño de vidas y haciendas.

    En fin, pues, si la pobreza
Es la lepra mas cochina,
Peor que la llaga cangrina
I la tiña en la cabeza,
Los fregados con presteza
Huyamos a toda vela
De esa lepra, y por mi abuela!
Un cobre no malgastemos;
I así, mui luego tendremos
Mas plata que ña Rafela.

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LA LEI DEL EMBUDO.

    Pa los de tarro y levita
¿Por qué no hai ejecución?
Responde el juez: Son cristiano
Mui dignos de compasión.

    Señor juez, póngame oido,
Que yo no le hablaré fuerte.
Por qué no les dieron muerte
A los caballeros Rios?
Solo en el pobre a nacido
La fatalidad maldita
Pero es porque la platita
Hace falta en toda escala:
I diga: ¿por qué no hai bala
Pa los de tarro y levita?

    Hombre sin nigún dilate,
Te espresaré con voz grata.
Todo cristiano con plata
Se libra, aunque al papa mate.
Seria un gran disparate
Alegar la sinrazón,
En la corta relación
De este asunto que te esplico,
Ya te he dicho para el rico
Por qué no hai ejecución.

    Señor juez, lo que ha de haber
Es razón mui verdadera:
Pero la lei justiciera
Así no debe de ser
Sino cumplir su deber
Por parejo, pero llano:
Hablan de estos mui ufanos,
Pues los que tienen dinero
Queridos del mundo entero
Responde el juez, son cristianos.

    Hombre, lo que usted refiere
Es mui cierto, y por doquiera
Nunca el rico a bala muere;
Aunque haga el crimen que quiera
El pobre, según se infiere,
En esto tiene razón
Los ricos dando un millón,
Quedan libres con presteza
I por sus mismas riquezas
Son dignos de compasión.

    Señor juez, le digo aquí
Lo que ya me ha referido,
Es mui cierto, señor mio;
Pero la lei no es así
Supongo que usted haga en mí
Una triste desventura:
No es propio hacer tal locura
Con una pobre persiona
Porque el proverbio pregona
La lei pareja no es dura.

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Las terribles Inundaciones
DE VALPARAISO.
AHOGADOS Y HERIDOS

    En Valparaiso hemos tenido
Una gran inundación,
Lanzando tristes jemidos
Todita la poblacion,

    El Puerto y el Almendral,
Se anegaron por completo,
Quedando en esqueleto
Edificios sin contar
Causa tristeza y pesar
Lo que aqui ha sucedido
Habiendo muertos y heridos
En toda la poblacion,
Tan terrible situación
En Valparaiso hemos tenido.

    Las calles eran los mares
Mas temibles que han habido
Por haberlos sorprendido
A todos en sus hogares
Quedan pobres a millares
Que inspiran compasión,
Sin contar con protección
La mas pequeña siquiera;
Por no pensar de que hubiera
Una gran inundación.

    En la posa de Bella-Vista
Se ahogaron los hermanos
Quedando seres ancianos
Sin tener quien los asista,
Esta desgracia contrista
Al ver que tan desvalidos
Queden sus padres queridos;
En gran desesperación
Casi fuera de la razón
Lanzando tristes jemidos,

    Heridos hai unos cuantos
De los que han desbarrancado
Quedando en tan triste estado
Que llega a causar espanto,
Han sufrido un gran quebranto
Sin tener reparación
En tan triste situación
Por mas desconsoladora;
Ha quedado por ahora
Todita la población.

    El tranque Mena dejó
Un muy lúgubre recuerdo
Intervino hasta el gobierno
Por tantas vidas que ahogó,
También un auxilio dió
A todos los desgraciados
Confiemos en los majistrados
Que nos den algún socorro
En cambio de nuestros ahorros
I estaremos compensados.

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La fiera malvada

RELACION del horroroso caso que sucedió en el pais de Jerusalen, de los estragos que hizo una fiera llamada ANIMAL SILVESTRE cuya forma era como la presente lámina, por la cual toda la jente estaba atemorizada al ver que se perdian muchas personas i toda clase de animales, i por último se descubrió, como verá el curioso lector.

    Préstenme su bendición
Jesús i su madre santa
Para hablar de un monstruo atroz
Llamado Fiera Malvada,
    Formado segun se ve
Su retrato en esta estampa:
Las orejas de caballo,
La boca como una vaca.
    Dos cuernos en la cabeza,
Tambien alas que volaba,
Vestida como tortuga,
I no le entraba bala.
    Piernas i patas de gallo,
Asperones como daga.
Dos alas cual las del pez
Dos palmos i medio largas.
    I los dedos de sus piés
Como ganchos de romana,
Como alfileres el pelo.
La cola como una lanza.
    Hiere con los asperones,
Con la cola, i cada arpada
Era capaz de romper
A un hombre las espaldas.
    Tenia cuando fué muerta
Mas de diez palmos de larga.
De la cola cuatro i medio.
Los cuernos como una cabra.
    Alzábase quince palmos
Al aire cuando volaba;
I parecia un demonio,
Con gritos que horrorizaban.
    Mucha jente se ha comido
En aquella Tierra Santa.
Reino de Jerusalen.
En una Tierra mui aspera.
    Se llama el Monte del Viento,
A doce horas de largada;
I por todo aquel contorno
La jente estaba espantada.
    Desaparecido habían
Personas en abundancia,
Pasajeros, i tambien
Labradores de su ca a
    Todos están aturdidos
Por tanta jente que falta:
Una vez que son perdidos.
Ni vivos ni muertos se hallan.
    Cuando Jesus fué servido
I la Virjen soberana.
Un dia la descubrieron
Dos soldados que pasaban.
    Al hallarse dentro un bosque,
Bajo una peña mui alta,
De una cueva les salió
La dicha fiera malvada.
    Con una especie de ahullidos
Que a los caballos espantan,
I pasmados los soldados
Ambos sus armas disparan.
    No le hicieron ningún daño,
Pues que aun mas indignada,
Saltando sobre un caballo.
Lo destrozó de una arpada.
    Su compañero escapó
En la bestia que montaba,
Que corria mas que el viento,
Hasta que fué a la posada.
    Llegó mui pronto el soldado
A Urben, ciudad afamada,
Donde llora amargamente
Toda la jente admirada.
    Como si estuviese muerto
I con su cara mui blanca,
Un señor le presentó
Una bebida mui guapa.
    Prontamente volvió en si,
Cobró color en la cara,
I entonces les esplicó
Aquella triste desgracia.
    Mui luego le acompañó
Un sarjento hácia la casa
Del señor Gobernador.
Que estaba cerca la plaza.
    Refirióle todo el hecho
De aquella bestia malvada,
Que mató a su compañero
En un bosque en la montaña.
    A mas tambien le esplicó
Del modo que era formada,
Que volaba i que su pelo
Como vidrio le sonaba.
    Prontamente discurrieron
Los que estaban en la casa,
Que la jente que se pierde
Esta fiera se los traga.
    El señor Gobernador
Incontinente les manda
Vayan todos los soldados
I la jente bien armada.
    Se fueron muchos paisanos.
Mas de quinientos con armas,
También jente de a caballo
I veinte carros con viandas.
    El soldado que escapó
De los demas se adelanta;
Cuando llegaron allí,
Se pusieron de parada.
    Al instante los tambores
Tocaron a jenerala.
I aquel monstruo les salió
Con gritos que horrorizaban.
    Embistió como un león;
Le dan descarga cerrada;
Pero nadie la mató
Ni la hirió ninguna bala.
    La fiera mató cincuenta
Con asperones i arpadas,
Y noventa dejó heridos
Con sus poderosas garras.
    Pronto la caballería
Puso la mano a la espada:
Pero no pudo embestir
Por ser la tierra mui áspera.
    Despues se les separó
Fuera el bosque en tierra llana;
I habia un hombre a caballo
Que llebava una gran lanza.
    Al cabo de un largo rato
Embistióla con su lanza
Metiósela por la boca,
Y hasta el vientre le pasaba.
    La boca como un dragón
Abria mientras volaba;
Hasta que murió rabiando
Aquella fiera malvada.
    El hombre que la mató,
De tan alegre que estaba,
Nada bebió ni comió
Hasta que fué a la posada.
    Los muertos los enterraron
Allí en la misma montaña,
Y a los heridos curaron
Cirujanos de gran fama.
    Los que no se hicieron daño
Tuvieron dicha sobrada.
Y contentos regresaron
A Urben, la ciudad mui guapa.
    La fiera se la llevaron
En un carro bien guardada
Custodiada por soldados,
Que nadie fuese a tocarla.
    Llegaron a la ciudad
Puesto ya el sol, i a la casa
Del señor Gobernador
Se fueron a presentarla.
    El señor Gobernador
Mandó que en medio la plaza
Le hiciesen un buen tablado
Y alli pudiesen mirarla.
    Por los pueblos i ciudades
De toda aquella comarca,
Por todo hicieron pregones;
Quien quiera verla alli vaya.
    Ocho dias la tuvieron
Sobre el tablado en la plaza,
Que todo el mundo la viese
Del modo que era formada.
    Tanta jente acudió allí,
Que nadie hallaba posada
Ni viandas para comer
Con dinero se encontraba.
    Monstruo que hiciese mas daño
No le vió persona humana
Mostrándola a todo el mundo,
Siguen a Francia y España.
    Puden perdonar, lectores;
La leyenda es acabada:
El hombre que la mató
Tiene una renta ganada.

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