El padre que se degolló en el
convento de Santo Domingo
en Santiago

  Frai Eriberto Orellana
Se dió muerte en tal convento.
A las seis de la mañana
Fué este suceso sangriento.

  Una alarma jeneral
Hubo en toda la ciudad
Al saber que en realidad
Ocurrió este hecho fatal.
Por toda la capital
Toda la jente cristiana
Ir al convento se afana
Para ver el tal suceso,
I fué muerto, como espreso,
Frai Eriverto Orellana.

  De Santo Domingo era
Novicio el padre aludido;
La comunidad ha sentido
Desgracia tan lastimera.
Un mocho a la cabesera
Lo cuidaba mui atento.
En un descuido al momento,
De su catre se abajó.
Por locura bien se yó,
Se dio muerte en tal convento.

  El lego presto trataba
De su furia contenerlo
No pudo nunca vencerlo
Hasta que al fin lo votába.
De una mesíta tomaba
Una nabaja con gana;
Por encontrarse sercana
Facilmente la cojió;
I el drama diré, ocurrió,
A las seis de la mañana.

  Por exeso de locura
Este intentó degollarse,
Pudo así la muerte darse
Con nabaja, se asegura,
Se avisó a la prefectura
El suceso de que cuento
Un guardian que sin aliento
En dicha iglesia se hallaba.
En la pieza en que habitaba
Fué este suceso sangriento.

  Por fin, el padre decia
Que lo ivan a fusilar
I altiro empezó a buscar
Con qué quitarse la vida
Se notaba que tenia
La cara mui transparente
Nota que fué suficiente
Para creer que estaba insano
I el convento mui temprano
Fué invadido de gente.

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