Un San Jerónimo halló
Del juicio quince señales;
En los hebreos anales
Como en su historia escribió
Primero se verá el mal
Levantar cuarenta codos
Sobre los montes i todos
Al cielo hemos de clamar;
Allí se va a consumar
Cuanto el Hacedor formó;
No hallarán consuelo, no,
En el mundo los vivientes.
Estas señas evidentes
Un San Jerónimo halló.
Su esplendor eclipsarán
El sol, la luna i estrellas,
Cometas, rayos, centellas
Por los aires se verán;
Las serpientes silvarán
Revueltas con los mortales;
Sabandijas i animales
Saldran de la serranía;
Han de haber para este dia
Dol juicio quince señales.
Verá toda criatura
A los cerros derrumbarse
I a los muertos levanrarse
Vivos de la sepultura;
Cuál será la desvenura;
En los séres racionales!
Terribles serán los males,
La confusion i el espanto:
Hé aquí lo que vió el santo
En los hebreus enales.
Con mui espantosos ruidos
Habrá en temblor jeneral
Que en la tierra otro al igual
No habrán visto los nacidos;
I en Josafat reunidos
Estaremos, según vió
El que esta noticia dió.
Tan cierta i fundamental,
Sobre este juicio final
Como en su histeria escribió.
Al fin, el rei poderoso,
En su trono bajará
I a todos nos juzgará
En aquel dia horroroso;
Padre misericordioso
De suprema majestad.
Ten de tus hijos piedad;
Jesús, dadnos vuestro abrigo,
Para estar siempre contigo
Por toda una eternidad
