EL NAUFRAJIO
Mas de ochenta ahogados.

  En el Estrecho se hundió
el vapor Golfo de Adén
i de entre los pasajeros
se ahogaron como cien.

  Causaba profunda pena
el ver cómo los marinos
imploraban a los cielos
y los auxilios divinos.

  Con lágrimas en los ojos
y lastimero clamor
rezaban sobre cubierta
del desgraciado vapor.

  Entre marinos i jente
que en la nave se embarcó
i que eran como doscientos
ni la mitad se salvó.

  La culpa de este desastre
si el diario no se equivoca
fué la de haberse estrellado
en una temible roca.

  Se destrozó enteramente
y en solo un corto momento
se vió el vapor sumerjido
en el profundo elemento.

  Madres e hijos estrechados
con ternura i devocion
imploraban a los cielos
pidiéndoles salvacion.

  Pero no habia esperanza
de salvacion encontrar,
y pronto desparecieron
entre las olas del mar.

  Unos buscaban refujio
en los palos de la nave
pero en tan ruda tormenta
salvación ¡ai Dios! no cabe;

  No hai sino que conformarse
disponerse a sucumbir
tan solo se ve agua i cielo
no hai a quien favor pedir.

  Tantos al fin sucumbieron
que solo ochenta salvaron
los demas en el abismo
sepultados se quedaron.

  Otros por felicidad
llegar a tierra pudieron,
pero sin tener recursos
muchos de hambre murieron.

  Qué será del triste hogar
que llora un deudo perdido,
y que ya no han de mirar
nunca en el hogar querido.

  Víctimas de la ignorancia
de un capitan inesperto
naufragaron sin tener
a la vista ningún puerto

  Y solo queda a sus deudos
sus sollosos i clamor,
pedir por los que fueron
el objeto de su amor.

  Señores: esta es del drama
la penosa descripcion
que hoi mantiene cien hogares
en la mas triste afliccion.

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