Un padre que asesinó
UNA HIJITA DE ÉL

  En Angol a una niñita
El padre la asesinó,
Que delito le daria
Que la vida le quitó.

  Lo que se está viendo hoi dia
Hombres de tanto intento,
De tan poco miramiento
Que hacen una tropelía
Esto es como una herejía
Que hasta el corazon palpita
Al mas cruel verdugo imita
O a Heródes el idumeo,
Un cruel sació su deseo
En Angol de una niñita,

  Llegó aquel facineroso
Donde estaba la inocente
I la tomó de repente
I el bárbaro agarró un trozo;
De leña con un reposo
I este nada le avisó
Ella tampoco arrancó
Sin enojo ni otra seña,
De modo que a la pequeña
El padre la asesinó.

  Todavia un hambriento
De los que cruzan los cerros,
Tiene temor a los perros
Sin tener entendimiento;
Pero aquel tigre sediento
De sangre humana ese dia
Siendo su hija que le haría
Se sintió una voz penosa,
Darle una muerte alebosa
Que delito le daria.

  Los vecinos se admiraron
De ver aquel sacrilejio,
I unos hombres con colejio
Llegaron i lo amarraron;
Declaraciones tomaron
I a la cárcel se mandó,
El juez del crimen le habló
Al picaro satisfecho,
Que mal le puede haber hecho
Que la vida le quitó

  Al fin aquel malhechor
En hacer muerte se fija,
Desde que haya muerto a su hija
Al prójimo será peor;
A la cuenta es el terror
De Concepcion i Mulchen,
Con este hombre libra quien
Nadie le pondrá ni asiento,
Si esa sangre tan sedienta
Es mas peor que el pihuichen.

       Imp. Moneda, 843

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