Las perfecciones de una
amada

  Las señas de mi querida
A todos les voi a dar,
Para que no se enamoren,
No las vayan a olvidar.

  Como un oro tiene el pelo,
Como un lucero, su frente,
Cuando mira de repente
Parece un astro del cielo.
Su mirada es un consuelo
Para el que sufre en la vida,
Ella es, pues tan cumplida
Que casi no puede hablar,
I yo les voi a esplicar
Las señas de mi querida.

  Ella tiene su carita
De un color encendido,
Que el teverinto ha querido
Igualar a la perlita.
Las señas de tal rosita
Nadie las puede dudar,
Porque reseña cabal
Les doi en este momento,
I su retrato contento
A todos les voi a dar.

  Ella es de tal blancura
Que la nieve no ha igualado,
Tiene un color encarnado
Como la rosa mas pura.
Solo de ver su hermosura
Es posible que le adoren,
En saberlo no demoren,
Lo que digo con empeño,
Que de ella soi el dueño
Para que no se enamoren.

  Su talle es, creo tal vez
Mas esbelto que la palma,
I puede matarse una alma
Tan solo con verle un pié.
De su perfeccion despues
Mas datos no quiero dar,
Tranquilo es mejor quedar
Con esa hermosa adorada,
I las señas de mi amada
No las vayan a olvidar.

  Por fin, a esta doncella
No la igualara al parecer,
Ni la mui hermosa Ester
Ni Magdalena, la bella.
El que quiera verla a ella
Les pongo como una faula,
Que cien mil pesos en tabla
Me deben entregar presto,
I despues de todo esto
Seré esclavo del que habla.

       JUAN BAUTISTA PERALTA.—Calle Huemul 34.

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