PARTE PRIMERA
¡ELLA!

En nuestra capital, a seis de Agosto
del pretérito año ochenta i seis,
dia de dicha i de placer angosto,
severo como el fallo de la lei,
sin comprender su exajerado costo
cara a cara me vi con una chei
que diera orijen a la triste historia
que sacrifica tanto mi memoria.

No la quise al principio, no la amé,
no electrizó mi alma su mirada;
pasó fugaz, como pasar se vé
fosforesente llama, coloreada
i cuando al fin mi corazón toqué
al ver su pulsacion normalizada,
comprendí que no todas las mujeres
encierran en los ojos alfileres.

       continuarà

       ROLAK

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