GRAN CRÍMEN

  Os narro, lector querido,
el mas horrendo delito,
el crimen mas inaudito
que en Chile habrá susedido;
aunque serio el cometido
lo llenaré Dios mediante;
tendré pecho de elefante
i ojos sin lágrimas hoi;
porque a relatales voi
el crimen mas aterrante

  Los Santos todos del Cielo
acudan pronto en mi ayuda
porque la tarea es ruda
i yo soi un caramelo;
siento se me eriza el pelo,
mi sangre se paraliza,
mi pecho se martiriza
i hasta me tiembla la mano,
mas tu auxilio seberano
me darà fuerza precisa.

  Este crimen de amargura
sucedió en Valparaíso
en el tiempo mui preciso
llamado “la Dictadura”;
joven de buena figura
i de elegante vivac,
de cuello tieso i de frac
es la víctima del drama
i me dicen que se llama
don Florencio Vargas Gac.

  Se acusa de ser autor
del crimen que se acentúa
a un señor Gacitúa
que es competente doctor;
como cómplice mayor
se acusa a don Tristan Plaza
que hoi en la càrcel lo pasa
por ser de aquella vailía
el Jefe de Policía
en la época del Terror.

  Tiene el doctor una hija
dulce, graciosa i sensilla
que es toda una maravilla
hacendosa i mui prolija;
visitaba la valija
que guardaba aquella joya
el joven i… allí fué Troya;
se comprende facilmente
que el amor metiese el diente
i formase la tramoya.

  El doctor con emosion
notó por el mes de Abril
en su hija bella el perfil
del fruto de la pasion;
la venganza i la aflixion
se escondieron en su pecho,
donde el joven fué derecho
i lo reprendió al momento
pero él con el casamiento
juró reparar el hecho.

  El tres de Junio llegó
i el militar de que he hablado
al joven como engañado
donde el doctor lo llevó;
de ahí a salir no volvió
i alguien llegó a asegurar
que al doctor pudo notar
manchado con sangre espesa
i un cadáver sin cabeza
se vió flotando en el mar.

  Hoi a Plaza es le grita
cómplice de este hecho grave
porque era según se sabe
tio de la Señorita;
a la víctima bendita
no se le volvió a ver mas
no tuvo el hermano paz
alarmado con su ausencia
pero en toda dilijencia
lo hacian volver atras.

  Al triunfar la oposicion
con Jueces bien dilijentes
se pusieron los ajentes
a la obra i con tezon;
se dió órden de prision
contra el médico aludido.
“El Mercurio” ha sostenido
la verdad de este relato
aunque en la Union de hace rato
aparece un desmentido.

  Pongan ojo i atencion
los padres en este caso,
no coloquen en un vaso
dinamita con carbon;
ved la desesperacion
de un padre así doshonrado;
hijas que lo mas sagrado
le dais a cualquier patan
i vé tù novel galan
lo que el amor ha costado.

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