VIDA DEL SOLDADO
MARTIN FIERRO

    Me manda desde el destierro
esta relacion perversa
el enganchado por fuerza
que se llama Martiu Fierro

    He servido en la frontera
en un cuerpo de milicia
no por razon de justicia
como sirve cualesquiera.

    La bolilla me tocó
de ir á pasar malo rato
por la facultá de un ñato;
que mucho me persiguió.

    Y sufrí en aque infierno
esa dura penitencia,
por una malaquerencia
de un oficial subalterno.

    No repetiré las quejas
de lo que se sufre allá
son cosas muy dichas yá
i hasta olvidadas de viejas.

    Siempre el mesmo trabajar
siempre el mesmo sacrificio
es siempre el mesmo servicio
i el mesmo nunca pagar.

    Siempre cubiertos de harapo
i siempre desnudo y pobre,
nunca le pagan un cobre
ni le dan jamas un trapo.

    Sin sueldo y sin uniforme
lo pasa uno aunque sucumba,
conformesé con la tumba
i sinó… no es conforme.

Pues si usté se ensoberbece
o no anda muy voluntario,
le aplican un novenario
de estacas… que lo enloquece.

    Andan como pordioseros
sin que un peso los alumbre
porque han tomao la costumbre
de deberle años enteros.

    Siempre hablan de lo que cuesta
que alla se gasta un platal
[¡]pues yo no he [visto ni un rial]
[en lo que duró la fiesta!]

    Es servicio estrordinario
bajo el fusil y la vara
sin que sepamos que cara
lo ha dao Dios al comisario.

    Pues ei vá à hacer la revista
se vuelve como una bala,
es lo mesmo que luz mala
para perderse de vista.

    Y de yapa cuando va,
todo parece estudiao
llega con tiempo atrasao
de gente que ya no está,

    Pues ni adrede que lo haga
podria hacerlo mejor,
cuando cae es con la paga
del contingente anterior.

    Porque son como sentencia
para buscar al ausente,
i el pobre que está presente
que perezca en la endigencia.

    Hasta que tanto aguantar
el rigor con que lo tratan,
o se deserta ó lo matan
o lo largan sin pagar.

    De ese modo es el pastel
porque el roto… ya es un hecho
no tiene ningún derecho
i naides vuelve por él.

    La gente vive marchita
si viera cuando echan tropa
les vuela à todos la ropa
que parecen banderitas.

    De todos modos lo cargan
i al cabo de tanto andar
cuando lo largan, lo largan
como pa echarse à la mar.

    Si alguna prenda le han dao
se la vuelven á quitar,
poncho, caballo, recao,
todo tiene que dejar.

    No tiene ni adonde irse
al vorvel à su destinos,
salen como unos Longinos
si tenner con que cubrirse.

    A mi me daba congojas
el mirarlos de ese modo
[pues el más aviao de todos]
[es un perejil sin hojas]

    Ahora poco ha susedido
con inviernos tan recrudos,
largarlos a pié y desnudos
pa volvel a su partido.

    Y tan duro es lo que pasa
que en aquella situasion,
les niegan un mancaron
para volver a sa casa:

    ¡Lo tratan como a un infiel!
completan su sacrificio
no dandolé ni nu papel
que acredite su servicio.

    Y tiene que regresar
mas pobre de lo que jué,
por supuesto à la mercé
del que lo quiere agarrar.

    Nadie avirigûe despues
de los bienes que dejó,
de hambre su muger vendió
por dos, que vale diez.

    Y como estàn convenidos
a jugarle manganeta,
a reclamar no se meta
porque son pasos perdidos.

    Y luego si á alguna Estancia
a pedir carne se arrima
se le van al punto encima
con la ley de la vagancia.

    Y ya es tiempo pienso yó
de no dar mas contigente
si el Gobierno quiere gente
que la pague y se acabó.

    Y saco asi en conclusion
en medio de mi inorancia
que aquí el nacer en Estancia
es como una maldicion.

    Y digo aunque no me cuadre
decir lo que nadie dijo,
la Provincia es una madre
que no defiende a su hijo.

    Aqui mê paro señor
don Rolake por ahora
pero el final sin demora
va por el otro vapor.

            ROLAK

Nota: adaptación de versos de La vuelta de Martín Fierro, XXVII.

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