CONSEJO PARA CASARSE

     Como se funde la nieve
  al contacto del calor,
  así en espacio mui breve
  consume al hombre el amor.

  Cuando uno sale a paseo
i topa con una chica
i su entusiasmo le indica
tiritando como un reo,
si es honrado su deseo
i ella cumple como debe,
disculpa su falta leve
prestándole su atencion
i ablanda su corazon
como se funde la nieve.

  Le hace despues su visita,
i aunque se oponga el demonio,
se efectúa el matrimonio,
en una iglesia o hermita,
su dicha será bendita
mas dulce que un alfajor,
mas bella que el resplandor
de un sol de primavera:
su alma estaeá como cera
al contacto del calor.

  Embriagado en la dulzura
de esa existencia tan bella,
poco a poco irá su estrella
perdiendo esa luz tan pura,
porque el Dios de la Amargura
metiendo su brazo aleve
tiene que hacerle que pruebe
el tormento de los zelos
yendo al infierno del cielo
así en espacio mui breve.

  El caudal de sufrimientos
si no lo empuja al suicidio
le dá tan grande fastidio
que apoca sus sentimientos
i en mui rápidos momentos
el exeso del dolor
de su existencia la flor
la marchita enteramente:
¡no olviden cuán facilmente
consume al hombre el amor!

  I como del mal el ménos
es necesario escojer,
i como al fin ha de haber
para esto un contraveneno,
yo me propongo sereno
dar al lector un consejo
que, por ser bastante viejo
se impone al tiempo que alegra:
a la que te dé una suegra
arrúgale el entrecejo.

Adolfo Reyes

Nota: verso publicado por Rólak, ver, ver y José Arroyo, ver.

Ver lira completa

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