AL ILUSTRE JENERAL BAQUEDANO

            ¿Por qué cien mil corazones
Con entusiasmo palpitan?
¿Por qué todos ¡hurral gritan
I a las puertas i balcones
Curiosos se precipitan?

            ¿Por qué esos toques marciales
I esas salvas i ese ruido?
I esas fiestas colosales?
¿Para quién se han erijido
Esos cien arcos triunfales?

            ¿Por qué jóvenes i ancianos
I vírjenes i matronas
Llevan rostros tan ufanos
I cubiertas ámbas manos
Con guirnaldas i coronas?

            ¿I quién es ese que llega
A quien todo un pueblo aclama
Que a su redor se congrega,
I mil coronas le entrega
I vencedor le proclama?

            Ese que glorioso avanza
Es un digno ciudadano.
El hombre de mas puj[anza]
El vencedor de la Alianza!
El ilustre Baquedano!

            Con razon lo glorifica
Chile, i tribútale honores,
Pues los merece mayores
El que venció en Tacna, Arica,
Chorrillos i Miraflores.

            —I al ver que sigue su huella
Con tan lisonjero arrullo
Todo un pueblo que se estrella,
¿No sentirá ese hombre orgullo?
—Nó, porque su alma es mui bella.

            Nó, lectores, i os advierto
Que podria dar por cierto
Que en medio su regocijo
Tiene el pensamiento fijo
En los que en la lid han muerto.

            I digo esto porque sé
Por hombres dignos i honrados
Que merecen toda fé,
Que el jeneral siempre fué
El padre de sus soldados.

            Salve, soldado eminente,
Modesto como valiente,
Si hoi te aclaman vencedor,
Pronto, en pago a tu valor,
Te aclamarán presidente.

            El Pequen.

Impreso por P. Ramirez.— Echáurren, 4

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