El reo puesto en capilla
i la carta que le mandó a
la mujer de su mismo calabozo

  Si un instrumento se suena
con sonoras melodías,
yo canto mis agonías.
con desventurada pena.

  El veintiuno del presente
me leyeron la sentencia,
yo la escuché con paciencia
porque me creo inocente.
Aquí como un penitente
lloro como Magdalena
el hielo de la cadena,
nueve meses he aguantado,
se consuela el desgraciado
si un instrumento se suena.

  Me pusieron en capilla
para hacerme fusilar;
i en este húmedo lugar
mi pura conciencia brilla.
Yo con mi alma sencilla
soportaré los tres dias
de ver las alevosías
que cometen i el borron,
palpitan mi corazon
con sonoras melodías.

  Los consejeros de estado
no me tuvieron piedad,
los ministros en verdad
talvez le habrán pagado.
Todos en mi contra han dado
por cumplir sus picardías,
leyes injustas e impías;
son las de esta Nacion,
i de mi oscura prision
yo canto mis agonías.

  Todo el pueblo eu jeneral
i tambien la clase obrera,
pidió de que yo no fuera
hácia el banquillo fatal.
Por el Código Penal
se me firmó mi condena
la sangre de vena en vena
me hierve i me deja en pos,
i a todos les pigo adios
con desventurada pena.

  Una carta a mi mujer
le mandé pronto de fijo,
pidiendo traiga a mi hijo
que lo necesito ver.
Para darle a conocer
que pronto voi a morir
tristeza da el referir
esta esquela angustiosa,
i de mi hijo i mi esposa
hoi me voi a despedir.

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