A un guardian de servicio
Que estaba en la calle del Puente,
Un bandido impertinente
Llegó i lo llamó a juicio.
Iré buscando el resquicio
De la vida de ese caco.
Por lo diablo i lo bellaco,
Desde el momento nombrado
Se llevó preso amarrado
Como mazo de tabaco
Dos trabaron la pendencia
Furiosos como Satan,
I corrió el pobre guardian
A evitar la insolencia.
Silva llegó con urjencia
Donde el noble policial;
De una manera formal
Aquel rotillo imprudente
Le enterró de un de repente
En el pulmon el puñal.
Cayó al suelo desplomado
Boca abajo el pobrecito
I el asesino maldito
Arrancó desesperado;
Por los guardianes fué hallado
En el momento preciso;
I al juez le digo en mi aviso,
Escribiendo claro i franco,
Que lo haga pasar al banco
Por el gran crimen que hizo.