Un buen consejo a las mujeres
solteras

  La mujer que quiere a un viejo
No tiene el diablo que hacer
Es desconfiado i celoso
I no le da que comer.

  Si es jóven i bien bonita
Ha de buscar otro igual
I que la asista puntual
Lo mismo que a señorita.
Si alguna moda le quita
Debe de evitar el viejo,
Obsérveme mi consejo
Aunque le pongan apodos.
Se da aborrecer de todos
La mujer que quiere a un viejo.

  Si busca alma pretendiente
I no la sabe cuidar,
Por otra lo ha de cambiar
Que le dé lo suficiente.
Ha de ser condescendiente
Si la toma por mujer.
I al no saberla querer
Dele la bota temprano,
Pero si ama a un anciano
No tiene el diablo que hacer.

  Si por un caso casual
La amase algún millonario
Cómele lo necesario
I no le deje ni un real,
Juntará gran capital
Con el rico bondadoso.
Acaricielo con gozo
I hágale algún cariñito,
Pero si acaso es viejito
Es desconfiado i celoso.

  Si le toca un hacendado
Que la enamore con fé,
Pidale de que le dé
Un buen caballo ensillado,
I que la saque hácia el prado
Que se quiere entretener;
Si es veterano a mi ver
Con sus malas humoradas
La mantiene con patadas
I no le da de comer.

  Al fin, si acaso se casa
Con algún viejo mohino
No maldiga su destino
Si alguna cosa le pasa.
Si le repugna su traza
Atráquese a un jovencito
Cuando lo encuentre solito
Antes que se atemorice;
Dígale si él no le dice
Que tiene mucho apetito.

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