Ultimos detalles de los cua-
tro reos fusilados en San_
tiago.

    Qué pena ¡ai! Dios, no dará
Ver en un banco a un cristiano
Al despedirse del mundo
Pensando en el Soberano.

    Nací en el fatal momento
Para yo ser criminal
Según rejistra el anal
En este trance violento
Yo tengo mi pensamiento
Como el público sabrá
Claramente de que está
Para fijar su partida
Y yo al pagar con la vida
Qué pena ¡ai! Dios no dará.

    Los reos listos estaban
Llorando como un chiquillo
Pero lijero al banquillo
Con tristeza caminaban
La aglomeracion miraba
En ese dia temprano
Todo lamento era en vano
Entre toda aquella jente
Es de llorar a torrentes
Ver en el banco a un cristiano.

    Con la custodia hácia el lado
Desde la celda salieron
Y todos los que los vieron
Se quedaron admirados
Muchos dicen que han llorado
En un silencio profundo
Al hablar yo me confundo
Con una trémula voz
Se encomendaron a Dios
Al despedirse del mundo.

    En el banquillo sentado
Los infelices se vieron
Y prestamente dijeron
Ya vamos a ser fusilados
Con el pecho acongojado
Miraron todos ufanos
El cadalso en suelo llano
Desde lejos lo veian
De Chile se despedián
Pensando en el Soberano.

    Al fin pues Diaz, señores.
En cruel tormento murió
Y su alma al cielo voló
En medio de gran dolores
Todos los espectadores
Esa escena presenció
Una descarga sonó
Horrible y aterradora
Y en aquella fatal hora
Su existencia concluyó.

                  EL TAMAYINO

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