EL REO BRICEÑO
EN LA PENITENCIARIA
EL INDULTO

    Baje el golpe del acero
cruje i se lamenta el leño;
así el infeliz Briceño
ya no es el culpable fiero.

    Terminada la sumaria,
este viérnes que pasó
al reo se le llevó
hasta la penitenciaria;
ahí en celda calcelaria
ya no es el reo altanero;
su defensor con esmero
 por ver de salvarlo insiste
pero Briceño está triste
bajo el golpe del acero.

    El corazon es balanza
que pocas veces se engaña
cuando hay algo que lo daña
pierde luego la esperanza;
mientras el proceso avanza
con dukce y penoso ceño
ya se si mismo no es el dueño
y llora sobre un escaño
i al ver su dolor tamaño
cruje i se lamenta el leño.

    Encerrado como rata
en aquel torreon feudal
la inmensidad de su mal
mas grande se le retrata:
por mas bien que se le trata
ye de la muerte el diseño
por calmarse pone empeño
pero ve la sangre roja
pasa en horrible congoja
así el infeliz Briceño.

    ¡Ai, que horrible i angustiosa
es la suerte del penado,
pasa un tiempo brolongado,
medio metido en la fosa!
Briseño, piensa en su esposa
i en su hijito ¡el primero!
¡que dolor mas verdadero
que aquella dura anciedad!
para toda sociedad
ya no es el culp[a]ble fiero.

    Me dicen que en la Serena
se mueve mucho la jente
para ver que al delincuente
se le conmute la pena;
ojalá que la condena
no se llegue a ejecutar;
tendrá el pais que gozar
con la bondad del perdon
i de gusto i emoción
la mujer ha de llorar.

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