Tú eres para mí el encanto
I la dicha de mi suerte;
Si me llegas a olvidar,
Eres causa de mi muerte.
Tú eres todo mi anhelo
I mi recreo
Que gozo dulces glorias
Cuando te veo.
Cuando te veo, sí,
Puedo decir
Que por seguir tu amor
He de morir.
—Hazla pues con paciencia
La dilijencia.
J. HIPÓLITO CORDERO.
Calle de Benavente, núm. 24