¡¡Viva la unidad!!

¡¡Viva la unidad!!
Por Rafael Martínez Navia, poeta popular de Santiago

Hoy vive el pueblo feliz
porque ya se unió la Izquierda
bajo una idea muy cuerda;
la de salvar al país;
Hay que llevar al Gobierno
a gente de otro matiz
sin echar fuego al infierno
y luchando hasta el final
arrancaremos el mal
de su más honda raíz.

Pero falta el Radical
que complete la victoria
y también para la gloria
la Falange Nacional;
esta unión tan fraternal
la deben firmar hoy mismo
y no dejar que el fascismo
saque su garra y nos mate
ni al otro que nos combate
con un toro: el continuismo.

Pero nos da la confianza
ése que va en nuestra fila,
la gente que no vacila
y esa juventud que avanza;
juventud que no descansa
y cuyo pecho se expande
para hacer de Chile un grande
y soberano país
y ver al pueblo feliz
coronado por el Ande.

Nosotros los que luchamos
con un fin glorioso y digno
y que cumplimos el signo,
por Chile todo lo damos,
no queremos más por amos
a torpes y viejos patriarcas
ni a otros tipos de otras marcas
que están oliendo a traidores
ni queremos más tutores
que saqueen “nuestras arcas”.

Hoy día sabemos cuales
son los falsos redentores
y cuántos son los autores
que ocasionan nuestros males,
más, caerán esos tales
y el clarín por la ciudad
resonará sin piedad
de otro Mane, Thecel, Phares,
y no habrá nunca más traidores,
sino patria y libertad.

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Unión Soviética

Unión Soviética
Por Rafael Martínez Navia, Poeta Popular de Santiago

¡Unión Soviética…! unión
de pueblos grandes y chicos
donde no hay pobres ni ricos
porque no hay explotación,
ni existe la distinción
de vasallos y señores
ni tampoco hay redentores
en ese bello país
la justicia es un matiz
sin verdugos ni agresores.

Venturosa alza su faz,
altiva y siempre serena,
su voz por el mundo suena
como el clarín de la paz
sin retroceder jamás
avanza del triunfo en pos,
la libertad es su Dios
y al viento su cabellera
la del martillo y la hoz.

Ningún país como el suyo
es tan digno y floreciente
se ilumina el sol de oriente
y él lo mira con orgullo;
la niñez es un capullo
que irradia felicidad,
reina la fraternidad
en el hogar y el taller
y ante todo es la mujer
símbolo de lealtad

Es Moscú la capital
de esa invencible nación
cuyo glorioso timón
lo dirige un mariscal,
por un desarme total
el agoba con pasión
por la paz sin exclusión
lucha sin tregua ni pausa
él es el Dios de una causa
que no admite discusión.

Sin nombrar a Stalingrado
mis versos pasan por alto
donde tras un fiero asalto
von Paulus fue derrotado,
al verse el teutón copado
se rindió sin condición;
que esta sirva de lección
al que gasta prepotencia
pues más vale la experiencia
que la fuerza y la ambición.

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Panorama nuclear

Panorama nuclear
Por Rafael Martínez Navia, poeta popular de Santiago.

Con fe, ardor y firmeza
lancémonos al combate,
antes que el monstruo nos mate
y nos convierta en pavesa;
El peligro aún no cesa
pués el yanqui prepotente
presiona porfiadamente
a fin de explotar la bomba
sin importarle una comba¹.

Fuera el yanqui y el inglés,
de la Antártida y sus mares,
Son de Chile esos lugares
de la cabeza a los pies;
Que se marchen de una vez,
ojalá hoy día mismo,
puede haber un cataclismo
con esa bomba que aterra
y desintegrar las tierra
y arrojarnos al abismo.

El tigre devorador
no otorga jamás clemencia,
como no tiene conciencia
el yanqui usurpador;
el mundo tiembla de horror
ante la bomba nuclear;
Basta ya de exterminar
pájaros, frutos y peces,
ni matar más japoneses
por el gusto de matar.

De los bellacos con suerte
Norteamérica es la tierra,
pues comercian con la guerra
y se burlan de la muerte;
esa es la ley del más fuerte,
apocalíptica ley,
que regocija a su grey
cuando a negros discrimina
y los cuelga y asesina
como si fuera un buey.

Es falso que hay libertad
en ese inmenso pais.
El pueblo alli no es feliz
esa es la pura verdad;
Controlan cada ciudad
con espías dirigidos,
cesantes y mal nutridos
pululan por las afueras
y habitan en madrigueras
en los Estados Unidos.

1  Error del impreso, falta una línea.

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Contra la bomba nuclear

Contra la bomba nuclear
Por Rafael Martínez Navia, poeta popular de Santiago.

Unámonos sin tardar
alcemos todos un grito
contra ese monstruo maldito
que es la bomba nuclear;
combatir hasta triunfar
por la paz no es un delito,
por lo tanto a protestar
pero sin odios ni alarmas
contra el uso de esas armas
con que nos quieren matar.

No hay patriota que no estrile
contra la guerra y su faz.
Todos quieren ver en paz
a nuestro adorado Chile
nadie quiere que se afile
ningún acero mortal.
Contra esa bomba infernal
que achicharra y hace añicos
protestan pobres y ricos:
el repudio es general.

Troquemos el odio inmundo
que se arrastra por la tierra,
no en cariño por la guerra
sino en paz y amor fecundo;
contra ese monstruo iracundo
todos debemos luchar
y también sin descansar
por excluir esa bomba
que asciende como una tromba
cuando la hacen estallar.

La bomba termonuclear
quema, ciega y mata al hombre
esa bomba cuyo nombre
es bonito pronunciar,
envenena, no se asombre
aire, tierra, nieve y mar
y después de reventar
–es muy fácil lo que expongo–
se convierte en dócil hongo
dejando luto y pesar.

Doscientos sesenta mil
murieron en el Japón
cuando el yanqui a traición
se tiró el gran carril
con mano certera y vil
lanzó la bomba mortal
en Nagasaki fatal
y también en Hiroshima.
Como aquí perdí la rima
le pongo punto final.

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Historia de amor

Historia de amor
por Rafael Martínez Navia

Tranquilo y feliz vivía
más nunca pude creer
que una pérfida mujer
iba a turbar mi alegría;
hoy sufro cruel agonía
y es en vano mi tormento
hoy no escucha mi lamento
aquella que adoro tanto
sed testigos de mi llanto
tierra, fuego, mar y viento

Esclavo de su hermosura
hizo en mi alma tal estrago
que formó de amor un lago
que se convirtió en locura;
así troco en desventura
mis esperanzas más bellas
ya no atiende mis querellas
el ángel de mi desvelo
tengan piedad de mi duelo
cielo, luna, sol y estrellas.

Desde aquel funesto día
que sentí la ardiente llama
del amor que aún me inflama
y apagar nunca podría;
no hay en mi pecho alegría
todos me son desvaríos
hasta los suspiros míos
no encuentran asilo aquí
compadézcanse de mi
peñas, valles, montes, ríos.

Es mi vida un imposible;
mi muerte una realidad
es de amor mi enfermedad
me hirió Cupido terrible;
con ese dardo insensible
que causa tantos rigores
donde se sienten dolores
penas, quejidos, sollozas
gozad tú que sois dichosos
aves, peces, selvas, flores

DESPEDIDA

Adiós benditas regiones
donde amé tanto en la vida
eterna es mi despedida
no escucharéis más mis sones;
me alejo de tus misiones
me voy de tus caseríos
tus vergeles y plantíos
ya los voy dejando atrás
no los verán nunca más,
¡Nunca más los ojos míos!

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A José Stalin

A José Stalin
(en el primer aniversario de su muerte)
por Rafael Martinez Navia, de Santiago.

Quizá no nazca otro ser
sino después de milenios
como el genio de los genios
que hoy lloramos como ayer;
pero antes de fenecer
le dio al pueblo libertad
paz, unión, fraternidad
y le dejó su renombre;
resplandecerá su nombre
mientras haya Humanidad.

Este hombre extraordinario
celoso de su ideal
conservó hasta el final
su afán revolucionario;
a su empuje libertario
rodó sin vida el tirano
y echó con espada en mano
al invasor extranjero
estremeció al mundo entero
su heroísmo sobrehumano.

También su pluma invencible
fue un ariete destructor
contra el vil explotador
y la canalla insensible;
su espíritu incorruptible
jamás conoció el desmayo
su pensamiento fue el rayo
que anunció una nueva aurora
¡cuando sonará la hora
que haga feliz al vasallo!

El libro por él escrito
abridlo, leed su texto
¡cómo brilla su intelecto
y remonta el infinito!
Al viejo dogma y el mito
sucede la realidad
ilumina la verdad
como un faro refulgente
y muestra su faz sonriente
el sol de la libertad.

Pero aun hay algo más
que inmortaliza su nombre:
él construyó para el hombre
un mundo nuevo de paz;
él, más que todo, veraz
él mal cortó de raíz
y convirtió a su país
en un campo floreciente
en la URSS vive la gente
libre, contenta y feliz.

Por eso están contra él
pero no sirve el puñal;
él es el fino metal
donde se mella el cincel;
él es el regio clavel
de purpurino color
y no el insecto traidor
que impunemente lo hiere:
¡La grandeza nunca muere
ni la virtud ni el honor!

Un varón tan noble y fiel
no se consigna en la historia
en el templo de la gloria
el más prominente es él;
hoy mil hojas de laurel
cubren sus yertos despojos
lo lloran blancos y rojos
peñas, valles, montes, ríos
ciudades y caseríos
y también mis tristes ojos.

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¡Salve, glorioso maestro!

¡Salve, glorioso maestro!
(versos de redondilla)
A Luis E. Recabarren
por Rafael Martínez Navia.

SALVE, GLORIOSO MAESTRO,
discípulo de Lenin
y como el gran Stalin,
Genio y Líder, Padre Nuestro;
hoy a modo de un clarín,
feliz te canta mi estro,
aquí tu estatura muestro
de luchador sin igual;
por tu preciado Ideal,
¡SALVE, GLORIOSO MAESTRO!

Tu verba no tuvo fin
en la pampa salitrera
fuiste de la clase obrera
el más digno paladín;
jamás la amenaza ruín
afloró a tu labio diestro
ni el odio cruel y siniestro
se albergó en tu corazón,
por tan noble tradición
¡SALVE, GLORIOSO MAESTRO!

También el eco triunfal
de tu magnífico acento
estremeció al Parlamento
contra el viejo Caporal;
por fin la forma feudal
del dogma frío y siniestro
como ahora lo demuestro
cavó su tumba en el mar,
por tu elocuencia sin par,
¡SALVE, GLORIOSO MAESTRO!

Filósofo y escritor,
fué tu pluma inigualada
una profunda estocada
en el pecho del traidor;
derribaste al impostor,
al necio, al fátuo y al neutro
y clavaste como a insecto
al tirano y su jauría,
por tu ardiente valentía,
¡SALVE, GLORIOSO MAESTRO!

DESPEDIDA

Por último, camarada,
cordialmente me despido,
bien sabes que no te olvido
y estoy en la barricada;
que aguardo una clarinada
para acudir al encuentro
y por fin, Apóstol nuestro,
sigo tu ejemplo genial;
por tu ardiente valentía
¡SALVE, GLORIOSO MAESTRO!

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A Stalin, genio de los genios

A Stalin, genio de los genios
“Llorando esta mi laúd” (Versos de redondilla)
Por Rafael Martínez Navia, de Santiago

NOTA.-El autor de esta redondilla es un caballero que pertenece a sectores cultos de la sociedad. Cuando apareció esta LIRA POPULAR, recibimos sus felicitaciones como poeta culto, admirador de la poesía popular y, aunque no había intentado nunca este género, nos trajo una hermosa composición que se publicó en uno de nuestros primeros números. Hacía tiempo que no recibíamos nada suyo. Ahora ante la muerte de Stalin, nos envía esta bella “redondilla” o pie forzado para todas las estrofas.

Llorando está mi laúd
cubierto de obscuro manto
por el hombre que amó tanto
la justicia y la virtud;
él guió a la juventud
por la senda del deber
y enalteció a la mujer
con celosa pulcritud:
por ese querido ser
llorando está mi laúd.

Llora tu inmenso pesar,
laúd de mi corazón
llorar en esta ocasión
es justo y noble a la par;
quien llora y sabe llorar
demuestra su gratitud
por el ser cuya actitud
sólo alabanzas merece:
por ese, no más, por ese
llorando está mi laúd.

Aunque te enluta el dolor,
laúd, no pierdas la calma:
hay quienes no tienen alma,
porque no saben de amor;
odian al hombre de honor,
fingen amar la virtud
y al que encierra el ataúd
difaman de modo cruel;
por él, tan sólo por él
llorando está mi laúd.

Ahora que estás tranquilo,
deja, laúd, por favor,
que llore el vil impostor
lágrimas de cocodrilo;
bien sabes cuál es su estilo
cuando esconde su inquietud,
no te inmute su acritud
déjale que pague así:
por ti, Stalin, por ti,
llorando está mi laúd.

Yo conozco tu altivez,
tú no lloras por llorar,
laúd mío, sin pensar,
llora por última vez;
llorar por tu líder es
orgullosa gratitud,
¿no ves a la juventud
cómo llora en este mundo?
Por ti, Padre, sin segundo,
llorando está mi laúd.

Todo ser ante la Muerte
dobla la cerviz y calla,
pero existe una canalla
que en carnaval la convierte;
en su nombre se divierte
con falsa solicitud,
no recata su actitud
cuando la mira pasar:
por el que van a enterrar
llorando está mi laúd.

Allá en lejana región
va pasando el funeral
del Maestro más leal
que fué todo corazón;
se estremece de emoción
la apretada multitud,
al ver pasar su ataúd
todos lloran por igual:
solo por ti, Mariscal,
llorando está mi laúd.

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Historia de la libertad

Historia de la libertad
(Del tiempo de la infamia)
por Rafael Martínez Navia.

Yo salí, sin pretensión,
a buscar la Libertad
que anda perdida en verdad
desde no sé que ocasión.

Si obedecer es razón
confiezo que la encontré
casi desnuda, en un pie,
lo que exaltó mi pasión.

Viéndola desfallecer
comprendí su desventura,
¿quién rasgó tu vestidura,
y te maltrató mujer?

La dije, y me hizo saber:
el mismo que más me usó
mis vestidos destrozó
y me empujó hasta caer.

Las infamias del tirano
hoy debemos recordar
y que pague sin tardar
lo que destruyó su mano.

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Homenaje al político y escritor Baltasar Castro

Homenaje al político y escritor Baltasar Castro
por Rafael Martínez Navia.

Yo vibro con mi laúd
por el gran patriota Castro
que refulge como un astro
de primera magnitud;
su espléndida juventud
más que ardorosa serena
llevó sus pasos a Viena
al Congreso de la Paz
donde se oyó una vez más
la voz del alma chilena.

Allí demostró ser grande
junto a Curie en el desfile
este noble hijo de Chile
que se empina sobre el Ande;
allí su espíritu expande
el líder batallador
allí reflejó su amor
por la dulce libertad
por la Paz y la Amistad
este digno Embajador.

Desde allí voló a Moscú
pues Baltasar no se aploma
cargado con su diploma
que vale más que un Perú;
muy pronto (¿lo sabes tú?)
conversó con Kabanov
luego charló con Zukov
y esto es grandeza no historias
y para colmo de gloria
lo despidió Molotov.

A cumplir con su deber
después de honrosa misión
Castro ha vuelto a la nación
más chilenazo que ayer;
ha sabido merecer
este egregio ciudadano
el calor de otra mano
que es amor y gratitud
por su brillante actitud
en el gran país hermano.

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