A Ricardo Fonseca

A Ricardo Fonseca
por Severino Sepúlveda

CUARTETA:

Luchar con cabeza fría
y el corazón muy ardiente,
en la causa del obrero
es luchar valientemente

GLOSA:

Ricardo Fonseca era
luchador infatigable
que supo con voz amable
decir por la patria entera
esta verdá verdadera
que nos servirá de guía:
No basta gran energía
pa que se pueda vencer,
el hombre debe saber
luchar con cabeza fría.

Pero el hombre no es de acero
ni de una máquina es parte,
deja Ricardo citarte
pa aclarar este entrevero:
“Que es muy cierto y verdadero
que el hombre que es un valiente
tiene clara y fría mente
cuando lucha por su vida,
pero tiene alma atrevida
y el corazón muy ardiente.

Supo Fonseca en su vía
dejar clara esta certeza,
tuvo fría su cabeza,
y un corazón que le ardía
cuando firme combatía
por la unidad del obrero,
del campesino y minero.
Ricardo Fonseca fué
ejemplo’e valor y fe
en la causa del obrero.

Ahora la lucha es dura
y es grande la represión.
mas tu grito’e rebelión,
resuena en la noche oscura,
y tu voz se eleva pura
en un llamado potente:
Luchar sereno y consciente
mas de to’o corazón
pa acabar con la opresión,
es luchar valientemente.

DESPEDIDA:

Va lenta la romería
por el cementerio adentro
van callados Juan y Pedro,
recordando va María,
al hombre’e cabeza fría
y se ardiente corazón.
Es nuestra recordación
un himno fuerte y audaz,
de lucha, trabajo y paz
que surge como canción.

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Palomita, yo te pido

Palomita, yo te pido
Por Severino Sepúlveda
A mi compañera

Palomita yo te pido
que le des pan a las aves,
con el pan, paloma, dales
un lugar pa que hagan nido,
y al que recién ha nacido
abrígalo en tibio manto,
y de paz le enseñes canto
que llene de vida el aire,
pa que muestre su donaire
cuando lo cruce volando.

Palomita, yo te pido
que des pan al campesino,
con el pan dale el molino
y el horno de barro cocido,
pa luego cocer el trigo;
un arado y una yegua
pa que trabaje su tierra,
una moza a quien corteje,
pero paloma, no dejes
que lo lleven a la guerra.

Te pido, paloma mía
que le des pan a los niños,
con el pan dales cariño
como el que das a tu cría;
dales la noche y el día
hasta el último segundo,
dales monte y mar profundo
para que jueguen y canten,
si no es, paloma, bastante,
a los niños dale el mundo.

Yo te pido, mi paloma
que a toda la humanidad
des tu pan y tu bondad,
cualquiera sea su idioma;
también dale amor, paloma,
donde haya un hombre capaz
que eleve su puño audaz,
quienquiera Juan sea o Pedro
blanco o amarillo, negro
dale, paloma, tu paz.

DESPEDIDA

Yo te pido, mi paloma
que le des pan a mi amor
con el pan dale una flor
pa que le ponga su aroma;
cuando hayas dado, paloma,
pan al hombre, grano al suelo,
y la paz al mundo entero,
dale las flores que quieras,
paloma, a mi compañera,
y dile que yo la quiero.

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A Corea

A Corea
por Severino Sepúlveda

CUARTETA:

El mismo proletariado
hombres, niños y mujeres
librando su patria hermosa
de hombres asesinados.

GLOSA:

Hay una tierra lejana,
donde agira se pelea,
es una tierra Corea
ni diferente ni extraña;
yo la siento como hermana
nunca en Corea hey estao
mas la había imaginao
llena de árboles y casas,
si con hombres de otra raza
el mismo proletariado.

Mas llegó el cruel invasor
arrasando aquella tierra,
llegó trayendo la guerra,
con ella trajo el dolor;
acabó con el amor
en claros atardeceres
con fábricas y talleres
con los campos cultivados,
y dejando asesinados
hombres, niños y mujeres.

Nuestro Chile en su paisaje
tiene igual el monte y río,
tiene una choza, un cultivo
igual hombre que trabaje;
allá masacre salvaje
destruyó cultivo y choza
mas con la raza gloriosa
nada pudo su cruel celo,
que ella muere abrasá al suelo
librando su patria hermosa.

Surgió en Koje el grito ardiente
que se oyó en ciudá y aldea:
“Queremos paz en Corea”
y el invasor inclemente
contestó pidiendo “muerte”
nunca en Corea hey estao,
pero el Pyonyang arrasado
me duele en mi propia carne
y siento correr la sangre
de hombres asesinaos.

DESPEDIDA:

Mi pueblo a tu gente llama
pa que gane la pelea;
porque mi aldea a tu aldea
en esa tierra lejana
a tu clase llama hermana
de clase trabajadora;
ya no hay árboles agora
y tampoco quedan casas,
pero sí queda una raza
que verá la nueva aurora.

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Dramática muerte de un minero

DRAMATICA MUERTE DE UN MINERO
Por Severino Sepúlveda,

Julio Vásquez Alvial canta:
Treintaisiete años, soltero,
profesión: dinamitero
cuando la moral aguanta,
y cuando el cuerpo se espanta
uno se va a la cantina
y con la Negra se empina
hasta el sueldo el capataz,
ái si que naide es capaz
ni de ver p’ onde camina.

Naci en choza de totora,
entre los Andes y el Mar;
¿Qué importa cuál fué el lugar
si hasta el mapa los ignora?
Y no será el tiempo agora
de ponernoslo a buscar;
nací sabiendo olvidar
el dolor de haber nacío,
creci sin haber crecío
entre los Andes y el Mar.

Por fin, buscando trabajo
a Curanilahue llego
y en Curanilahue entrego
mi juerza, enterrao abajo,
iPeor que un escarabajo
se está metío en la mina!
… y del hoyo a la cantina
pa en trago matar la pena
de estar atao en cadena
que no sé donde termina.

Fue Julio Vásquez hallao
tendío largo en su lecho,
el rostro entero deshecho
y el brazo también volao;
Julio se había acostao
tranquilamente en la cama
y mirando arder la llama
de aquel cartucho en su boca.
estalló igual que la roca
que no aguanta la opresión.

Despedida

Yo digo, no jue bien hecho
el haberse suicidao;
debiste de haber luchao
pa conquistar tu derecho,
que siempre junto a tu pecho
la clase obrera alzará
con firmeza su unidá
en contra ‘e la tiranía
por nuestra soberanía,
y por nuestra libertá.

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