La inflación y otros problemas en Población Antena

La inflación y otros problemas en Población Antena
Por Mauro González, poeta popular de La Serena

CUARTETA

Es terrible la inflación;
ya nos tiene pal tandeo,
angustiados con mareos,
desde el tiempo de “Gabión”.

GLOSA

En parte alta de Serena
se levanta población
de ligera construcción
frentecito a los que penan;
Vive gente por centenas
de muy triste condición
y aguanta especulación
Que le achica el presupuesto
y le agranda el sufrimiento,
¡Es terrible la inflación!

Son las casas heladeras
por ser hechas de cemento,
sin ningún recubrimiento,
desconocen la madera.
Este invierno e´moledera
trajo frío al menudeo
nos entume hasta los deos
y los cabros por su acción
mojándonos el colchón
ya nos tienen pal tandeo.

Diez cuadras de pavimento
que recorren malamente
cobran micros indecentes
cinco pesos por asiento;
En el pasillo al momento
se amontonan con jadeo,
sin derecho a pataleo,
niños, viejas y curados
todos salen re sobados
angustiados, con mareos.

Problemas, aquí son muchos,
enumerarlos quisiera,
más, no creo que pudiera
porque aún no soy muy ducho;
y si callo cuando escucho
la protesta con razón,
cometería traición
con todito el vecindario
de expropiados y arrendatarios
desde tiempos de “Gabión”

DESPEDIDA

Yo quisiera al despedirme
hacer mucho hincapié
que la lucha el Comité
se mantenga en pie, muy firme;
y si quieren permitirme
la franqueza en el decir
no olviden que el UNIR
es la consigna gigante
que se pasea triunfante
y es la dicha de vivir.

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La sequía en el norte chico

La sequía en el norte chico
Por Mauro González, poeta popular de La Serena

Con permiso de los lectores
y abusando de su paciencia
con temor a una imprudencia
y perdón a los cantores
hoy entrego pormenores
de un día verdadero,
de un pequeño criancero
que abrumado por su suerte
es minero de repente
y sufrido leñatero

Lo que voy a relatar
se refiere a la sequía
que azota cruel impía
a la zona de “El Chañal”
Aunque puedo adelantar,
es más grande la extensión
es todita la región
la que sufre sus efectos
por lo cual pido al momento
al Gobierno solución.

Yo conozco al criancero
en su vida de tragedia
y es un drama no comedia,
el que vive allá en el cerro,
esperando el aguacero
que le salve su ganado
sus burritos, su sembrado,
que son toda su riqueza
amasada en la aspereza
de riscales escarpados.

Al cantar el primer gallo
se levantan presurosos,
ladra el perro belicoso
al sentir bajar el bayo;
Una endija muestra un rayo
de un sol que ya se asoma
por encima de la loma
toda yerta y calcinada
que termina en la quebrada
donde el agua no se toma.

A campear sale ligero
el mayor de nombre Lucho.
El pequeño es el marucho
de su padre el arriero;
El prepara los aperos,
los lacillos, aparejos
y de pronto a lo lejos
se divisa la tropilla
junto allá a la algarrobilla
de la mina de ño Espejo.

Las mujeres se dirigen
al corral de la majada.
De las cabras la ordeñada
es tarea de Eduviges,
una chiquilla muy dije,
que tristeza hoy denota
pues la leche sólo es gota
lo que el cabro está chupando
y el hambre está matando
al cachorro ‘e la porota.

Ya la tropa aparejada
está lista pa marchar.
El arriero va aplanar
los metales de cavada
de la mina “Colorada”
al camino “El Pajonal”.
Es muy poco el jornal
que le pagan los mineros;
pero el quiere ese dinero
pa sus burros forrajear.

Cerro arriba va el arriero
en silencio, sin enojo.
Mira al “Copo” de reojo
que ladrando pendenciero
ya mordiendo casi fiero
los talones de un borrico;
mientras tanto que Perico
en el corral ‘ta apartando
los guachos que están mamando
y lamiéndose el hocico.

Muy entrada la oración
Vuelve el arriero cansado,
con sus burros lastimados
que parten su corazón;
Aumentando su aflicción
le dan cuenta fríamente
de otras bestias inocentes
que murieron en el día
víctimas de la sequía
que flagela fieramente.

En sus miradas van al cielo
observando las estrellas.
“No lloverá” dicen ellas
con terrible desconsuelo;
¡Y la noche que es de hielo
negra y triste cual su sino
va envolviendo al campesino
en la escarcha de su manto
y al sentirla con espanto
ve en la noche, su destino

Al fuego, en la ramada,
olvida un poco su pena.
Soba sus manos morenas
agrietadas por la helada.
Y al oír en la majada
el balar de los cabritos,
siente dolor infinito
y con acento sincero
pide a Dios el aguacero
y que se corra el Maldito.

Despedirme no podría
sin solución insinuar
que viniera a terminar
el problema de la sequía
Doloroso y de cuantía
pues son miles de afectados
los que están abandonados
del Gobierno y sus medidas;
Peligrando están sus vidas
como ya se ha comprobado.

Aquí llamo al Presidente
a las ramas del Congreso,
a que no se hagan los lesos,
pues yo lo creo imprudente.
El problema está latente
y merece la atención
e interesa a la nación
ya que hay vidas en peligro
–de chilenos no de gringos–
y se hunde la región

Y llaman a los campesinos
a la lucha necesaria
por una REFORMA AGRARIA
que mejores sus destinos;
Que dé tierras y caminos,
reforeste las laderas
haga fértiles praderas
cree centros de cultura
y reemplace la amargura
por la vida lisonjera.

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El futbolista rosquero

El futbolista rosquero
Por Mauro González, poeta popular de La Serena.

En la LIRA a tallar
sin permiso me presento
y de algo he de hablar
cuando sea el momento.

Futbolista yo me creo
de los buenos, sí señor:
en las pichangas guapeo
aunque sea inferior.

Mas aburrido hoy me hallo
y adolorido un montón
pues por dármelas de gallo
tuve feroz encontrón.

El dos de enero jugué
en el puesto acostumbrado
y por mal genio dejé
a mi club avergonzado.

Sonó el pito y de inmediato
arrancaron por mi abuela.
Me enredaron los zapatos
y adiós la media suela.

Cobró el réferi ligero
una mano en la dieciocho,
reclamamos pendencieros
y ahí se armó el cocho.

En el medio me encontraba
discutiendo de frentón
y tanto lo que alegaba
que me llegó un bofetón.

Me defendí como macho
pateando sin compasión
y repartiendo coscachos
pa repeler la agresión.

Ahí terminó el partido
sin goles y sin pelea,
con el árbitro aturdido
y la sangre que gotea.

Esto que aquí yo les cuento
ocurre muy a menudo
por ofuscarse al momento
y también por macanudo.

Al despedirme les ruego
serenidá y corrección
en este hermosos juego
y aprovechen la lección.

Una costilla quebrada
y un brazo en cabestrillo,
me dan lugar, camaradas,
para hacer estos versillos.

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Defendamos la algarrobilla

Defendamos la algarrobilla
Por Mauro González, poeta popular de La Serena.

En mi tierra calcinada
solo aquí ¡oh maravilla!
crece planta codiciada
que se llama algarrobilla.

Este arbusto fabuloso
solo vive en los cerros
de mi norte caluroso,
ignorado en cruel destierro.

De sus frutos generosos
se fabrican anilinas
de cualquier color hermoso
y su tinta es muy fina.

Es riqueza nacional
de gobiernos despreciada
y la desidia oficial
la mantiene abandonada.

El campesino ignorando
su dañino proceder,
ciego, sigue cortando
su leña para vender.

Se exterminó la chinchilla
que es de piel muy apreciada
igual va la algarrobilla
sin medidas adecuadas.

Al presentarla a la Lira
yo la quiero defender
del que destruye y no mira
lo que a Chile hace perder.

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