He de tornar un día

He de tornar un día
Por Avelino Contreras Martínez
, Poeta Popular de la Frontera

Yo pienso tornar un día a mis amados lares
el cual es un deseo que ya hace tiempo ansío;
he de tornar brindando mis mejores cantares
en la época risueña del luminoso estío.

Sí, tornaré, es mi aspiración grande y suprema
seré feliz el día cuando la vea realizada
pero, más me fascina al abordar el tema,
el atractivo hacia mi posesión abandonada.

Yo sueño contemplando su natural presencia
en el sitio solitario donde a mi sonreía;
y soñando disfruto de la incierta evidencia
sin poder convencerme de que ahora no es mía.

Y miro desde lejos, al cerro, a las alturas,
a la casa sencilla, siempre al frente del mar;
la miro acariciada por las brisas más puras
y quisiera como antes volver allí a soñar.

Me atrae cuanto existe y en torno la circunda
y aún conservo intacto dentro de mí el sentir;
son claras las vertientes y la tierra fecunda
donde por lo tranquilo es tan grato vivir.

Por eso yo no olvido ni por nada en la vida
la tierra cariñosa que me viera nacer;
para mí, nunca otra podrá ser más querida
aunque más hermosa, yo alcancé a conocer.

Sólo intento en palabras describir el cariño
que desde tiempo albergo en mi alma pensativa,
del cual vivo dichoso de cuando era niño
y es el que me impulsa a que en versos escriba.

Más no puedo hacer yo, y en mi jardín no hay flores
para coger de todas las que hubieran más bellas
y haciendo una guirnalda de variados colores
a mis largos caminos, perfumará con ellas.

Y estoy cierto que nunca se borrarán de mi mente
los lugares comunes, los bosques y las praderas
porque ocupan en mis recuerdos un lugar preferente
donde quiera que ande en busca de quimeras.

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Un ave en la laguna de Cahuil

Un ave en la laguna de Cahuil
Por Avelino Contreras Martínez

De las aves del lago de Cahuil
más que todas, una me fascina
es aquella de alas pintadas
y de cuello color de sardina.

Se ve sola en ambas orillas
esa es su costumbre muy rara
y si no la hubiera observado
de la cual yo no me ocupara.

Se asemeja mucho a la perdiz
eso si, que no en lo silenciosa;
pues la otra al emprender el vuelo
impresiona por lo bulliciosa.

Su plumaje es también café claro
de estatura es un poco menor,
se ve siempre en la orilla del lago
o en el agua cuando hace calor.

Sólo el cuello y las alas parecen
hasta cierto punto desiguales
y si no fuera por ese detalle
de seguro serían iguales.

Yo la admiro porque es diferente
de la variada fauna marina
cuando cruza la extensa laguna
ciertas veces nadando se empina.

Y se encuentra en lugares propicios
que se acostumbra siempre recorrer,
de los cuales se aleja en la noche
para el día siguiente, volver.

Y el ave misteriosa que recuerdo
cuyo nombre es el de perdicilla,
yo la he visto en Llille y Longosto,
en La Boca y enfrente de La Villa.

Aun conserva las mismas costumbres
que yo bien le observé en mi niñez
anda sola y con el paso lento
así la he vuelto a ver otra vez.

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Playa Nueva de la Laguna de Cahuil

Playa Nueva de la Laguna de Cahuil
Por Avelino Contreras M.

Esa playa encantadora
es la atracción del lugar,
se asemeja a la aurora
que sonríe al despuntar

Brinda su faz arenosa
al viajero que ahí llega,
y en cuyo sitio reposa
después de agitada brega.

Nos agrada cual ninguna
lo dirán los salineros
a orillas de la laguna
cuidando de sus graneros

Está en frente de Barrancas
al lado de las salinas
que producen la sal blanca
gran riqueza de esas minas.

Las gaviotas con frecuencia
allí vienen a posarse
atraídas por la querencia
y costumbre de estacionarse.

Ya la playa mencionada
que formó la Naturaleza
comienza a ser frecuentada
por los habitantes de ésa.

Es hermoso el panorama
que le ofrece al visitante
solo le falta la fama,
para ser más interesante.

Es tan cómodo ahí bañarse
que no admite comparación
e igual que para entregarse
de lleno a la meditación.

Por lo tanto es plausible decir:
playa nueva es la mejor,
es donde se va a divertir
el mayor como el menor.

Ojalá sea concurrida
lo mismo que la del mar,
do parece que a nueva vida
se ve el alma transportar.

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El zorzal de Longosto

El zorzal de Longosto
Por Avelino Contreras Martínez

Allá el Longosto, a la vera del camino
siempre en las tardes cantaba un zorzal
algunas veces sobre un sauce triste
y otras sobre un empolvado zarzal.

En el mismo sitio y con la voz pausada
que parecía musitar una oración
y cuando alguien se detenía a oírlo
se alejaba llevando la mejor impresión.

Es probable que cante igual todavía
y tan buena costumbre no haya dejado
y que habrá siempre quienes lo escuchen
en el rincón apacible de aquel lado.

Empero, si se ha ido como se fue
la gente humilde que allí vivía
ahora el paraje se hallará triste
tanto en la noche como en el día.

Y si hubiera muerto, jamás en la vida
se volverá a oír su canto amoroso
ni más será dado observar su silueta
ni cerca del árbol o el zarzal polvoroso.

Antes el ave, con la dulzura de sus trinos
le sonreía de buen grado al caminante
y por tan bellas cualidades que exhibía
verla posarse allí era interesante.

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El poeta agricultor de Ciruelos

El poeta agricultor de Ciruelos
Por Avelino Contreras M., de Santiago

En el pueblo de Ciruelos
vive el vate en su mansión
con los mejores anhelos
de su noble corazón.

Tiene al frente manantiales
al pie de árboles añosos,
rodeados de zarzales
que atraen por lo frondosos.

En lo suyo hay abundancia
de agua y vegetación;
sus jardines son fragancia
y en frutos buena sazón.

Y en cuanto a la agricultura
ese hombre de pensamiento
ampliar sus siembras procura
para tener más aumento.

Es amante del progreso
y no sólo intelectual,
que lo más hermoso es eso;
lo que sabe a carta cabal.

Nunca le niega al que pide
algo por necesidad,
para lo cual no se mide
y lo hace sin vanidad

Tiene huertas que producen
cereales abundantes,
bueyes mansos que conducen
sus carretas, arrogantes.

Tiene de todo bastante
y pan de hoja, de primera
allá en su terruño amante
donde todo le sonriera.

Sus caballos son muy buenos
de andar rápido y bien firme,
no podían ser los menos
lo cual aprecié al venirme.

Es que comen del buen grano
que les guarda por fanegas
puro y limpio de su mano
con el pasto de sus vegas

Les prodiga sus cuidados
con mucha dedicación
a sus corceles amados
dándoles buena ración.

Es muy digno de alabanzas
por eso y por muchas cosas
de que hace remembranzas
porque las haya graciosas.

Dichoso el que no piensa
separarse de sus lares
y con su sana conciencia
nunca ha sufrido pesares.

En mi viaje de hace poco
le aplaudí su parecer
y si su amor propio toco
a mal no lo ha de tener.

La modestia se lo impide
dar a conocer sus versos,
no siendo así donde vive
no haría grandes esfuerzos.

Todos dirían que es él
el poeta del lugar
y el más preciado vergel
sonriente lo ha de inspirar

Sería más distinguido
por tan bellas cualidades
y de todos muy queridos
no sólo por sus bondades

Vale la pena decir
grandes cosas en su honor,
no sólo por aplaudir
a ese joven trovador.

¡Que cante no más que cante
durante toda su vida;
su lira siempre vibrante
merece ser aplaudida!

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