Sucedió una madrugada 

Sucedió una madrugada
por Agueda Zamorano, poetisa popular de Santiago

Con lágrimas que han quemado
mis mejillas al rozar,
participo del pesar
que una tragedia ha causado
desgracia que hoy hay enlutado
a tanto y tantos hogares
que atravesando los mares
dejó sentir su dolor
y ante ese cuadro de horror
manifiestan sus pesares

“Había luz en el puerto
y un derroche de alegría;
un año nuevo nacía
el pasado había muerto;
Celebrábase por cierto
con fuegos y luego cena
pero sonó la sirena
con ese lamento triste
y el voluntario se viste
para ir a la faena.

Se despide de su amada
de sus padres, sus hermanos
promete volver temprano
tal vez en la madrugada
piensa que es sólo llamada
que puede ser un amago
Más ¡ay! el destino aciago
lo esperó con su celada
y en una ajena morada
encontró la muerte en pago”

Voluntarios valerosos
galonados de heroísmo
víctimas del continuismo
de atentados alevosos
como el trágico espantoso
que tan reciente sufrieron
y que sólo presintieron
los cobardes criminales
culpables todos iguales
de los que allí perecieron

DESPEDIDA

Prefiero finalizar,
no puedo seguir narrando
si al recuerdo estoy llorando
y se me atrofia el pensar
pero yo prefiero dejar
mi protesta aquí estampada
por la horrible canallada
de un trío de ruines falsos
que merecen el cadalso
por tanta vida tronchada.

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