Las botas mágicas

Las botas mágicas
por Azucena Roja, poetisa popular de Santiago

CUARTETA

Botas como estas no tuve
Don Inocencio decia;
por no hacer caso ese día
hoy desando lo que andube.

GLOSA

Don Inocencio se halló
unas cepilladas botas
y botando las ojotas
ahí mesmo se las calzo;
de inmediato se encontró
transportado hacia las nubes
y así sube que te sube,
fue a parar a un pedestal,
diciendo con susto tal
Botas como estas no tuve.

Inocencio, nada temas,
–hablo de pronto una bota–
alégrate y toma nota,
resolveré tus problemas,
mediante un nuevo sistema
de efectiva economía,
y aumentaré cada día
tu dinero que hoy se agota
–aqui me puse las botas–
Don Inocencio decía.

Y salió pues a marchar
con cuatro marchas en una,
se sentía como pluma
al salir a caminar:
tenía que andar y andar
para probar que tenía
en la promesa que haría
de su existencia un edén,
que le fallo al cien por cien
por no hacer caso ese día.

Y fue así como las botas
le empezaron a apretar,
él se puso a reclamar
blandiendo al punto la nota
más con la cabeza rota
y un botazo por el quiube
salió esta vez a las nubes
sobándose…la cabeza
y diciendo, por promesas
hoy desando lo que andube.

DESPEDIDA

Al final supo, las botas,
eran pues de un militar
por eso es que en el marchar
no quedaron na de cortas
pero solo fué chacota
en cuanto a lo prometido
que Inocencio bien creído
se las calzó sin pensar,
y hoy tiene que lamentar
con el traste adolorido.

Volver