Canción del caminante

Canción del caminante
Por Luis Polanco, Poeta Popular de Santiago

Uvas del campo cubiertas
con el polvo del camino;
uvas tras cerradas puertas
que no son para mi vino
pasajero peregrino,
voy por las rutas pasando;
sin saber cómo ni cuando
he de gustar tus sabores:
yo tengo solo dolores
y al campo los voy tirando.

La tierra me dió la vida
por compensar un cariño
la tierra me dió una herida
que me duele desde niño:
canto mi dolor y ciño
en la noche mis pesares;
que sepan por mis cantares
que en la pobreza me empino
como el ave libre trino
la pasión de mis andares.

Lo que me niega el potrero
del amo que es poderoso
yo se lo cuento al lucero
en mis noches de reposo;
que sepa que el andrajoso
ama la luz, y en la aurora
que tiñe de oro la flora
que sombrea la vertiente,
le doy mi voz al torrente
de esperanza redentora.

Canta el camino y yo canto
al fin de la desventura
donde lloran seco el llanto
con solidaria ternura;
si hoy la fruta no madura
para todos en los huertos
digo que vendrán momentos
sin alambre en los sembrados
con rubios frutos dorados
y cariñosos sarmientos.

Canto cuando la tormenta
de las pobrezas golpea;
me rio sin sacar cuenta
cuando pierdo la pelea;
de la lucha sé que queda
la cicatriz en el pecho,
más, pelear por el derecho
a la vida, sin embrollos
es digno, aunque deje hoyos,
el odio, en mi libre techo.

Donde me sierran los ríos
donde los techos me niegan
desnudo el brazo y escribo
las cuentas que se me adeudan
pido a los astros que tengan
buena luz para guiarme
el día que recordarme
de los malos necesite;
el día que el pueblo grite
ven ¡es tu hora, no tardes!

LUIS POLANCO N.

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