El velorio

El velorio
Por Ricardo González, Poeta popular de Viña del Mar

CUARTETA

Está el barrio conmovido
con la muerte del vecino
dicen que es el destino
se ven rostros afligidos.

GLOSA

La viuda llora su pena
envuelta en negro manto
las vecinas entretanto
le dan consuelo a las nenas;
hay pechos que almacenan
un dolor indefinido,
para el amigo ya ido
ha llegado el ataúd
todo se ha hecho quietud
está el barrio conmovido.

Las murallas embarradas
todas de negro cubrieron
de Cristo allí pusieron
una imagen gastada;
será larga la velada
traen sedante de vino,
los amigos más ladinos,
los niños están llorando,
la gente se va juntando
con la muerte del vecino.

Y no faltan los chistosos
que cuentas ciertas cositas,
le pintan hasta perita
al que duerme muy gustoso;
un café bien oloroso
aparece repentino,
hay un grupo femenino
con el rosario rezando,
otras están comentando;
dicen que es el destino.

Miren a la Fulanita
esa que está rezando,
y se lo pasa copuchando
y se hace la santita;
la aurora ya vomita
rayos de sol encendido
el aroma ya han perdido
las coronas y manojos,
caen perlas de los ojos,
se ven rostros afligidos.

DESPEDIDA

Se fue por fin el cortejo
camino del camposanto
presidido por el llanto
con un compás disparejo;
la columna marcha lejos
dejando atormentada
a una madre abrazada
de todos sus pequeñuelos,
en ellos halla consuelo
vidas recién empezadas.

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Del folklore de Carahue

Del folklore de Carahue

Don Ramón A. Laval, famoso estudioso de la lengua y especialmente de nuestro folklore, publicó en Madrid en 1916 su obra “Contribución al folklore de Carahue”, obra que fué producto de una detenida visita al mencionado pueblo, donde don Ramón recogió de boca de antiguos habitantes la mayoría de los versos, medicina, refranes, adivinanzas, frases y juegos infantiles que forman el libro. El acucioso estudio de Laval es una obra indispensable para los estudiosos del folklore. De sus páginas extractamos las poesías populares que se reproducen: “La Semana” y el “Verso de Niño”.

 

La Semana¹

El lunes de la semana,
saliendo a pasear Inés,
me encontré con la inhumana;
dije, rendido a sus pies:
-Señorita, si me admite,
el corazón le daré.
Me respondió con sonrisa:
-Ahora no puede ser;
mañana al anochecer.

El martes, siguiente día,
en mi puerta me paré,
y en su aporte parecía
más un ángel que una mujer.
Yo le dije: -señorita,
lo prometido de ayer.
Me respondió con sonrisa:
-Ahora no puede ser;
mañana al anochecer.

El miércoles por la tarde;
saliendo yo del café,
iba con su madre al lado,
¡Ay de mí! ¡Si la hablaré!
Alargué el paso y le dije:
-Señorita doña Inés…
Me respondió con sonrisa:
-Ahora no puede ser;
mañana al anochecer.

Jueves, me vi precisado
a hablarle con altivez;
saludéla atentamente,
muy ufano y muy cortés,
y le dije: -Señorita,
modere usted su esquivez.
Me respondió con sonrisa:
-Ahora no puede ser;
mañana al anochecer.

El viernes por la mañana
temprano me levanté,
corriendo me fui a su casa,
que iba a salir la encontré,
y luego, al punto, ella, al verme
sin aliento dijome:
-Caballero, voy de prisa,
mañana al anochecer.

Llegó el sábado, que un siglo
me llegaba a parecer,
y enternecido le dije:
-Señorita, ¿me ama usted?
Si me ama, yo la amo;
no me haga morir, cruel.
-Consuélese, dice entonces,
que ahora no puede ser;
mañana al anochecer.

El domingo memorable
corriendo la fui a encontrar.
La muy ingrata me dijo:
-Caballero, a descansar;
toda la semana entera
se permite trabajar;
más, por la Iglesia Romana,
el domingo ha de guardar.
Caballero, vaya a andar.

Verso de niño²

Monroy, Monroy,
el aceitero,
muerto lo llevan
en un arnero.

Como el arnero
estaba roto,
muerto lo llevan
en un poroto.

Como el poroto
estaba viejo,
muerto lo llevan
en un pellejo.

Como el pellejo
estaba lanudo,
muerto lo llevan
en un embudo.

Como el embudo
tenía aceite,
muerto lo llevan
a San Vicente.

San Vicente
estaba cerrado,
muerto lo pasan
por el tejado.

La mortaja
importaba un real
muerto lo pasan
p’al hospital.

El hospital
tenía piojos
lo pasaron
por un rastrojo.

El rastrojo
tenía rocío,
lo pasaron
por el río.

El río
tenía much’agua,
lo pasaron
por Pencagua.

Donde mueren
tantos viejos
y donde nacen
tantas guaguas.

1  p 129-131
2  p. 59-61

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Protestan por la masacre

Protestan por la masacre
Carmelo Reyes Morales, poeta popular de Santiago

Chile y el mundo entero
protestan por la masacre
y con lápiz rojo o lacre
anotarán los obreros
a todos los fusileros
que allí supieron cumplir
para matar, para herir,
a ese pueblo glorioso
que así como es laborioso,
¡valiente es para morir!

Esta masacre cobarde
traerá la consecuencia
de remover las conciencias
antes que sea más tarde.
Hay quienes hacen alarde,
se las dan de redentor
y hablan del trabajador
para conquistar un puesto,
y cuando consiguen esto,
se convierten en traidor.

Es por eso que protesta
el minero del carbón,
protesta el humilde peón
que trabaja en su carreta.
También el fraile se inquieta,
como asimismo el bancario,
protesta el hospitalario,
fiscales, semifiscales,
protestan por estos males,
¡todos del crimen contrarios!

Todos lo hacen y lo harán
desde el lugar más lejano
defendiendo a sus hermanos
protestó la gran CTAL
y en forma sin igual
lo hacen lo moros y cristianos,
ya no queda un ser humano
que el crimen haya ignorado,
sólo silencio han guardado
los lacayos y tiranos.

Al fin esos gobernantes
con amor humanitario,
¿dónde estarán, don Hilario?
–En eso soy ignorante.
Siguiendo más adelante,
a ver, ¿alguno lo entiende?
¿qué es el 4 de septiembre
del año cincuenta y dos?
¿Masacrar se prometió?
¡Contésteme algún valiente!

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Unidad en la diversidad

Unidad en la diversidad
Por Máximo Pérez, poeta popular

Al pensar profundo y recto
una verdad he encontrado
todo está determinado
por ley de causa y efecto;
al azar, que es desacierto
ubicarlo no he podido
solamente he comprendido
las leyes del universo
dentro del cual vibra inmenso
nuestro mundo conocido.

Dicha ley, eterna, inmensa
en su cósmico sentido
es la que siempre ha regido
nuestra mudable existencia
siempre en nuestra convivencia
se habrá podido apreciar
y muy bien verificar
que todo el mal es efecto
del odio y del desafecto
de nuestro ego bestial.

La separatividad
es ruin y cruel desacierto
pues ayuda al desconcierto
del gran todo Humanidad;
la individualidad
se envanece y enfatúa
y tan sólo se acentúa
nuestra vil incomprensión
que es la separación
que en el mundo continúa.

En la palabra Universo
se halla la precisa clave
significa bien se sabe
unidad en lo diverso;
cada vez más me convenzo
que debemos de pensar
hasta bien verificar
que una causa se expresiona
en toda forma o persona
del mundo fenomenal.

Comprobada en lo profundo
dicha verdad eternal
la causa de todo mal
se extinguirá en el mundo,
así lo ruin y lo inmundo,
la desmedida ambición,
la terrible explotación,
nuestro fatuo egocentrismo,
el orgullo y el cinismo,
sería una aberración.

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Un pésame a la Central

Un pésame a la Central
Por Juan Placencia. Poeta popular de Coronel

La Central está de duelo
a media asta su bandera
por la horrorosa masacre
que ocurrió en las salitreras.

Ella la madre suprema
de todo el proletariado
y por defender un pliego
sus hijos son masacrados.

Noventa días de huelga
defendiendo sus conquistas
y la respuesta son balas
que dan los imperialistas.

Es un doloroso drama
que mancha nuestra bandera,
cuando un día diecisiete
se derrama sangre obrera

Septiembre fué un mes fatal
y hay que hablarlo y con razón,
pues quieren despedazar
a nuestra organización.

Mas no lo conseguirán
con sus leyes represivas,
de norte a sur del país
la clase obrera está unida.

Chile es un pueblo glorioso
lo respeta el Continente,
así deben respetar
también a sus dirigentes.

Pedimos se haga justicia
que todo se haga con tino,
y den castigo ejemplar
al que haya sido asesino.

Yo condeno esta actitud
como poeta proletario
y estampo, pues, mi protesta,
en este valiente diario.

Y al terminar este verso
pues lo digo muy formal,
el pueblo de Chile pide
Justicia, mi general.

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Los versos del terremoto de 1906

Los versos del terremoto de 1906

Un muchacho recluido en la Casa Correccional que después se llamó Escuela de Reforma, escribió algunos versos alusivos a la catástrofe de Valparaíso el año 1906. Estas se cantaban en los bares del puerto y en las cantinas de la calle San Pablo, hasta hace 15 años, junto con “El vals del Teniente Bello y “La tragedia del Angamos.

Los rotos de la calle San Pablo al son de guitarra y varilla con tapas de botella, otras veces con acordeón y tablillas de mano, cantaban estos versos:

En la República de Chile
De mil novecientos seis
Hubo un fuerte terremoto
La noche del diez y seis

Y la noche estaba oscura
Como estaba el firmamento
Y la tierra se movía
Con grande estremecimiento

Se pararon los tranvías
Se cortó la electricidad
Y Valparaíso ardía
Que era una calamidad.

CORO

Aquí estoy yo,
Y yo también.
Como en la noche
Del diez y seis

La gente clama despavorida
Con hambre y sed sin tener comida

Aquí estoy yo
Y yo también
Como en la noche
Del diez y seis

Y los chicos y los grandes
Se ponían a llorar
Cuando vieron el incendio
En el barrio El Almendral

En la plaza de la Victoria
Y en una calle central
Fusilaban a la gente
Como reos criminal

Emilio Dubois quería
Arrancarse de su suerte
Por los crímenes tenía
Un patíbulo y la muerte

Esa noche temblorosa
Abrió en la celda un forado
Con el ansia dolorosa
Maldició estar engrillado

Aquí estoy yo
Y yo también
Como en la noche
Del diez y seis

Valparaíso ciudad
Puerto perla destruida
La noche del año seis
Por la suerte maldecida.

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Triste y pobre está Verdejo

Triste y pobre está Verdejo
Por Máximo Ramírez, poeta popular de Stgo.

En este aldeón de Santiago
de la Nueva Extremadura
abunda inmoral basura:
robo, crimen, juego y trago
Ni siquiera se hace amago
la corrupción evitar
más se ayuda a fomentar
el cartillero y el vino
con todo lo clandestino
que es vergüenza nacional.

Esta indigna condición
en que vive el ciudadano
va pareciendo algo insano
por su vil relajación;
aumenta la corrupción
la avaricia y el pulpeo,
todo ahora es cogoteo,
nada se vende legal
Quien consume ha de pagar
caro por lo malo y feo.

El pobre niño indigente,
¿toma leche por ventura?
Agüita solita y pura
si es que la toma caliente.
El pan por lo consiguiente
falta en el mísero hogar.
Ya no se puede comprar,
es caro y adulterado
y el pueblo debilitado
ha de sufrir y callar.

Yo soy de los tiempos viejos
cuando se comía bien
Hoy si voy a un almacén
me sacan hasta el pellejo.
Pobre y triste está Verdejo
que sólo el pasado añora
cuando él y su señora
y toda su parentela
tomaban rica mistela
comiendo bien y a sus horas.

DESPEDIDA

Los porotos suculentos,
la cazuela, el valdiviano
no los ve ya el ciudadano
desnutrido y harapiento;
lo digo con sentimiento
hace falta más bondad,
inteligencia y lealtad
para evitar la amargura
de esta vida cruel y dura
do reina la iniquidad.

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El festival de la mar

El festival de la mar
Por Jorge, Obrero del Carbón, poeta popular de Coronel.

Esto se vio en una farra
que fué en el fondo del mar,
muy cerca de este lugar
por tortugas y chancharras,
donde llegaron mojarras
también chalacos y tuninas,
sierras, pámpanos y corvinas,
jibias, pulpo y tiburón,
tollos, ballenas y salmón,
arenques, truchas, sardinas.

Llegaron entusiasmados
desde las primeras horas
tritres, bagres y albacoras,
también jureles y lenguados
congrios negros y colorados
pejegallos y cachalotes
rayas y luches como mote
más el gigantesco atún,
como el choro más común
pibres y langosta al lote.

También llegaron cabrillas
pa’ dar más brillo al festejo
llegaron machas y cangrejos
ultes, lisas, corvinillas
pescadas, jaivas, traquillas
gavinzas y popes a escape
robalos, cholgas y napes,
locos, changay y erizos
pejerreyes y rollizos
caracoles y hasta chapes.

Quisieron todos este afán
de estar juntos congregados
colloy, matras y bacalaos,
hormiguillas y alacrán
como costillas y caimán
tuvieron este alegrón
y cuando hay calma y unión
no hay ningún pero ni excusa
porque hasta carpa y merluza
fueron dignas de atención.

DESPEDIDA

Tal como mi mano escribe
de los mariscos y pescados
llegan toritos y dorados
navajuelas y diguibes;
y un pez volador se exhibe
con la anguila y el narval
y el pez espáz como tal
paseaba con pinta roja
yal ver que el lobo se enoja
temblaerilla hubo al final.

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A los muertos de Pedro de Valdivia

A los muertos de Pedro de Valdivia
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

Hombre que buscando el pan
en la lucha te desangras
La muerte te echó a volar
como una estrella con alas.

Hombre que te echas a andar
por el camino del alba
que no detenga tu afán
la sangre en que te resbalas.

Odios de fuera y de dentro
se hicieron tropel de balas,
mellaron el sentimiento
y afilaron las espadas.

Odios contra las ideas
que la ruta te señalan
odios que quieren que seas
de los caminos que engañan.

Odios que levantan quejas
en las torres de la rabia
que despiertan rabias viejas
contra el sable y la metralla.

Odios hechos cruz de plomo
en nuestra bandera patria
que timbran con sangre el oro
que nos saquea el pirata.

Roja sangre de esperanza
que al derrame se eleva
adonde el fusil no alcanza
porque en el alma se queda.

“Magallanes” dijo O’Higgins
con la patria en la garganta;
con la bandera de Chile
Luis nos dijo: “Antofagasta”.

No hay tiempo para el olvido
de los nombres camaradas
el viento del norte herido
lo gritará en las llamadas.

Hombres que amasan el pan
sobre la costa salada
¡Gloria a vuestro capitán,
el de la mano cortada!

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El hambre del pobre

El hambre del pobre
Por Francisco Astroza, poeta popular de Santiago.

CUARTETA

Me siento muy defraudado
por no alcanzar pa’ comer;
el rico pasa muy bien
el pobre, hoy está hambreado.

GLOSA

Yo medito cada día
en la triste situación
que cruza nuestra nación
por la inmensa carestía
y la inflación todavía
va de paso agigantado
por sobre el proletariado
más los niños y mujeres.
Y como aprecio a mis seres,
me siento muy defraudado.

Ya voy a salir a andar
porque la guata me duele
a fuerza de tanto ponele
agua cocida con sal.
Mi suerte ya no es igual
Como en el cuarenta y seis!
había carne de buey
colgada en mi alegre choza
y ahora está quejumbrosa
por no alcanzar pa’ comer.

Pedimos que se realice
una gran reforma agraria
como primicia de aras
para ver tiempos felices,
terminar así la crisis
ya que tiene tan buen tren
puede otro viento correr
y nos puede mejorar.
Mientras sufrimos este mal,
el rico pasa muy bien.

Un resultado profundo
daría esta gran reforma
sembrando todos los fundos
obligando a los feudales
a no hacerse los pesados
a engrandecer los sembrados
sacando más producción.
Así podrá comer más
el pobre; hoy está hambreado

DESPEDIDA

Y por fin soy el primero
que se atreve a advertir
no se ha de poder vivir
en el año venidero
¿Qué puede hacer el obrero?
Si es que sigue congelado,
tendrá que morir botado
como un feroz animal.
Sería triste final
de un país civilizado.

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