Recuerdo a los caídos

Recuerdo a los caídos

Por Darío Lotino, poeta popular de Lota
A los hermanos muertos al frente de sus trabajos y a aquellos que han caído en las
luchas sociales, con motivo de la romería al cementerio de Lota realizada el 21 de octubre
de 1956.

Octubre, mes primaveral
se dirigen al campo santo
los habitantes del mineral,
se oyen discursos y llantos.

De los deudos que recuerdan
a sus seres tan queridos
y es por eso que todos llegan
a homenajear a los caídos.

Es la verdad que no engaña
lo digo en este papel
en Lota cae Labraña
y Barriento en Coronel.

Fueron hombres luchadores
que mucho se debe a ellos
lucharon por días mejores,
por un porvenir más bello.

El año cuarenta y dos
en asamblea sindical
masacre se originó
por mandato de un oficial.

Sin arma ningún hermano
de nuestra clase sufrida
muere Pantaleón Zambrano
de bala de un policía.

La bala como es ligera
nadie le saca el cuerpo,
abrazado a la bandera
Carlos Silva cae muerto.

Disparaban como en guerra
con otro pusieron fin
hoy están bajo la tierra
junto a Juan Antipil.

El año cuarenta y seis
los habitantes se conmueven
entonces fueron dieciséis
que por el grisú mueren.

Fue un domingo en la noche
que perecieron quemados
daba pena ver los coches
donde eran transportados.

Son desgracia de la mina
decía un orador
per aún no se termina
la escena de dolor.

El año cuarenta y siete
desatan la represión
al pueblo se le somete
a campo de concentración.

Aún no volvía ninguno
que yo hubiera conocido
el año cincuenta y uno
se produjo otro estallido.

El grisú nuevamente
de duelo nos enlutó
32 hallan la muerte
cuando el gas explotó.

Yo me despido llorando
por tanta desgracia ocurrida
tenemos que seguir luchando
por mejorar la vida.

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A la nueva directiva

A la nueva directiva
(En el Sindicato del Fundo “Santa Elena de Matus”)
por doña Filomena Campos de V., poetisa popular de Angol

El domingo 3 de junio,
estuvimos en asamblea
en entrega de directiva
y en recibo de la nueva.

Estuvimos muy unidos
y también todos contentos
a esa buena directiva
dimos agradecimiento.

Esa vieja directiva
supo muy bien trabajar,
y esperamos que la nueva
más arriba ha de llegar.

Compañeros ya veímos
lo que es vivir en unión,
que si hacemos un reclamo
que los atienda el patrón.

Sigamos siempre luchando
aunque nos traten de lesos
ya que con la unión de todos
van aumentando los pesos.

Lo que tenemos que hacer
que sigamos en unión,
y que si algo reclamamos
sea justo y con razón.

Hasta aquí no más los dejo
verde cogollo de higuera,
que esto ha podido escribirlo
una firme compañera.

Mis queridos compañeros
ramilletitos de flores
pásenselo al presidente
y que escoja los mejores.

Y esta doy por despedida
cogollito de romero
que viva la directiva
y todos mis compañeros.

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El zorzal de Longosto

El zorzal de Longosto
Por Avelino Contreras Martínez

Allá el Longosto, a la vera del camino
siempre en las tardes cantaba un zorzal
algunas veces sobre un sauce triste
y otras sobre un empolvado zarzal.

En el mismo sitio y con la voz pausada
que parecía musitar una oración
y cuando alguien se detenía a oírlo
se alejaba llevando la mejor impresión.

Es probable que cante igual todavía
y tan buena costumbre no haya dejado
y que habrá siempre quienes lo escuchen
en el rincón apacible de aquel lado.

Empero, si se ha ido como se fue
la gente humilde que allí vivía
ahora el paraje se hallará triste
tanto en la noche como en el día.

Y si hubiera muerto, jamás en la vida
se volverá a oír su canto amoroso
ni más será dado observar su silueta
ni cerca del árbol o el zarzal polvoroso.

Antes el ave, con la dulzura de sus trinos
le sonreía de buen grado al caminante
y por tan bellas cualidades que exhibía
verla posarse allí era interesante.

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Fuera de la ley

Fuera de la ley
Por José Enamorado Cuesta

Acaba de publicarse en San Juan de Puerto Rico, el libro “La Princesa y el Oso Blanco”, del poeta José Enamorado Cuesta, encarcelado en diversas ocasiones por su sostenida lucha por la libertad de su patria, sojuzgada por el imperialismo norteamericano. “Verso carcelarios” subtitula su libro el autor y en una nota advierte: “No hay derechos reservados. Rechazo la ley de propiedad literaria, como todas las leyes impuestas por el gobierno interventor de Estados Unidos en Puerto Rico”. Dado el carácter y la forma populares de estos poemas, nos ha parecido que no podía haber mejor lugar que la Lira Popular de EL SIGLO para publicar éste que hemos seleccionado y titulado “Fuera de la ley”.

Fuera de la ley, el yanqui
vino, Patria para hollar
con férreo talón tu playa
y a tu gente sojuzgar.

Vino sin nadie llamarlo,
nadie lo mandó a buscar:
por el verdor de tus montes,
por el azul del mar.

Vino porque tú eres bella
bella y rica por tu mal,
bella en tu blanca campiña,
rica en el cañaveral.

Fuera de la ley entrose
por tus puertos de rondón,
fuera de la ley quedose
siendo su ley, el cañón.

Fuera de la ley, sus leyes
te impuso, Patria, el sajón
fuera de ella, desde entonces
te llamó su posesión.

No hay leyes para el pirata,
no hay leyes para el ladrón:
fuera de la ley, vive y medra
desaforado, el mandón.

Su ley es ley de la muerte,
sin conciencia ni razón:
la mejor razón del fuerte
es la de su sinrazón.

Cómo pues, borícua ingenuo
sus leyes has de acatar
cuando fuera de las tuyas
vino él tu casa a violar?

Cómo has tú de ser su esclavo
bajo leyes que él te dio,
cuando tus leyes él mismo
sin respeto pisoteó.

No hay ley, boricua, en tu patria,
que te obligue a respetar
la ley que el yanqui te impone,
la ley que él te hace guardar.

No hay ley que obligarte pueda
a plegar tu voluntad,
a quien osado, te impide
gozar de tu libertad.

A quien tus hijos se lleva
a que maten y a matar
a extrañas playas remotas
al otro lado del mar.

España la madre patria
guerras tuvo ciento y mil
pero nunca en sus legiones
hizo a sus hijos servir.

Y el yanqui que tu padrastro
por la fuerza vino a ser,
se atreve osado, la sangre
de tus hijos a verter.

Fuera de la ley, tus cañas
te impide el yanqui moler,
olvidando que las cañas
lanzas se pueden volver.

Que se vaya de esta tierra
el yanqui que en tu batey,
no hace falta el que allí vino
y entró fuera de la ley.

Que se vaya que en su tierra
hay muchas cosas que hacer:
hay que hacer allí hombre libre
al negro y su mujer.

Que se vaya con viento fresco
su propia casa a atender,
que se vaya y que nos deje
nuestra casa defender.

Que se vaya, que se vaya
es el clamor general
lo susurran los guajanas
dentro del cañaveral.

Lo dice el pico Loquillo
en la altura de su monte
donde impera el Yuquiyú
y allí lo canta el sinsonte.

Lo dice el cerro Guilarte
que reina en el cafetal
en la voz y el canto dulce
dulce y libre del zorzal.

Lo dicen hasta las piedras
que cantan en Aguadilla,
y el eco resuena en Lares
y en Yauco, y en Guayanilla.

Lo dice, en fin, nuestro pueblo,
que es quien lo debe decir
Y el eco del el verso mío
que yo forjo en hierro frío
porque pueda resistir.

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El poeta agricultor de Ciruelos

El poeta agricultor de Ciruelos
Por Avelino Contreras M., de Santiago

En el pueblo de Ciruelos
vive el vate en su mansión
con los mejores anhelos
de su noble corazón.

Tiene al frente manantiales
al pie de árboles añosos,
rodeados de zarzales
que atraen por lo frondosos.

En lo suyo hay abundancia
de agua y vegetación;
sus jardines son fragancia
y en frutos buena sazón.

Y en cuanto a la agricultura
ese hombre de pensamiento
ampliar sus siembras procura
para tener más aumento.

Es amante del progreso
y no sólo intelectual,
que lo más hermoso es eso;
lo que sabe a carta cabal.

Nunca le niega al que pide
algo por necesidad,
para lo cual no se mide
y lo hace sin vanidad

Tiene huertas que producen
cereales abundantes,
bueyes mansos que conducen
sus carretas, arrogantes.

Tiene de todo bastante
y pan de hoja, de primera
allá en su terruño amante
donde todo le sonriera.

Sus caballos son muy buenos
de andar rápido y bien firme,
no podían ser los menos
lo cual aprecié al venirme.

Es que comen del buen grano
que les guarda por fanegas
puro y limpio de su mano
con el pasto de sus vegas

Les prodiga sus cuidados
con mucha dedicación
a sus corceles amados
dándoles buena ración.

Es muy digno de alabanzas
por eso y por muchas cosas
de que hace remembranzas
porque las haya graciosas.

Dichoso el que no piensa
separarse de sus lares
y con su sana conciencia
nunca ha sufrido pesares.

En mi viaje de hace poco
le aplaudí su parecer
y si su amor propio toco
a mal no lo ha de tener.

La modestia se lo impide
dar a conocer sus versos,
no siendo así donde vive
no haría grandes esfuerzos.

Todos dirían que es él
el poeta del lugar
y el más preciado vergel
sonriente lo ha de inspirar

Sería más distinguido
por tan bellas cualidades
y de todos muy queridos
no sólo por sus bondades

Vale la pena decir
grandes cosas en su honor,
no sólo por aplaudir
a ese joven trovador.

¡Que cante no más que cante
durante toda su vida;
su lira siempre vibrante
merece ser aplaudida!

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Yo denuncio como poeta

Yo denuncio como poeta
por Humberto Véjar Silva, poeta popular de Tomé

Cada vez que leo EL SIGLO
es mi deber revisar
las noticias de provincias
y la “LIRA POPULAR”.

Yo mucho me he sorprendido
que la LIRA está bajando
y por más que estoy pensando
yo no le encuentro el motivo.

¿Que será falta de espacio,
o falta e cooperación?
¿O serán pocos los poetas
que hay en nuestra nación?

Sin duda que algún motivo
en esto tiene que haber
y por eso es la pregunta
que hoy día les vengo a hacer.

Dejemos eso de lado
para poder conversar
de un problema muy grande
que yo les quiero informar.

Con lo que estamos ganando
–aquí yo quiero empezar–
mucha hambre estamos pasando
y es muy justo reclamar.

Son trescientos pesos diarios
que con abuso reptil
nos paga como salario
un gran industrial textil.

Y los “pobres” industriales
el cuento quieren contar
que no hay utilidades
para poder aumentar.

Hoy cien mil en la provincia
sumamos los afectados
y estando todos unidos
nunca el moño hemos bajado.

Y pongo fin a este canto
que hago sin mala intención
con gusto de haber logrado
una nueva información.

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Inflación

Inflación
por René Nóbili L., poeta popular de Santiago.

La cosa está más grave,
la vida se hace más triste,
pues la plata ya no alcanza
ni para un grano de alpiste.

Estamos todos fregados,
no hay qué hacer para el manyato
y pasamos más hambreados,
más hambreados que los gatos.

Impuestos hay por aquí,
impuestos hay por acá,
todos para los suertudos,
y para los pobres ná.

De piezas, no encuentro ni una
donde poder habitar.
Una parcela en la luna
tendré que ir a buscar.

Así escribo yo hoy día
sintiendo muchísima hambre.
Tengo las tripas vacías
y lo mismito que alambre.

Mi cuerpo es puro pellejo,
los huesos se pueden ver.
En las promesas de viejos,
nunca más he de creer.

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A Gabriela con cariño

A Gabriela con cariño
por Manuel Urbano, poeta popular de Puente Alto.

Ya volvió la golondrina
que anuncia pleno el verano,
y escucharemos cercano
el piar de las avecillas.

La égloga deslumbra y brilla,
el bosque está entusiasmado
en el agro iluminado
resplandece la gavilla.

El pólen enamorado
en ceremonia sencilla
va preñando las semillas
y hay gran euforia en los prados.

La araña teje alfombrado
un nido de la plumilla
que dieran las palomillas
para hacerlo blanco y cálido.

La reina tiene un regalo
en la colmena amarilla,
en reluciente vajilla
hidromiel purificado.

Hay ronda en el mundo alado
de trinos hay dulce orgía
y hay también algarabía
de plumajes muy variados.

El jardín engalanado
en ronda de alegorías,
de color y poesía
se ha vestido deslumbrado.

Y el cóndor que ha navegado
mil bajeles de neblina,
le ofrendó la muselina
de su cuello altivo y raudo.

Mi verso fluye inspirado
el arpa de su armonía
y arrancan sus melodías
a los bronces los badajos.

El eco ya ha resonado
en los llanos y colinas,
en las neveras andinas
y en el inmenso océano

Ha vuelto la golondrina
mi madrina la proclama
y hago vibrar hechizado
el cordaje de mi lira.

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A mi pueblo de Ranguelmo

A mi pueblo de Ranguelmo
por Humberto G. Véjar, poeta popular de Tomé.

Señor Director de “EL SIGLO”:
a usté le voy a rogar,
publicarme este versito,
en la “Lira Popular”.

Es al pueblo de Ranguelmo,
que yo le quiero cantar,
y de sus grandes problemas,
a todo Chile informar.

No tiene agua, ni luz,
como se puede probar,
y cuando uno anda de noche,
al suelo va a rematar.

También hay muchas viviendas,
que son de tablas paradas,
y la nueva población,
se encuentra muy atrasada.

Yo saludo a las mujeres,
porque hoy se organizaron.
También saludo a los hombres,
porque ellos se la ganaron.

Y antes de yo terminar,
les digo a los deportistas,
que le cuenten a su pueblo,
qué les pasó en Bellavista.

Adelante, pues, Ranguelmo,
la lucha no ha terminado
y estoy seguro que “EL SIGLO”,
estará siempre a su lado.

Y ahora, pa terminar,
vaya la mano ‘el cantor,
y espero que pa otra vuelta,
me salga un poco mejor.

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Piropo Lírico

Piropo Lírico
(Fragmento)
Por Manuel Urbano, poeta popular de Puente Alto.

Para la mujer chilena
mi verso vibra inspirado
y le canto entusiasmado
a su donaire y belleza.

Le canto con terneza
a su gracia y su hermosura
y sueño con la dulzura
de su cariño y tibieza.

De su regazo el calor
inspiro en alto mi estrofa
por la mujer más hermosa
capullo puro en primor.

Yo voy matando mis penas
con las dulzuras más tiernas,
curvas, caderas y piernas
y bustos que son emblema.

Estoy cantando una endecha
por la mujer ideal,
cuando debiera cantar
el coro de su grandeza.

Alegoría del beso
que va prendido en su boca,
corazón que lo disloca
la flecha del embeleso.

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