Jubilación y aprecio del campesino

Jubilación y aprecio del campesino
por Pedro González, poeta popular de Rancagua.

CUARTETA

Cuando ya no puede andar
y su fuerza se ha agotado
entonces lo han jubilado
pa que vaya a descansar.

GLOSA

Vive el rico del obrero
migajas le da el patrón
y deben decirle “don”
a su propio pulmonero
es explotado primero
en su duro trabajar
su energía debe dar
pa ganar los cuatro cobres
y jubilan siempre al pobre
cuando ya no puede andar.

En haciendas o en los fundos
pal obrero no hay aprecio
se le mira con desprecio
como a un ser del otro mundo;
en cuartuchos muy inmundos
ái lo tienen albergado
como perro despreciado
y lo miran con desdén
cuando ya viejo lo ven
y su fuerza se ha agotado.

El hijo del proletario
siempre sufre esta amargura
vive en esta vida dura
por el mísero salario;
ni quinientos pesos diarios
que el patrón le haya pagado
no puede vivir holgado
si todo lo van subiendo
cuando ya se está muriendo
entonces lo han jubilado.

De seguro que si un viejo
va a pedir una ración
al que ha sido su patrón
éste lo lanzará lejos;
así se paga a Verdejo
cuando un pan va a mendigar
con su lento caminar
por la vida perra y dura
sólo tiene sepultura
pa que vaya a descansar.

DESPEDIDA

Y por fin estos dolores
pa todos no son iguales
pues de las arcas fiscales
viven grandes señorones;
no saben de sinsabores
pa ellos todo es muy bello
ni un instante piensan ellos
que el hombre de mano dura
sufre el hambre y amargura
y que trabajó pa’ ellos.

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