Carnaval de los pájaros

Carnaval de los pájaros
por E. Polanco, poeta popular de Renca

Una tenca con un traro
pusieron una ramada
y a toda la pajarada
a la fiesta la invitaron;
los primeros que llegaron
fue un pesco con una trara
formando gran algazara
y bien cogidos del brazo
él con chamanto de huaso,
ella en traje´e percala.

En seguida llegó el jote
de tongo y pantalón negro
era viejo y patirrengo
y pelao en el cogote;
apurao y casi al trote
llegó un loro con espuelas
bajo el brazo una vihuela
y un cigarrillo en la oreja
traía una lora vieja
que la llamaban Manuela.

Saltando y con antiparras
llegó luego una lechuza
dio como una escaramuza
y se incorporó a la farra;
“la chicha a mi no me agarra”
exclamó probando el trago,
“salú, compadre, se l´hago”
dijo a un tordo que llegó
y el tordo le contestó:
“Comairita, se la pago”.

Encabezando un desfile
llegó un pidén y una garza
tras de ellos una comparsa
de centenares de miles
cantó para divertirles
una cueca la Manuela
y empezó la francachela
con huifas y zapateo
al compás del tamboreo
y al sabor de la mistela.

La cantora entusiasmada
tras de un pie cantaba el otro
mientras con gran alboroto
un chuncho la zapateaba;
un chercán le tamboreaba;
y un zorzal hacía el aro,
en tanto que con descaro
bailarina y bailador
su juraban gran amor
entre un trago y otro trago.

Una murciélaga flaca
con los labios muy pintados
con sostén seno rosado
tenía gran alharaca,
“por qué a bailar no me saca”
le decía a un pequén
“le juro que bailo bien
la rumba de última moda
y si acaso le acomoda
salgamos al redondel”.

Salieron y qué locuras
en el bailar demostraron,
agarraos empezaron
a hacer gestos y figuras;
ambos con desenvoltura
en un cimbrar de caderas
ella perdió la pollera
las ligas y el sostenseno
y con su danzar ingenuo
levantó gran polvaera.

Una torcaza casera
tomó el chasco muy en serio
sin hacer ningún misterio
dijo al salir puerta afuera:
“tengo muchachas solteras,
miren qué ejemplo´tan viendo
yo no sigo compartiendo
esta fiesta sin decoro
vámonos, compaire loro,
mire que está amaneciendo”.

Era la hora oportuna
pa terminar el jolgorio,
las niñas del auditorio
se fueron de una en una;
se había entrao la luna
y había que darse prisa
la murciélaga en camisa
un cigarrillo fumando
dijo: “yo me iré alumbrando”,
todos soltaron la risa.

DESPEDIDA:

La fiesta se ha terminado
y yo decírselos quiero
los pájaros quisieron
entrar al encuartetado;
siempre libres han volado
sobre praderas y montes,
avizorando horizontes
elevándose hacia el cielo;
su origen está en el suelo
y en las alturas su Norte.

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