Un recuerdo en la distancia

Un recuerdo en la distancia
Por Alejandro, de Santiago

Caminito campesino
caprichoso y polvoriento
en tí jugueteaba el viento
con alegres remolinos;
un arroyo cristalino
serpenteando te cruzaba
y su agüita derramaba
para regar los rosales
los ciruelos y zarzales
que a tu vera se criaban.

Siempre recuerdo, camino,
que fué una noche de enero
que bella como un lucero
la hija de aquel vecino
vino a unirse a mi destino
y perdimos la cordura…
No sé si fué su hermosura
o mi ardiente juventud
o la callada quietud
de esa noche de ventura.

Pero ay, que lo supo el viento
y lo contó a los perales,
a los pinos y sauzales
sacudiéndolos violento;
y al arroyo muy contento
también le oí murmurar,
ninguno supo callar:
sólo tú quieto mirabas
y tal vez filosofabas
que eso tuvo que pasar.

No pueden culparme a mí
si yo tanto la quería,
porque si ella a mí venía
tenía que amarla así;
con calor, con frenesí
y delirante locura,
si ella me dió su ternura
y anhelante me besaba
yo con mi amor ofrendaba
homenaje a su hermosura.

DESPEDIDA

Por fin, camino lejano,
aquello sólo es recuerdo
y acá muy lejos yo pierdo
hasta el fuego del verano;
mi primavera no en vano
con largueza la he gastado
y este recuerdo ha quedado
en el fondo de mi alma
y voy entrando en la calma
de los paisajes helados.

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